Raúl Castro ha implementado un gran número de cambios que han abarcado muchas facetas de la sociedad cubana. En el ámbito político, dichos cambios comparten ciertas características: una liberalización política (y cultural) significativa y muy bienvenida, pero sin democratización alguna; y la flexibilización de reglas administrativas y concesiones a las demandas populares, pero sin el reconocimiento de derechos ciudadanos independientes de la discreción del gobierno.
La nueva reforma migratoria que tomó efecto en enero del 2013, es un ejemplo de una liberalización significativa que ignora el derecho de los ciudadanos de entrar y salir del país cuando lo consideren conveniente. Por un lado, ya no se les confiscan los bienes a los emigrados y no es necesario el permiso especial para salir del país. Bajo las nuevas reglas, basta con presentar un pasaporte vigente y la visa del país de destino para viajar al exterior. Pero por el otro lado, los ciudadanos cubanos no tienen derecho al pasaporte. El artículo 23 del Decreto-Ley No. 302 del 16 de octubre del 2012 que estableció la reforma migratoria, explícitamente menciona que el gobierno puede negar el pasaporte a los ciudadanos que caigan en ciertas categorías, entre las que está la de cubanos contra quienes esté pendiente alguna ?medida de seguridad?, la de cubanos para los cuales ?razones de Defensa y Seguridad Nacional así lo aconsejen?, y la de los solicitantes que carezcan ?de la autorización establecida, en virtud de las normas dirigidas a preservar las fuerzas de trabajo calificada para el desarrollo económico y social y científico-técnico del país, así como para la seguridad y protección de la información oficial.? Al mismo tiempo, el artículo 24.1 prohibe la entrada al país de varios tipos de personas, incluyendo a aquellas que hayan estado involucradas en ?organizar, estimular, realizar o participar en acciones hostiles contra los fundamentos políticos, económicos y sociales del Estado cubano? o ?cuando razones de Defensa y Seguridad Nacional así lo aconsejen?. O sea que el gobierno cubano puede legalmente negar la entrada a la isla a cualquier cubano residente en el exterior que esté opuesto al régimen. Si bien la reforma extendió a 24 meses la permanencia legal en el exterior de los ciudadanos cubanos que viajan por asuntos particulares,[1] los obliga a obtener el permiso del gobierno cubano para legalizar dicha estancia. De otra manera, serán considerados legalmente como ?emigrados?, lo que implica, por ejemplo, la pérdida de sus pensiones. Los cubanos que hayan obtenido permiso del gobierno para residir en el exterior, solamente pueden quedarse en Cuba 180 días cuando visiten la isla (90 días en el caso de aquellos legalmente considerados como ?emigrados?). Por lo tanto, el nuevo reglamento, si bien liberaliza la política migratoria, de nuevo penaliza con pérdida de derechos a los que viajan al exterior, sean estos ?emigrados? o no, e ignora por completo el principio democrático de que el derecho de libre movimiento reside en la ciudadanía y no en el Estado. Por otra parte, hay que reconocer que, hasta el momento, la ley se ha aplicado más liberalmente de lo que muchos, incluyendo este autor, esperábamos como por ejemplo, es el caso de los médicos que ahora tienen muchas más posibilidades de viajar por cuenta propia. El gobierno también ha permitido que disidentes conocidos como Eliecer Dávila, Berta Soler, la líder de las Damas de Blanco, y especialmente Yoani Sánchez, a la cual se le había anteriormente prohibido salir del país en un sinnúmero de ocasiones, pudieran obtener sus respectivos pasaportes y viajar al exterior. Por otra parte, la disidente Gisela Delgado Sablón denunció que se le había negado el permiso de salir del país con derecho a regresar porque su nombre aparecía en una ?lista de personas que pertenecen a grupúsculos contrarrevolucionarios.? [2]
Si bien la liberalización debida a estos y otros cambios que incluyen un mejor trato de los gays, ha sido significativa, no se puede decir lo mismo con respecto a la democratización del sistema político. Continuando con una tradición de más de cincuenta años, el gobierno de Raúl sigue pretendiendo que la manipulación desde arriba puede hacerse pasar por democracia. Así lo demostraron los preparativos y realización del VI Congreso del Partido Comunista Cubano de abril 2011. En anticipación al congreso, Raúl Castro hizo un llamamiento para una ?discusión abierta? de tres meses, de diciembre 1, 2010 a febrero 28, 2011 sobre los Lineamientos iniciales propuestos por el PCC. Estas ?discusiones? pretendieron ser democráticas, pero fueron organizadas de manera tal que negaron y subvertieron la esencia de la democracia. La prensa oficial tuvo el control exclusivo de qué y cómo reportar sobre lo que ocurría en las discusiones en las oficinas, fábricas y centros comunitarios del país. Los participantes en estas discusiones no tenían organización propia, ni podían comunicarse y organizarse para apoyar sus demandas con los participantes en las discusiones en otros lugares. Como resultado, los que participaban en una discusión en un lugar determinado se enfrentaban como un grupo aislado a la organización a nivel nacional de los gobernantes, el PCC. Es significativo que del 15 al 30 de noviembre de 2010, el período inmediatamente anterior a la ?discusión abierta? el Partido organizó seminarios en todos los municipios para preparar a los cuadros que iban a participar en las reuniones con los miembros de base del partido, los trabajadores y comunidades.[3] Eso quiere decir que el Partido tenía cuadros entrenados que iban a estar presentes en cada discusión para ?guiarla? y transmitir las ?orientaciones? que venían de arriba. Está claro que este proceso de discusión no fue un debate democrático, sino un proceso comparable a los buzones de quejas y sugerencias de las empresas capitalistas que los gerentes usan para apaciguar a sus empleados y, a veces, para afinar la administración de la empresa.
Todo proceso auténtico de reforma democrática necesariamente implica la apertura de los medios masivos de comunicación. Por ejemplo, en el proceso de Glasnost de Gorbachov hubo órganos de prensa muy críticos como Ogonyok y Argumenty I Fakty que circulaban ampliamente entre la población y no estaban restringidos a grupos relativamente pequeños. Pero en la Cuba actual, estos medios siguen controlados por el Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista Cubano encabezado por Rolando Alfonso Borges. Es un número muy limitado de cubanos los que tienen acceso ?a través del Internet, que tiene una penetración muy escasa en la isla, y a través de publicaciones católicas de limitada circulación como Espacio Laical? a puntos de vista que difieren significativamente de la línea gubernamental. La inmensa mayoría de la población en la isla depende de la prensa y televisión oficial para informarse de lo que sucede en Cuba y en el resto del mundo. Aparte de la pequeña concesión que permite a los cubanos acceso a Telesur, la estación patrocinada por el gobierno venezolano, no ha habido cambios o reformas significativas que hayan ampliado los puntos de vista transmitidos por los medios masivos de comunicación.
II. Carácter de los cambios y reformas económicas
Al asumir el mando del Estado cubano en el 2006, Raúl Castro se enfrentó con una situación económica crítica[4] que requería medidas drásticas, lo cual ha llevado al gobierno a dedicarse principalmente a tratar de revitalizar la economía. Pero ha cometido errores e impuesto trabas que en la práctica han socavado y hasta negado muchos de sus supuestos propósitos. Algunas de éstas, como no anticipar las medidas necesarias para complementar las nuevas reformas en el empleo, podrían atribuirse a la ineficiencia burocrática y son, por lo menos en principio, remediables. Pero hay trabas que tienen un origen más profundo y estructural y son fruto de contradicciones que provienen principalmente del temor de los jefes políticos y burocráticos a perder su poder, control y privilegios como resultado de una reorganización del orden existente.
Las reformas agrícolas, esenciales para la economía cubana para poder alimentar a una población que depende en gran parte de productos importados, son un ejemplo. Hasta noviembre del 2012, el gobierno había distribuido 1,5 millones de hectáreas (58% del total de tierras baldías del Estado), a 174.271 personas,[5] la gran mayoría de las cuales no tenían experiencia alguna en la agricultura. De acuerdo al Decreto-Ley 300 de 2012, que reemplazó al Decreto-Ley 259 de 2008, se amplió la cantidad de tierras entregadas a los usufructuarios privados a 67,10 hectáreas o 5 caballerías.[6] El gobierno también permitió, después de haberlas prohibido, las ?bienhechurías?, tales como la construcción y mejora de las viviendas campesinas,[7] y se comprometió a compensar al campesino por éstas en caso que no se renovara el contrato de usufructo. Pero el gobierno no estuvo igualmente dispuesto a garantizar el derecho al usufructo más allá de diez años, aunque en principio éste puede renovarse periódicamente al final del contrato por otro período similar. En contraste con la política mucho más liberal adoptada en China y Vietnam, la ley que limita la duración del usufructo de la tierra obviamente desalienta el esfuerzo individual de los campesinos y campesinas y sus familias y la inversión de capital. Además, aunque más de la mitad de las tierras entregadas están cubiertas con marabú, un tipo de maleza común en Cuba, el gobierno no provee créditos para ayudar a erradicarla.[8] El usufructario también está obligado a vincularse a una de las varias ?cooperativas? agrarias oficiales y a vender al Estado la mayor parte de su producción a precios establecidos por Acopio, la agencia estatal a cargo de dicha tarea. Aunque en China y Vietnam, como en Cuba, la propiedad de la tierra quedó en manos del Estado, los usufructuarios chinos y vietnamitas, a diferencia de los cubanos, deciden qué plantar, a quién vender y a fijar el precio.[9]
Dadas estas limitaciones y dadas las dificultades que los campesinos privados enfrentan para conseguir las herramientas e insumos básicos para limpiar, preparar y cultivar la tierra, así como para transportar y distribuir el excedente de sus cosechas,[10] no es sorprendente que los resultados de la reforma agraria hayan sido mediocres. Los vaivenes recientes de la producción agrícola no cañera, que disminuyó 5% en 2010, aumentó 5% en 2011 y 1,7% en 2012, y decreció 7,8% en el primer trimestre de 2013 (en comparación con el primer trimestre de 2012), mientras que la ganadería decreció 4,3% en 2012 y aumentó 16,8% en el primer trimestre de 2013 (de nuevo en comparación con el primer trimestre de 2012), dejan a la producción agrícola cubana muy por debajo de la producción alcanzada en la inmensa mayoría de dichos productos en 1989.[11] Mientras tanto, los precios de los productos agrícolas aumentaron 20 por ciento en el 2011, lo cual puede obedecer, en parte, al crecimiento de la demanda interna más allá de la oferta[12] así como al hecho de que Cuba importa 70% de los alimentos que consume, y está por lo tanto expuesta al aumento de precios en el mercado agrícola internacional.
III. ¿Por qué los cambios y reformas no han podido emular el modelo sino-vietnamita?
Desde ya hace un tiempo, el régimen de Raúl Castro ha mostrado una inclinación al modelo sino-vietnamita, en el sentido de crear un capitalismo de Estado que monopoliza el poder político a través del Partido Comunista, y que controla los sectores estratégicos de la economía como la banca, mientras comparte el control del resto de la economía con un sector capitalista privado tanto doméstico como extranjero. En el plano ideológico y político, Raúl Castro ha expresado su admiración por el modelo chino declarando, a la manera altermundista, que el éxito de China demuestra que ?otro mundo es posible?.[13] Pero la implementación de dicho modelo se ha quedado a medias.
Cómo se explica esta situación? El propio Raúl Castro ha expresado en varias ocasiones su descontento con la lentitud de los cambios impulsados por su gobierno, atribuyendo la falta de progreso a ?la barrera psicológica formada por la inercia, el inmovilismo, la simulación o doble moral, la indiferencia e insensibilidad y que estamos obligados a rebasar con constancia y firmeza.?[14] Si bien estas barreras psicológicas existen, es necesario identificar las raíces socio-estructurales y clasistas que las estimulan y reproducen. En ese sentido es, sobre todo, el sistema burocrático que rige la economía cubana que sistemáticamente reproduce irracionalidades e ineficiencias económicas,[15] y fomenta actitudes que socavan el sentido de responsabilidad de grupos e individuos tanto entre los gerentes como entre los trabajadores. No cabe duda de que, por ejemplo, la alta burocracia es responsable de no haber anticipado la necesidad de medidas complementarias a la legalización del trabajo por cuenta propia en las ciudades, como la creación de un sistema de créditos y precios al por mayor. Aunque esto se trató de remediar más tarde, lo que no parece tener remedio bajo las contradicciones del gobierno de Raúl Castro son las limitaciones programáticas a las reformas, que sistemáticamente limitan su éxito, tanto en el caso de la legalización del cuentapropismo mismo como en el caso de la falta de seguridad e incentivos a los usufructuarios de tierras distribuidas por el Estado. Asimismo, es el control desde arriba del partido único, y la carencia de derechos ciudadanos, lo que estimula y reproduce la ?doble moral?, ya que la gente dice una cosa en privado y otra en público para no meterse en problemas con las autoridades, lo que pudiera seriamente afectar, como mínimo, sus posibilidades educacionales y de trabajo.
El análisis estructural aquí propuesto sugiere que muchos líderes del gobierno temen, con razón, que un cambio más decidido en la dirección del modelo sino-vietnamita los haga perder su influencia sobre sectores de la burocracia y hasta sus propios empleos. Por ejemplo, cualquier cambio mayor en la administración de la agricultura cubana que pudiera poner en peligro a la estructura burocrática de Acopio, la agencia encargada de colectar los productos agrícolas producidos por los campesinos privados.
En este contexto, hay que tener en cuenta la tensa relación con los Estados Unidos, especialmente dado que, a diferencia del gobierno chino, que tenía relaciones favorables con su diáspora capitalista,[16] el gobierno cubano todavía no se ha vinculado con los capitalistas cubano-norteamericanos (aunque algunos de estos últimos, tales como el grupo Cuba Study Group, dirigido por Carlos Saladrigas, han mostrado su interés en invertir en la isla una vez que el gobierno provea ciertas garantías legales para sus inversionistas.)
Es en este contexto de atrincheramiento burocrático donde el modo de funcionar político de Raúl Castro juega un papel crítico, reforzando o rompiendo ese estancamiento. Aunque ha criticado a la burocracia en numerosas ocasiones, siempre lo ha hecho de manera general y abstracta y jamás se ha atrevido a violar el consenso burocrático para señalar individuos o sectores de la alta burocracia específicamente responsables por decisiones erróneas o fallidas y así ?sacudir la mata? (expresión ampliamente usada en Cuba a principios de la revolución, cuando el objeto era eliminar del poder a aquellos que eran percibidos como opuestos a la radicalización del proceso y/o la influencia comunista). Las críticas específicas se han limitado a funcionarios menores y medianos a través de las columnas del periodista José Alejandro Rodríguez en Juventud Rebelde y en la sección de quejas que aparece semanalmente en el Granma. Aunque ese silencio ha sido una tendencia general en los sistemas de tipo comunista, es especialmente notable en el caso cubano. En contraste, el líder comunista soviético Yegor Ligachev retó públicamente a Gorbachev y lo mismo sucedió en China, donde divisiones públicas entre los líderes llegaron al grado extremo de las confrontaciones que ocurrieron durante la Revolución Cultural de los sesentas, y donde más tarde varios líderes comunistas abierta y públicamente resistieron a Deng y su proyecto económico.
Esa ansia de Raúl y del alto liderazgo por mantener el consenso burocrático explica que Fidel Castro, el gran micromanager de la economía cubana, no haya opinado absolutamente nada en sus ?Reflexiones? sobre los cambios económicos promovidos por su hermano. El comportamiento de Fidel demuestra por lo menos un pacto implícito con Raúl, conforme al cual limita sus opiniones a aquellos temas, como política extranjera y el medio ambiente, donde no haya diferencias con su hermano. Hay que tener en cuenta que desde muy temprano, Fidel Castro demostró una gran afinidad por el monolitismo político,[17] que Raúl y otros asociados cercanos compartieron. Esa inclinación castrista por el monolitismo fue probablemente reforzado por las consecuencias negativas de las divisiones que ellos presenciaron entre los líderes de países como Argelia y Granada, con quienes tenían relaciones muy estrechas.
Es posible que la mentalidad de Raúl Castro como un ejecutivo empresarial que afirma la delegación de poderes, refuerce en él un afán de consenso, especialmente con ?su gente?: aquellos ministros y funcionarios que sustituyeron a los que habían sido nombrados por Fidel. Hay que también tener en cuenta que, como la gestión empresarial puede fracasar por muchas razones aparte de la dedicación y eficiencia de los gerentes, el enfoque de Raúl en delegar el poder y juzgar por resultados pudiera tener el efecto quizás no anticipado de proveerle mucho más poder, autonomía y seguridad a los cuadros del aparato burocrático que la que tenían bajo Fidel Castro. Estas características del estilo de ejecutivo empresarial con el que Raúl gobierna puede impedir la solución de muchos de los problemas antes mencionados y por lo tanto dificultar el éxito de cambios estructurales y hacer de Raúl Castro un ?reformador truncado?, en contraste con líderes como Deng y Gorbachev que concretaron muchas de sus decisiones, aunque en el caso de Gorbachev estas hayan fracasado. Raúl Castro no es ni parece ser ni el equivalente cubano de Deng ni de Gorbachev.
El estilo de ejecutivo empresarial de Raúl también corre el riesgo de establecer en la isla lo que el historiador de la URSS Robert V. Daniels llamó la ?burocracia participativa? que caracterizó la URSS de Leonid Brezhnev. Conforme a Daniels, la ?burocracia participativa? significó que expertos y funcionarios al nivel local adquirieron, junto con otros miembros de la burocracia, un nivel significativo de seguridad e influencia, a costa del alto liderazgo, o que por lo menos la vulnerabilidad era mutua.[18] Esta ?burocracia participativa? debe haber jugado un papel importante en convertir la era de Brezhnev (1964-1982) en la ?era del estancamiento?.
IV. ¿Qué tipo de comunista es Raúl Castro?
Resulta paradójico que Raúl Castro se haya convertido en el ?reformador? que ?ablanda? la línea dura de Fidel. En los primeros años de la revolución era al revés: Raúl era el de la línea dura, y Fidel era el pragmático y hasta el conciliador. ¿Cambió Raúl Castro su ideología política? En realidad, ni Raúl cambió ni ha sido más o menos comunista que Fidel. Lo que pasa es que fue y sigue siendo un tipo de comunista diferente del que Fidel Castro eventualmente llegó a ser.
Es muy significativo el hecho de que Raúl, 5 años más joven que Fidel, se unió inicialmente a la Juventud Socialista (JS), el grupo juvenil del PSP (Partido Socialista Popular), los comunistas cubanos que seguían la línea política de Moscú. A diferencia de los grupos de acción político-gangsteril, y más tarde del Partido Ortodoxo ? un partido demócrata populista opuesto al Comunismo ? a los que Fidel se unió, la JS y el PSP eran organizaciones de cuadros disciplinados que cumplían fielmente las tareas asignadas por una organización verticalista, nada democrática y con tendencias marcadamente burocráticas, y nada caudillista. Aunque sectarios y dogmáticamente estalinistas, los comunistas cubanos eran también pragmáticos y oportunistas. El PSP/JS no compartía la tendencia a la violencia tan enraizada en el populismo revolucionario, lo cual no excluyó que estuvieran dispuestos a sacrificarse especialmente dadas las persecuciones de las que habían sido víctimas desde el comienzo de la Guerra Fría a finales de los cuarentas.
Si bien Raúl Castro dejó atrás la disciplina organizacional de la JS/PSP, que era opuesta hasta 1957-58 a la lucha armada contra Batista, aun cuando se unió, en 1953, a su hermano Fidel en el ataque al Moncada, y estuvo con él en la cárcel y durante el exilio posterior en México, preservó sus ideas y orientaciones políticas. Antes de que la expedición del Granma saliera de México con rumbo a Cuba a fines de 1956, Raúl Castro preparó un testamento político no con su hermano Fidel, sino con otro expedicionario, Antonio López Fernández (mejor conocido como Ñico López, que murió más tarde cuando fue apresado y ejecutado por el ejército Batistiano), cuya procedencia política era igual a la de Raúl. Dicho testamento abogaba por ?un gobierno de Liberación Nacional como realmente lo interpreta el Partido de los obreros cubanos [una clara alusión al PSP y no al Movimiento 26 de Julio] y en un mañana no muy lejano, por ideas más avanzadas todavía en lo económico y social, en la forma gradual que requieran los procesos de los pueblos.?[19] Ya en la Sierra, Raúl Castro demostró sus inclinaciones y talentos organizativos, confirmando su ?afinidad electiva? con el tipo de organización y disciplina férrea del JS/PSP cuando en marzo de 1958, salió con un grupo de rebeldes de la Sierra Maestra y estableció un nuevo frente de guerrillas, el II Frente Oriental Frank País. En ese Frente, Raúl estableció una organización más desarrollada y eficiente que la de Fidel Castro en la Sierra Maestra, con la creación de varios departamentos como los de Guerra, Sanidad, Justicia, Educación, Finanzas, Propaganda y Construcciones y Comunicaciones. También creó la Escuela Política José Martí, el Buró Agrario y el Buró Obrero, aunque estos tres últimos estuvieron subordinados a la Comandancia Central en la Sierra Maestra.[20]
Continuando la orientación política que había manifestado en su testamento político escrito en el exilio mexicano, Raúl Castro se unió después de la victoria del 1° de enero de 1959 a Ernesto ?Che? Guevara (cuyo rompimiento con Moscú comenzó a finales de 1960) y otros líderes revolucionarios afines al comunismo de tipo soviético, para encabezar, en 1959, la tendencia a la que mucha gente llamó de ?los melones? (?verde por fuera, roja por dentro?) dentro del Movimiento 26 de Julio. Esta tendencia colaboró con el PSP para combatir no sólo a la derecha conservadora opuesta a la revolución, sino también a los liberales y a los revolucionarios anti-imperialistas independientes ?David Salvador, Marcelo Fernández, y Carlos Franqui entre otros? que desde las filas revolucionarias se opusieron a un curso pro-comunista, mientras que Fidel Castro se mantenía por encima de dichas polémicas en esa época.[21] Es importante recordar que cuando Fidel Castro visitó a los Estados Unidos en abril de 1959 y públicamente se distanció del comunismo, Raúl Castro se alarmó y lo llamó por teléfono para decirle que se estaba diciendo en Cuba que los yankis lo estaban seduciendo.[22] Conforme a documentos soviéticos desclasificados, Raúl Castro, durante un breve tiempo, pensó en crear un cisma en el Movimiento 26 de Julio para convencer a su hermano de que no podría gobernar sin los comunistas.[23]
Como consecuencia de su política, Raúl Castro siguió una línea más dura que la de otros líderes revolucionarios. De hecho, cuando Fidel Castro nombró a Raúl como su sucesor, a finales de enero de 1959, parte de su propósito fue comunicar el mensaje político de que si lo asesinaban, el líder que vendría después sería aún más duro y radical que él. En las décadas que siguieron, numerosos ejemplos confirmaron la disposición de Raúl a jugar el papel del ?duro?, desde 1968, cuando presentó el largo informe acusatorio contra la ?microfacción? de viejos comunistas cubanos encabezados por Aníbal Escalante[24] hasta 1996, cuando encabezó el ataque contra el Centro de Estudios sobre América (CEA), un ?think-tank? del Partido Comunista Cubano que había agrupado a un número significativo de los académicos e intelectuales cubanos más importantes, que estaban realizando una serie de estudios con un espíritu crítico y creador.[25]
Mientras jugaba el rol del ?duro? represivo, Raúl Castro siguió aportando su talento organizativo y pragmático, especialmente como Ministro de Defensa y jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Después del colapso de la URSS, cuando la falta de recursos materiales forzó al gobierno cubano a reducir a las fuerzas armadas de un total de 297.000 personas en 1991 a solamente 55.000 en 2005,[26] el ejército, bajo la dirección de Raúl, se dedicó a desarrollar sus actividades económicas, a través de la corporación económica GAESA y sus gerentes y técnicos, las que se convirtieron en las empresas más importantes en la isla. Anteriormente, en 1987, a pesar de que Cuba pasaba por el ?Período de Rectificación? de corte guevarista, Raúl Castro comenzó a implantar su sistema de ?Perfeccionamiento Empresarial? dentro de las empresas del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias[27] que él presidia. Con esto introdujo elementos de racionalidad económica, copiados del mundo capitalista, con respecto a la organización, disciplina y eficiencia.
V. Conclusión
El comunismo de Fidel Castro se caracterizó por un componente muy fuerte de ?voluntarismo caudillista?. El comunismo de Ernesto ?Che? Guevara fue aún más voluntarista que el de Fidel y también más ideológico, y lejos de ser caudillista, fue casi impersonal. El comunismo de Raúl Castro está muy influido por su formación temprana en el JS/PSP y su profunda ?afinidad electiva? con el funcionamiento de esa organización como un órgano altamente disciplinado, nada democrático y frecuentemente represivo, y al mismo tiempo poco voluntarista y eminentemente pragmático. Pero Raúl Castro también tiene temor a la división, y su deseo de mantener el consenso burocrático, perpetúa el atrincheramiento de la burocracia gubernamental, lo que obstaculiza la reorganización del sistema hacia el modelo sino-vietnamita que tanto le ?gusta? a él.
Afortunadamente, el régimen de Raúl Castro ha extendido significativamente la liberalización cultural y hasta cierto grado, la liberalización política que ya había comenzado en los noventas bajo el impacto del desastre económico provocado por el colapso de la URSS. Queda por delante, ni más ni menos, la democratización económica y política de la sociedad cubana.
¿Qué está ocurriendo en ese sentido? Por un lado, la Iglesia Católica, la única institución independiente de importancia, en su afán hegemónico, está auspiciando a un grupo de personas con ?procedencias ideológicas disímiles? que proponen una larga serie de medidas democratizadoras para la sociedad cubana, que aunque bienvenidas no especifican ni la agencia de cambio, ni el sistema económico que debe reemplazar al sistema imperante en la isla.[28] Por el otro lado, cuando la Iglesia habla a nombre propio, su vocero laico proclama abiertamente que hubiera querido que Raúl Castro reformara al PCC para ?hacer transitar el país hacia un régimen bipartidista de oposición leal? y facilitar, entre otras metas ?la inexorable inserción de Cuba ?desde lógicas autóctonas? en las redes de producción de la economía mundial capitalista.? Pero como, según este vocero, es demasiado tarde para que el liderazgo histórico de la revolución lleve a cabo esta tarea, se dirige a las Fuerzas Armadas (a las que caracteriza como la única otra institución aparte de la Iglesia Católica que va a continuar ?incólume? por ?doscientos años más?) y tácitamente las invita a entrar en un pacto político, indicando que ?las Fuerzas Armadas, como la Iglesia Católica, tienen la responsabilidad patriótica y moral de velar y facilitar el mejor de los futuros posibles para Cuba.? Como de costumbre, ni este ni otros voceros del catolicismo oficial cubano mencionan la movilización popular ni la creación de nuevas instituciones democráticas de base como agente de cambio, y reiteran, una vez más, sus perspectivas desde arriba.[29]
Una buena parte de la naciente izquierda crítica democrática, aunque con mucho menos peso político que la Iglesia, está proponiendo la autogestión obrera y campesina como la vía hacia la democratización de la sociedad cubana. La decisión reciente del gobierno de crear unas 230 cooperativas experimentales en varios sectores como el transporte, la gastronomía, y la construcción, han creado algunas expectativas entre estos partidarios de la autogestión. Es imposible predecir cómo se desarrollarán esas nuevas cooperativas, aunque si nos guiamos por la experiencia de las cooperativas agrícolas oficiales en Cuba, controladas desde arriba por el Estado, no hay por qué esperar mucho de las nuevas por lo menos en cuanto a la autogestión.[30]
Además, aún dentro de la nueva izquierda crítica, las propuestas de autogestión tienden a subestimar, y hasta ignorar, la necesidad de un planeamiento a nivel nacional y que será el PCC quien monopolizará ese planeamiento a menos que se elimine su monopolio. La experiencia yugoslava del siglo pasado demostró que una auténtica autogestión a nivel local sólo puede funcionar cabalmente si hay planeamiento a nivel nacional y si éste es democrático, en vez de originarse en los dictados del binomio partido único/mercado. Después de todo, las decisiones con respecto a cuestiones vitales como la tasa de acumulación y consumo, política salarial, impuestos y prestaciones sociales afectan a toda la sociedad y economía y por lo tanto limitan significativamente lo que se puede decidir en cada centro de trabajo. Finalmente, hay que notar que la autogestión requiere una motivación e involucramiento por parte de sus integrantes. Es precisamente un movimiento democrático, desde abajo, lo que puede generar en la gente la motivación para controlar democráticamente tanto su centro de trabajo como todo el país.
Samuel Farber. nació y se crió en Cuba y ha publicado muchos artículos y libros sobre este país. Su ultimo libro es Cuba Since the Revolution of 1959. A Critical Assessment, Chicago: Haymarket Books, 2011.
Notas
[1] ?Actualiza Cuba su Política Migratoria,? Diario Granma, 16 de octubre de 2012, Año 16, Número 286. http://www.granma.co.cu/2912/10/16/...
[2] Samuel Farber, ?Flexibilización Sí, Movimiento Libre de Ciudadanos No,? Havana Times, octubre 22, 2012, http://www.havanatimes.org, Haroldo Dilla Alfonso, Inmigración. Del Anuncio a la implementación: ¿qué ha cambiado en la reforma migratoria? Cuba Encuentro, 18 de febrero de 2013, http://www.cubaencuentro.com Redacción CE, ?Niegan la salida a Gisela Delgado?, Cubaencuentro, 8 de febrero de 2013, http://www.cubaencuentro.com
[3] ?El Sexto será un congreso de toda la militancia y de todo el pueblo?, Diario Granma 14, no. 314 (9 de noviembre de 2010), 4, www.granma.co.cu/2010/11/09/...
[4] La crisis económica que Raúl ha confrontado desde 2006 tiene varias dimensiones que incluyen un nivel muy bajo de productividad, problemas muy serios creados por la dualidad monetaria, la reducción dramática de la producción azucarera, la ineficiencia y desorden en el transporte y distribución de la producción agrícola, y la creciente desigualdad económica, especialmente entre blancos y negros.
[5] Carmelo Mesa-Lago, Cuba en la era de Raúl Castro. Reformas económico-sociales y sus efectos, Madrid: Editorial Colibrí, 2012 y ?Los Cambios en la Propiedad en las Reformas Económicas Estructurales de Cuba,? Espacio Laical, Suplemento Digital No. 223/febrero 2013, 5. https://blu162.mail.live.com/defaul...
[6] ?Decreto-Ley 300 sobre entrega de tierras entra en vigor,? Juventud Rebelde, 10 de diciembre de 2012. http://www.juventudrebelde.cu/cuba/...
[7] Carmelo Mesa-Lago, ?Los Cambios en la Propiedad en las Reformas Económicas Estructurales de Cuba?, 3.
[8] Ibid, 4.
[9] Ibid., 6.
[10] Ver la discusión de varios de estos problemas de la agricultura cubana en mi libro Cuba Since The Revolution of 1959. A Critical Assessment, Chicago: Haymarket Books, 2011, 59-66.
[11] Carmelo Mesa-Lago, ?Los Cambios en la Propiedad en las Reformas Económicas Estructurales de Cuba,? 5-6, y ONE [Oficina Nacional de Estadística e Información. República de Cuba] ?Sector Agropecuario. Indicadores Seleccionados Enero-Diciembre 2012, 3. http://www.one.cu/mensualprincipalesindicadoresagropecuario.htm ONE, ?Sector Agropecuario. Indicadores Seleccionados Enero-Marzo 2013. 1-Comentarios. http://www.one.cu/mensualprincipale...
[12] Carmelo Mesa-Lago, ?Los Cambios en la Propiedad en las Reformas Económicas Estructurales de Cuba,? 6
[13] ?Raúl en Shanghai,? Granma, jueves 21 de abril de 2005, 8.
[14] Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y Ministros en el Séptimo Período Ordinario de Sesiones de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 1ro de agosto de 2011, ?Año 53 de la Revolución? Diario Granma, Martes 2 de agosto de 2011, Año 15/Número 214. http://www.granma.co.cu/2011/08/02/...
[15] Para una discusión más detallada de estos procesos, ver el capítulo 2 de mi libro Cuba Since the Revolution of 1959. A Critical Assessment, especialmente las páginas 52-62.
[16] Conforme al especialista Ezra Vogel, apróximadamente dos terceras partes de la inversión directa extranjera en China entre los años 1979 y 1995, provino de Hong Kong, o por lo menos a través de la ?Puerta Sureña? entre Hong Kong y la China continental. No cabe duda de que los chinos de ultramar jugaron un papel muy importante en estas inversiones. Ezra Vogel, Deng Xiaoping and the transformation of China, Cambridge, Ma. and London, Inglaterra: The Belknap Press of Harvard University Press, 2011, 403.
[17] Para una discusión mas detallada de esta característica de Fidel Castro, ver mi libro The Origins of the Cuban Revolution Reconsidered, Chapel Hill, N.C.: The University of North Carolina Press, 2006, 66-67.
[18] Robert V. Daniels, The Rise and Fall of Communism in Russia, New Haven y Londres: Yale University Press, 2007, 301.
[19] Heberto Acosta, ?Hacia Tuxpan?, Granma, Jueves, 23 de noviembre de 2006, 5. Con respecto a la militancia de Ñico López en las filas del PSP, ver Angelina Rojas Blaquier, ?La Unidad Como Factor de Triunfo. El PSP entre 1952 y 1961. Una Visión desde la Historia,? Calibán, octubre-noviembre-diciembre, 2008, 3. http://www.revistacaliban.cu/articu...
[20] Eduardo Pinto Sánchez, ?II Frente Oriental: 55 años de victorias,? Juventud Rebelde, 9 de marzo de 2013, 2. http://www.juventudrebelde.cu/cuba/...
[21] Samuel Farber, ?The Cuban Communists in the Early Stages of the Cuban Revolution: Revolutionaries or Reformists,? Latin American Research Review, Vol. XVIII, No. 1, 1983, especialmente pp. 71-73.
[22] Rufo López Fresquet, My 14 Months with Castro, Nueva York: World, 1966, 111-112 y Edward González, ?The Cuban Revolution and the Soviet Union, 1959-1960? Ph.d. dissertation, University of California en Los Angeles, 1966, 376-79.
[23] Aleksandr Fursenko y Timothy Naftali, ?One Hell of a Gamble?: Khrushchev, Castro and Kennedy, 1958-1964, Nueva York: Norton, 1997, 18, 359.
[24] Informe Raúl Castro, ?Porqué están Presos Aníbal Escalante y Otros Ex-Dirigentes del P.C. Cubano?, La Habana (?): Edición Documentos Latinoamericanos, 1968.
[25] Por ejemplo, el tipo de ?socialismo de mercado? propuesto por Julio Carranza, Luis Gutiérrez, y Pedro Monreal en La Restructuración de la Economía, La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1995.
[26] Hal Klepak, Cuba?s Military 1990-2005, Nueva York: Palgrave Macmillan, 2005, 254.
[27] El escritor exiliado Carlos Alberto Montaner, un defensor entusiasta del neoliberalismo económico, sostiene que Raúl Castro fue inspirado por los cambios económicos propuestos por Gorbachov, al grado que hizo traducir su libro Perestroika, y lo repartió entre muchos de sus oficiales. Carlos Alberto Montaner, ?Raúl Castro y el dilema de Gorbachov?, Exteriores, 24 de mayo de 2010. http://exteriores.libertaddigital.c...
[28] Ver Laboratorio Casa Cuba, ?Cuba soñada ? Cuba posible ? Cuba futura: propuestas para nuestro porvenir inmediato?, Espacio Laical, Suplemento Digital No. 224/marzo 2013. https://blu162.mail.live.com/defaul...
[29] Lenier González Mederos, ?Las Fuerzas Armadas y el Futuro de Cuba,? Espacio Laical, Suplemento Digital No. 224/Marzo 2013. https://blu162.mail.live.com/defaul...
[30] O. Fonticoba Gener, ?Cooperativas No Agropecuarias. Camino a la actualización del modelo económico?, Granma, 11 de diciembre de 2012, 8. Varios autores, ?Se buscan socios?, Juventud Rebelde, 15 de diciembre del 2012. http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2012-12-15 Oscar Espinosa Chepe, ¿Nuevas cooperativas, otras camisas de fuerza? Cubaencuentro, 10 de abril de 2012. http://cubaencuentro.com
Imaxinemos que os veciños dunha parroquia monfortina do rural que, por unhas razóns ou outras, tiveron que emigrar a Barcelona, Alemaña ou Venezuela, deciden converter nunha nova parroquia os terreos e casas que -co seu esforzo fora de Lemos- foron mercando pouco a pouco. E que a esa nova parroquia lle poñen o nome que tiña antes da chegada dos romanos. Constrúen unha estrada, instalan a traída de augas, colocan farolas e beirarrúas, plantan frutais e mesmo levantan un templo sobre as ruinas doutro máis antigo. Invirten sabiamente os cartos que fixeron no estranxeiro e tentan levar unha vida pacífica. Ademais, tanto o concello como o bispado, logo de senllas votacións, aproban a creación desa nova parroquia e faise unha concentración parcelaria para que residentes e emigrantes queden satisfeitos.
Pero os veciños que quedan na parroquia orixinal non están dacordo. Din que toda a terra é súa, que só o culto da súa igrexa é o válido e que non aceptan a eses emigrados preto deles (e eso que moitos son parentes). Como non teñen razón, ninguén lles fai caso. E deciden pasar a acción: primeiro danlle unha malleira a un cativo, logo préndenlle lume ás árbores e, finalmente, poñen petardos ?trueno? nas portas das casas. E xa envalentonados, chaman a veciños das parroquias lindeiras para que se sumen á ?ofensiva?.
Logo de anos fóra e de sufrir humillacións por seren estranxeiros, os emigrados deciden que ninguén os moverá da súa terra e, como teñen recursos suficientes, contestan unha por unha as agresións. Tamén colocan arame de espiño para defender o seu e disuadir os agresores. Só queren estar tranquilos.
Os da parroquia ?orixinal? comezan entón unha campaña de vitimismo baseada en falsedades: que se nos rouban a auga, que se nos moveron os marcos, que se nos mataron tres ovellas cando nós só matamos unha. Todo excusas para camuflar o seu odio. E o peor é que consiguen ter éxito e gañan numerosos adeptos.
O caso é que a situación se prolonga no tempo e, mentres os emigrados van prosperando, os ?orixinais? cada vez son máis pobres por estar ocupados nun enfrontamento que consume todos os seus recursos e no que non poden (nin deben) gañar e no que se deixan arrastrar polos membros menos capacitados do grupo.
Nótase que o meu non é ser guionista xa que estas cousas non poden pasar no mundo actual. Ou si que pasan?
Desde que a masiva manifestación independentista do pasado 11 de setembro -Día Nacional de Catalunya- enchese o centro de Barcelona coa maior enxurrada humana que vira nunca esta cidade, abriuse a veda nos medios españois -oficiais e alternativos- para tratar de explicar esta ?deriva separatista? dos cataláns e, na maioría dos casos, tentar convencernos de que nos deixásemos de quimeras.
Houbo argumentos defendendo a unidade de España e o ?inapropiado? desta reivindicación para todos os gustos e tendencias, pero para este artigo deixarei de lado os das dereitas -centrados na ?indisolúbel unidade da patria? e ameazando co bloqueo económico e mesmo os tanques para mantela, nunha clara mostra da calidade da democracia española- e centrareime nos de esquerdas, máis interesantes para o lector deste xornal. Estes segundos, con máis tino, criticaron a viraxe economicista da reivindicación catalá -moi ligada aos malos tratos fiscais que recibe Catalunya por parte do estado central-, alertaron dos perigos de se subordinar politicamente á dereita catalanista e insistiron na dificultade do obxectivo.
É certo que unha parte do boom soberanista ten que ver co déficit fiscal que padece Catalunya e que a crise se encargou de alimentar, aínda que este non sexa o único motivo e os recentes ataques ao sistema escolar tamén pesaron moito na percepción popular que era imposíbel permanecer en España como entidade diferenciada.
Pero aínda así, segue sendo dubidoso que o argumento económico por si só permita deducir que o independentismo catalán é un movemento insolidario e de dereitas. A maioría de movementos sociais -os sindicais sen ir máis lonxe, pero tamén a loita dos gregos pola súa soberanía fronte os mercados- teñen unha orixe económica, e pensar que as inequidades territoriais no Estado español teñen unha función redistributiva é dunha candidez que linda coa mala fe. (Como se explicaría senón que o País Valenciano, cunha renda per cápita por baixo da media, sexa contribuidor neto á caixa común).
Sobre os perigos de que o novo estado naza subordinado ao proxecto neoliberal de CIU e se converta nun laboratorio neocon sen ningún tipo de dereito social ou laboral, é innegábel que estes existen, aínda que os seus defensores parecen esquecer a realidade actual no Estado español, a permanencia no cal non parece precisamente ningunha garantía para dereito ou conquista ningunha.
A loita polo modelo do futuro estado catalán xa empezou -e a súa próxima batalla será o 25 de novembro, na que se definirá a correlación de forzas dentro do campo independentista-. Pero se non dese a batalla, a esquerda perdería de antemán a guerra, tal e como defendía, por pór un só exemplo, alguén tan afastado da tradición nacionalista como é o antropólogo e membro do Comité Central do Partit dels Comunistes Catalans (PCC, integrado en Esquerra Unida), Manuel Delgado.
Pero ademais, esta tese susténtase no feito falso de que a manifestación do 11 de setembro e a plataforma que a convocou (a Assemblea Nacional Catalá, ANC) non son máis que unha manobra de CIU para tapar o malestar das súas políticas sociais. En realidade a cadea de acontecementos é ao revés, aínda que por descoñecemento ou interese se tente formular o asunto de final a principio. A ANC é un movemento popular de amplo alcance e moi variado ideoloxicamente que pretende chegar á independencia e na que os militantes ou cargos de CIU son totalmente minoritarios. En realidade hai máis presenza do centroesquerda de ERC ou a esquerda radical da Candidatura de Unitat Popular (CUP), pero a maioría dos seus activistas proveñen do rico tecido social e cultural catalán e non ten carné de partido. Aínda que enfocado na reivindicación nacional, a ANC é moi quincemaiísta e centra o seu argumentario na radicalidade democrática e a vixilancia social dos políticos. Como moi ben sinalaba o economista Antonio Baños, a Diada foi ?sen dúbida o maior éxito indignado? aínda que ?o propio 15-M se fixese o tolo sobre o asunto?. Este é un movemento constituínte que foxe do enfrontamento nacionalista entre cataláns e españois, ao que antepón a súa vontade de crear unha nova constitución do século XXI. Non é CIU -e moito menos a súa dirección estreitamente vinculada á elite económica catalá nada amiga das aventuras secesionistas- quen o pilota, senón máis ben, e como bos políticos que son, que estes se limitan a tentar surfear unha inmensa onda popular que ameazaba con afogalos. E aínda hai xente na esquerda, aínda que moi pouca, que se postula voluntarimante a afogada en lugar de querer ser onda.
Que o debate nacional conseguiu tapar o malestar social? É posíbel, pero isto só temporal e parcialmente. E se a independencia -no caso que Mais chegue ata o final, que está por ver- non significa un tipo diferente de políticas este volverá estalar con máis forza e, entón, CIU xa non será ?o defensor dos intereses cataláns en Madrid, senón simplemente o defensor dos dereitos oligárquicos?, citando de novo a Baños. Un escenario non tan improbábel se se recorda que tamén Churchill perdeu unhas eleccións tras gañar unha guerra.
Que esta vontade constituínte se puido dar nunha fórmula republicano-federalista española? É posíbel, pero non foi así. E non porque este sexa un proceso dirixido por unha dereita nacionalista fronte unha esquerda federalista. De feito, até hai moi poucos anos, o proxecto independentista era só defendido por unha banda da esquerda revolucionaria e, máis tarde, pola socialdemocracia de ERC. CIU -a pesar da propaganda de certos medios- nunca foi soberanista, a pesar que boa parte da súa base popular -non a súa dirección- tivese simpatías cara a esta idea.
A opción federalista foi imposíbel sinxelamente porque ninguén en España creu sinceramente nela nas últimas tres décadas. Xa non falarei do PSOE, aliñado case sen falla co PP cando se trataba do ?problema catalán? -ou vasco-, senón que para unha boa parte de Esquerda Unida o federalismo non pasaba de ser un instrumento retórico que poucas veces formou parte das súas prioridades políticas, a pesar que nesta coalición e o seu espazo sociopolítico estean os mellores amigos españois das reivindicacións catalás. Mesmo a explosión do 15M non tivo en conta para nada esta cuestión e os seus múltiples proxectos de rexeneración política cheiraban máis a certa recentralización, por exemplo a circunscrición ?nacional? única.
Ninguén pode negar ao catalanismo -e cabería incluír ao seu xeito o de dereitas tamén- os seus esforzos en favor dunha España máis democrática e plural, desde o fundador da Primeira República -o catalán Pi i Margall- até a colaboración nos pactos da Transición, pasando pola renuncia á independencia de Macià e Companys en favor do proxecto da Segunda República. Agora non hai, porén, no horizonte ningún proxecto estimulante similar. A capacidade de resistencia estase esgotando e urxe pasar á ofensiva.
E, se cadra, para España, unha vez desposuída a extrema dereita que hexemoniza os seus aparellos estatais e económicos da súa coartada inmobilista, lle sexa máis doado tamén evolucionar cara a algo mellor.
Intelectualmente brillante, o primeiro presidente negro de Estados Unidos non conseguiu transformar o seu país. O diñeiro segue dominando a vida política, as institucións seguen paralizadas polos bizantinismos do Congreso, a economía segue trenqueleando, e a hexemonía planetaria de Washington está máis cuestionada que nunca.
Tres eleccións decisivas dan en celebrarse nas próximas semanas o resultado das cales debuxará o novo rostro do mundo. A primeira é a do 7 de outubro en Venezuela. Se -como o prevén as sondaxes- gana Hugo Chávez, será unha gran vitoria para todo o campo progresista en América Latina, e a garantía de que os cambios continuarán.
A segunda, a mediados deste mes, ten lugar no marco do XVIII Congreso do Partido Comunista de China, onde con case toda seguridade, Xi Jinping será elixido novo secretario xeral do Partido, en substitución de Hu Jintao, primeiro paso cara á súa probábel elección, dentro duns meses, como próximo presidente de China e, en consecuencia, líder da segunda economía mundial, da principal potencia emerxente e rival estratéxico de Washington.
A terceira, o 6 de novembro, decidirá o mantemento do demócrata Barack Obama na presidencia de Estados Unidos ou a súa substitución polo republicano Mitt Romney. Aínda que está demostrado que un cambio de mandatario non afecta demasiado ao poder financeiro (que é quen decide en última instancia), nin modifica as opcións estratéxicas fundamentais da potencia estadouniense, non hai dúbida de que estas eleccións, no contexto internacional actual, resultan determinantes.
A priori, Barack Obama saía con poucas esperanzas de renovar o seu mandato. Mais o asasinato de diplomáticos estadounidenses en Libia e os ataques contra a embaixada estadounidense en Exipto o pasado 11 de setembro -xusto once anos despois dos atentados contra o World Trade Center en 2001- fixeron entrar de súpeto os temas da política exterior na campaña electoral. Podería isto favorecer a reelección de Obama?
Ningún candidato gañou endexamais baseándose nun proxecto (ou un balance) de política exterior. Porén, pódese afirmar que eses tráxicos sucesos recentes non desfavoreceron a Obama na medida en que, por contraste, o seu rival republicano Mitt Romney deu, nesa ocasión, unha imaxe de político superficial e irresponsábel. Moi afastada, en todo caso, da imaxe que a opinión pública ten dun verdadeiro home de Estado.
Se engadimos a iso o efecto devastador que provocou, días despois, a difusión dun vídeo ?clandestino? no cal Romney declara con desprezo que a metade do país -os electores de Obama- se compón de ?vítimas?, de ?perdedores? e de ?asistidos?, podemos afirmar que o presidente saínte recobra, a poucas semanas do escrutinio, posibilidades de gañar.
Non era evidente. Porque, tendo prometido moito durante a súa campaña de 2008, Barack Obama decepcionou na mesma proporción. El mesmo admitiu vender demasiados soños. E a súa popularidade caeu desde moi alto. Tanto que é ben preguntarse como un home que deu en atraer a dous millóns de persoas o día da súa toma de posesión en Wáshington en xaneiro de 2009, e que ten máis de trece millóns de seguidores en Twitter, puido perder tan brutalmente a súa maxia?
Intelectualmente brillante, o primeiro presidente negro de Estados Unidos non conseguiu transformar o seu país. O diñeiro segue dominando a vida política, as institucións seguen paralizadas polos bizantinismos do Congreso, a economía segue trenqueleando, e a hexemonía planetaria de Washington está máis cuestionada que nunca.
Tamén é certo que, ao chegar á Casa Branca, o novo presidente viuse enfrontado a unha crise financeira, industrial e social dunha gravidade só comparábel coa Gran Depresión. O país perdera oito millóns de empregos... Así e todo, Obama deu a impresión de non se decatar de que o barco se afundía. Seguiu co seu papel de Gran Engaiolador da campaña electoral. Non viu vir o naufraxio. E errou durante a primeira parte do seu mandato.
Tiña que se ter apoiado na súa gran popularidade para atacar -inmediatamente- os excesos irracionais das finanzas e da banca, restablecendo a prioridade da política sobre a economía. Non o fixo. E a súa presidencia arrincou sobre unha base errada.
Obama debeu tamén utilizar o apoio da nación para bater de inmediato no Partido Republicano e ampliar a fronte das reformas. Debeu dirixirse directamente ao pobo para presionar ao Congreso. E obrigalo a votar as leis sociais e fiscais que permitisen reconstruír o Estado de benestar e restablecer a felicidade social. Tampouco o fixo. Escolleu a prudencia. E foi outro erro.
Non hai dúbida de que as súas reformas da sanidade e das regras de Wall Street foron importantes. Pero obtívoas moi rebaixadas. A lei sobre a reforma da sanidade elaborouse de xeito moi conservador, e a consecuencia é que millóns de estadounidenses tiveron que recorrer ao sector privado dos seguros de saúde. A reforma das regulacións do mercado financeiro tampouco non tivo un alcance suficiente para poñer fin aos peores costumes do sector especulativo e bancario. En fin, a Casa Branca non promoveu suficientemente o Employee Free Choice Act que garantise aos traballadores a posibilidade de crearen máis sindicatos.
Pero, ademais, Obama prometera cambiar o modo de funcionamento da vida política estadounidense, en particular no Congreso. Igual que fixo Franklin D. Roosevelt nos anos 1930, Obama debeu mobilizar o pobo e utilizalo como unha arma no seu combate lexislativo. Tampouco non o fixo. E acabou por parecerse ás momias políticas de Washington que tanto criticara. E que os cidadáns detestan. Consecuencia: foron os republicanos os que se dirixiron directamente ao pobo...
En principio, os demócratas dispuñan de todo o necesario para gobernar. Controlaban os poderes executivo e lexislativo: a presidencia, a maioría na Cámara dos Representantes e a maioría no Senado. Normalmente, o control desas dúas alavancas esenciais abonda para dirixir un país. Pero xa non nas nosas sociedades post-democráticas.
En realidade, malia a súa lexitimidade democrática, Obama e o Partido Demócrata, só dispuñan dunha baza. Cando hoxe se necesitan polo menos tres para gobernar. Faltábanlle pois dous máis: os grandes medios de comunicación de masas (os republicanos teñen a cadea Fox) e un poderoso movemento popular xurdido da rúa (os republicanos teñen o Tea Party). Obama e os demócratas non tiñan nin os uns, nin o outro. E constataron a súa impotencia...
De tal xeito que -algo insólito- se viron ultrapasados pola dereita en pleno período de crise económica e social... A dereita estadounidense tivo o monopolio das manifestacións na rúa, das loitas contra o Goberno e mesmo da batalla das ideas... Consecuencia: nas eleccións de medio mandato, en novembro de 2010, os demócratas perderon a maioría na Cámara de representantes.
Houbo que esperar aos albores da campaña electoral para que Obama entendese por fin que debía saír da lameira politiqueira de Washington e apoiarse nunha estratexia orientada cara aos movementos populares. En Denver, en outubro de 2011 -por primeira vez desde que chegou á Casa Branca-, Obama mobilizou directamente a súa base popular lanzándolle unha chamada de socorro: ?Necesítovos. Necesito que protestedes. Necesito que vos mobilicedes. Necesito que sexades activos. Necesito que vos dirixades ao Congreso para lle berrar: ?Facede a vosa tarefa!?.
Esta nova estratexia resultou eficaz. Os parlamentarios republicanos tiveron de súpeto que se poñer á defensiva. Un novo Obama máis atacante e en plena progresión nas sondaxes empezou a emerxer. E mesmo tivo novas audacias: declarouse en favor do matrimonio entre persoas do mesmo sexo, e en favor doutra política cara aos inmigrantes que puxese fin ás expulsións indiscriminadas dos sen papeis. A súa popularidade aumentaba.
Entre mentres, os republicanos elixían para representalos na carreira á Casa Branca ao multimillonario Mitt Romney. Este concentrou inmediatamente as súas críticas contra Obama denunciando o ?balance catastrófico do mandato? do presidente: 23 millóns de parados ou precarios; un déficit orzamentario nunca visto en Estados Unidos; e unha débeda nacional en aumento do 50% en catro anos e equivalente ao PIB estadounidense.
Romney confiaba nunhas enquisas segundo as cales o 54% dos electores declaraban que Obama non merecía un segundo mandato; e un 52% estimaban que vivían ?peor hoxe que ?ai catro anos?.
O candidato republicano non paraba de repetir iso ao longo da súa campaña, esquecéndose de sinalar que as sondaxes tamén dicían que o propio Romney non conseguía convencer os electores da súa sinceridade e do seu interese pola xente. As enquisas tamén revelaban que unha maioría de estadounidenses estaba de acordo con Obama sobre case todos os grandes problemas: desde a reforma da sanidade até a política fiscal. En calquera caso, pensaban que Barack Obama os defendería mellor que Mitt Romney.
Este tivo entón a idea de designar o moi conservador Paul Ryan -presidente da Comisión do orzamento da Cámara de Representantes como candidato á vicepresidencia. Cousa que estimulou a Obama porque, a partir dese momento, decidiu inverter os papeis habituais dunha campaña presidencial. Chantouse como opositor ofensivo no canto de defender o seu balance. Xa non foi el quen se xustificou polas súas dificultades para relanzar a economía, senón que obrigou os republicanos a explicaren o seu impopular plan de recortes do orzamento nacional, a súa promesa de ?redución dos impostos dos millonarios? e de supresión das axudas ás familas modestas. Dese xeito, Obama transformábase en campión das clases medias, segmento principal da poboación estadounidense e por conseguinte do electorado.
Feito significativo, no seu discurso do 6 de setembro pasado ante a Convención demócrata, o presidente non defendeu o seu balance, agás en política exterior. Recordou a morte de Osama Ben Laden, a retirada militar de Iraq e a súa decisión de retirar as tropas tamén de Afganistán.
Habería moito que dicir sobre o balance da súa política exterior que é globalmente moi decepcionante. Tanto en América Latina (Cuba, Venezuela, golpes de estado en Honduras e Paraguai, etc.) como en Oriente Próximo (primaveras árabes, Libia, Siria, Irán, Palestina...). Mais, xa o dixemos, o resultado da elección non o determinará a política exterior.
Todo se ha xogar en cuestións económicas e sociais. E estas, nos últimos meses, melloraron netamente. O crecemento, por exemplo, volve ser positivo (0,4% de media por trimestre). A situación do emprego mellorou moito (un millón de empregos creados nos últimos seis meses). Salvada da creba grazas ao Estado, a General Motors recuperou o primeiro posto (no canto de Toyota) na lista dos principais fabricantes de automóbiles do mundo. A construción de vivendas tamén vai mellor. A Bolsa progresou máis dun 50% desde 2009. E o consumo dos fogares volve estar en alza.
Será esta recente melloría suficiente para garantir a reelección de Barack Obama?
Le Monde Diplomatique, núm. 204, de outubro de 2012
Por un plan de urgencia europeo
Lunes, 6 de agosto de 2012
En Europa, para vivir dignamente y financiar la protección social, lo que hay que hacer es incrementar los salarios, eliminar la deuda ilegítima, expropiar los bancos y los fondos de previsión que hasta el presente no han hecho más que especular en los mercados. Justo lo contrario de lo que imponen las políticas de austeridad en curso, Para ello es necesario modificar profundamente la relación de fuerzas, organizar las luchas a escala europea e instaurar un gobierno de los pueblos de Europa.
En cambio los grandes ejes del plan de Alemania para hacer frente a la crisis son: el "pacto presupuestario" combinado con una unión bancaria en el marco de una unión política federal cuyo único contenido sería financiero, la deuda, los "eurobonos" y el Fondo Europeos para la Estabilidad Financiera (FEEF), al que a mediados de julio sucedió el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE); todo ello supervisado por el BCE. Esta política persigue el objetivo de construir una relación de fuerzas que permita supeditar los países de la UE a las únicas potencias capaces de evitar el hundimiento de la Unión Europea, Alemania y su aliada Francia, para tratar de superar lo que constituye la contradicción central de la crisis de la zona euro: una moneda sin Estado o, mejor dicho, una moneda fracturada en diversos Estados con intereses divergentes. La única salida capitalista para evitar la implosión de Europa es que las potencias dominantes seas capaces de imponer esa unidad a través de la coacción económica y financiera. Opción basada en de la dictadura de los mercados? que pisotea los derechos democráticos y sociales, incrementa la deuda y conduce a la recesión. Esta vía exige una respuesta global que vincule la defensa de los derechos sociales a la conquista de la democracia a nivel europeo.
El campo de los trabajadores y de los pueblos
Las causas profundas de la crisis del euro no tienen que ver con técnicas presupuestarias o financieras. Son sociales y políticas y están determinadas por la relación de fuerzas entre las clases. Las burguesías europeas se aliaron para hace frente a la competencia mundial tratando de superar las divisiones entre las naciones de la vieja Europa. Para ello crearon un mercado común y, luego, una moneda única sin que, por ello, fueran capaces de superar esas divisiones. La política de las burguesías europeas está minada por una doble contradicción: la lucha contra la clase obrera y la competencia entre ellas mismas para apropiarse de las riquezas producidas. La crisis actual es fruto del desarrollo de esta doble contradicción y sus síntomas son la deuda, la austeridad y la crisis de las instituciones europeas. Las burguesías europeas son incapaces de superar estas contradicciones; sólo la clase obrera, que no tiene ningún privilegio nacional a defender, puede ofrecer una salida a la crisis. Sólo ella es capaz de resolver de forma democrática la cuestión social y nacional. La salida a la crisis de Europa pasa por la movilización política de los trabajadores y trabajadoras en defensa de sus derechos; una defensa indisociable de la lucha por una Europa que no sea la de la competencia y la del beneficio privado sino la de la solidaridad y la cooperación.
Poner fin a los planes de austeridad, anular la deuda, defender los derechos sociales.
La crisis europea responde a los mecanismos de la crisis global del capitalismo mundial: sobreacumulación de capitales junto al estancamiento y retroceso del consumo de masas, y caída de los beneficios compensada por la especulación y la intensificación de la explotación. Cuando estalló la crisis de la deuda, los Estados se presentaron como garantes de la rentabilidad de un sistema financiero atacado por los especuladores que trataban de compensar sus dificultades para obtener beneficios. La salida a la misma ha de combinar la lucha contra las consecuencias del incremento de la explotación con el combate contra la sobreacumulación de capital y la especulación financiera.
Para poder hacer frente a la crisis, hay que comenzar modificando la relación de fuerzas e imponer otro reparto de la riqueza. Los ejes sobre los que opera y se construye esta relación de fuerzas son los siguientes: incrementar los salarios para vivir dignamente y la financiación de la protección social y de las pensiones, establecer un salario mínimo europeo, erradicar del paro y la precariedad prohibiendo los despidos, crear empleos a través del reparto del trabajo mediante la disminución de la jornada laboral sin reducción salarial, luchar contra las privatizaciones e impulsar los servicios públicos.
Estas medidas exigen rechazar el pago de la deuda ilegítima y la exigencia de una auditoría popular con vistas a su anulación. No se trata de exigir simples alivios de la deuda como decidieron los prestamistas para Grecia, con medidas más que nada orientadas a mantener vivo al deudor para poder seguir sangrándolo. Al contrario, se trata de abordar el problema de raíz para terminar con la sumisión de los Estados a los intereses de la aristocracia financiera.
Un servicio público bancario
Esta política implica una refundación global del actual sistema de crédito, orientado a garantizar el beneficio privado y al servicio de los especuladores, para hacer de él un servicio público al servicio de la sociedad. Los Estados deben tener capacidad para controlar y dirigir la actividad económica y, por consiguiente, han de disponer de instrumentos para realizar inversiones y financiar los gastos públicos. Para ello es necesario expropiar, sin indemnización los bancos y socializarlos bajo control popular. Los fondos de previsión también se encuentran en el centro de la crisis actual. Estas compañías, orientadas a la búsqueda del beneficio inmediatos, han especulado peligrosamente con los primas pagadas por los particulares que invertían sus ahorros en seguros de vida o complementos de pensiones. La expropiación de estos fondos de previsión es la única posibilidad de evitar su quiebra y proteger a los pequeños ahorradores y a la gente asegurada.
La regla de oro de una fiscalidad anticapitalista
La unión presupuestaria que reivindica Angela Merkel se construye a través de la regla de oro de la austeridad como única forma de reducir los déficit. Lo que hay que hacer es justamente lo contrario: establecer una fiscalidad anticapitalista que otorgue a los Estados los medios para financiar sus políticas. Se trata de poner fin a la reducción de impuestos sobre las rentas más elevadas y las grandes empresas, y acabar con las exenciones fiscales que sólo han servido para alimentar la especulación y la acumulación de riqueza en manos de los más ricos. El objetivo de aumentar la recaudación pública debe ir de la mano de una reducción rápida del precio de los bienes comunes y de los servicios de primera necesidad (alimentos básicos, agua, electricidad, calefacción, transporte público, material escolar?); en particular, a través de una fuerte reducción del IVA sobre los bienes y servicios básicos. No existe una varita mágica para armonizar las políticas presupuestarias y fiscales de la UE porque las economías europeas presentan fuertes disparidades, pero es preciso coordinar estas políticas para tratar de avanzar hacia una "armonización por arriba" de las mismas.
Exigencias que sólo se pueden aplicar a nivel europeo
A menudo, e incluso en la izquierda, se presenta la salida del euro como una condición para salir de la crisis. Se trata de un error, porque si bien es cierto que, en un primer momento, las luchas se dan en el marco nacional, la lucha del movimiento obrero debe inscribirse en el espacio político de la zona euro y la UE . El problema no es el euro, sino las políticas a las que sirve, que están definidas en los tratados que rigen la Unión Europea, la zona euro y el BCE. Un Gobierno interesado en defender los intereses de la población tendrá que derogar esos tratados. Entre ellos, los artículos 63 y 125 del Tratado de Lisboa que prohíben controlar el movimiento de capitales e impiden conceder ayudas a un Estado en dificultades.
También hay que abandonar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y eliminar el MEE. Más allá de eso, es preciso reemplazar los tratados actuales por otros nuevos en el marco de un proceso constituyente y democrático que permita avanzar hacia un pacto de solidaridad de los pueblos por el empleo y el medioambiente.
Toda política que, de una manera u otra, justifique un repliegue nacional supone un error en beneficio de las fuerzas populistas. Las economías de los diferentes países son hasta tal punto interdependientes ( y no sólo en el ámbito financiero) que cualquier salida democrática a la crisis pasa por la construcción de otra Europa.
Es preciso revisar completamente la política monetaria así como el estatuto y la práctica del BCE para que, en lugar de ser un instrumento al servicio de la banca y las finanzas fuera del control de los Estados, se integre en un servicio público bancario europeo, coordinado en el marco de los Estados Unidos de Europa. Este servicio público bancario estaría al servicio de una planificación democrática y actuaría como el resorte de una Europa construida en base a la solidaridad y la cooperación.
Conquistar la democracia, el derecho y las posibilidades de control
La puesta en práctica de esta política sólo es posible a través de la conquista del poder por los trabajadores y las clases populares; un gobierno democrático de los trabajadores y trabajadoras que agrupe a los partidos políticos y organizaciones sindicales que, apoyándose en la movilización y la organización de los trabajadores, rechacen la austeridad. Semejante cambio radical no podrá restringirse a las fronteras nacionales; deberá extenderse a toda Europa a fin de poner en marcha el proceso constituyente de una Federación de los Estados Socialistas de Europa.
Federación que derogará de forma radical las políticas liberales e imperialistas a fin de terminar con la política de europea "fortaleza sitiada" y hacer de Europa en aliado solidario de los pueblos oprimidos del planeta. Para ello, el primer paso será la anulación de la deuda del tercer mundo como forma de avanzar hacia una política de cooperación internacional.La anulación de la deuda se ha convertido en denominador común de todas las luchas para la emancipación de los trabajadores y los pueblos.
Miguel Romero
?No ha llegado la Paz, ha llegado la Victoria?. La obra maestra de Fernando Fernán Gómez sobre la guerra civil, Las bicicletas son para el verano, terminaba con esta frase que era también una premonición de los sufrimientos que esperaban a los vencidos en la postguerra.
?Victoria? es la palabra que más se repite ahora tras el comunicado de ETA anunciando el cese definitivo de su actividad militar. ?Victoria? de la democracia, del estado de derecho, de la unidad de los demócratas, de la firmeza, de ?los cuerpos y fuerzas de la seguridad del Estado?, etc. Incluso los escasos periodistas que uno lee con gusto cada mañana, como Isaac Rosa o Ignacio Escolar, dejan de lado su mirada crítica y se incorporan al coro de la ?Victoria?. Es una muestra de la extraordinaria fuerza del ?consenso antiterrorista? instaurado durante estos años, que la única voz significativa disonante haya sido la de Amnistía Internacional, que no se ha sometido a ese relato único, en el que sólo cuentan los atentados de ETA y las víctimas de ETA, todas ellas ensalzadas por el hecho de serlo, hasta el punto que el diario Público encabeza el listado de víctimas de su contraportada con el nombre de Melitón Manzanas, un torturador sádico, un esbirro de la dictadura, por el que nadie decente derramó una lágrima cuando ETA lo mató en 1968. Amnistía Internacional denuncia los ?abusos graves [cometidos por ETA] contra los derechos humanos, entre ellos ataques directos e indiscriminados contra amplios sectores de la población? pero a continuación se dirige al gobierno español y le emplaza a que ?garantice la rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos cometidas por miembros de las fuerzas de seguridad y reforme la legislación y las prácticas antiterroristas que han causado esas violaciones o han contribuido a ellas?. Nadie bien informado puede ignorar que esas ?violaciones? han tenido un carácter sistemático y se han agudizado con la ley de partidos, ese invento de Zapatero que inauguró sus servicios a la derecha española, aunque en su momento pasara desapercibido. Y todo el que quiera informarse de la situación de los presos de ETA puede hablar con sus familiares y saber que, bajo la actual Dirección General de Prisiones, se les aplica un régimen inspirado en el que Margaret Thatcher impuso a los presos del IRA (cuando lo vemos reflejado en la formidable película Hunger de Steve MacQueen todo el mundo se emociona? pero aquello está muy lejos y la pantalla no es la vida): despertándolos cada dos horas, reduciendo al mínimo su tiempo al aire libre y su higiene, cambiándoles constantemente de celda y de cárcel, impidiendo que las familias les hagan llegar libros o comida, obstaculizando al máximo el contacto con sus personas queridas? La sociedad española, y la mayoría de la izquierda española no han querido saber nada de esta infamia. Y ahora como la infamia se ha mostrado eficaz, si hubiera que justificarla abiertamente se la justificaría. En nombre de la "Victoria". Éste es el relato oficial. Y hay que construir un relato alternativo. Es verdad que la fiebre por el ?relato? que ha llegado a la política desde el periodismo no es una buena aproximación a la realidad: la narración obscurece normalmente la información. Pero la historia moderna de este país está determinada por ?relatos? que enturbian el conocimiento de la realidad y la memoria: el relato de la Transición, que sobrevive ahora en el relato de la "Victoria", es la mejor prueba de ello. Hay pues que dar una batalla en los relatos. Y, tal como la entiendo, es una batalla a contracorriente. Contra todas las corrientes. Porque es verdad que la historia de ETA está llena de terror, crímenes y asesinatos. Es verdad que ETA ha ido destruyendo sistemáticamente sucesivas posibilidades de soluciones negociadas, en condiciones mucho más favorables que las actuales. Es verdad que ETA ha destruido también oportunidades de fortalecer corrientes de simpatía hacia la causa abertzale en sectores amplios de la izquierda española: la destruyó en Hipercor, y con el asesinato de Miguel Ángel Blanco, y con la serie criminal de los coches bomba hasta el atentado de la T4.
Es verdad que ha sido derrotada por el Estado, pero no por el Estado de Derecho, sino por el aparato de coerción del Estado, con la impunidad garantizada por el ?consenso antiterrorista?. Derrotada sin paliativos, hasta en cuestiones simbólicas: apenas unas horas después de la emisión del video con los tres encapuchados, la policía informaba de sus nombres y su historial con todo lujo de detalles, ridiculizando así el siniestro ritual de las capuchas. Pero no es verdad que ETA sea una banda de asesinos y criminales. Es una organización político militar integrada por militantes independentistas vascos. Como lo fue el IRA que ahora es reconocido en Gran Bretaña e internacionalmente como una organización respetable y, por cierto, no especialmente ?alternativa? en sus objetivos, ni en su forma de hacer política. Si no se entienden los vínculos ideológicos y políticos de ETA con un sector muy amplio del pueblo vasco, no se entiende nada. No se entiende en toda su dimensión la derrota de ETA, porque como muy bien ha señalado Petxo Idoyaga: ?Frente a la imagen que a veces se ha diseñado mediáticamente de una sociedad vasca ?pasota? sobre la confrontación o sobre las víctimas de ETA, hay que decir que el caldo de cultivo para esta decisión de ETA ha sido ese estado activo de la opinión pública vasca, que alcanza a franjas importantes de todo el electorado del PNV, de la izquierda abertzale y del socialista. Esta es la clave para comprender lo que ha ocurrido?. Ese ?estado activo? se ha ido oponiendo no sólo a los coches bomba y otras acciones armadas; también a que muchos ciudadanos vascos, cualquiera que fuera su ideología tuviera que vivir escoltado; también a la ?socialización del dolor? que intentó amargarles la vida a familiares de los adversarios? Ese amplio rechazo social transversal ha acabado afectando a ETA, porque ETA es una organización política, no una mafia. Tampoco se entenderá el previsible muy buen resultado que obtendrá Bildu el 20-N y que, hay que decir ya que será una magnífica noticia por su significado simbólico, más allá de lo que pueda pensarse o especularse sobre su futura dinámica política. Y será un excelente noticia, no sólo para Euskadi: si queda alguna posibilidad de reconstruir los puentes rotos entre la izquierda alternativa del exterior de Euskadi y la izquierda abertzale, va a depender en mucho del diálogo que pueda establecerse con los diputados de Bildu, si es que este diálogo entra en sus planes políticos. Por cierto, y para que no quede ninguna duda, esos puentes se rompieron por responsabilidad de ETA y sólo por su responsabilidad. Ramón Fernández Durán escribió textos muy acertados sobre este tema. ETA ha pesado como una losa, política y moralmente, sobre no diré toda, pero sí la gran mayoría de la izquierda que ha tenido como seña de identidad, política y sentimental, desde los tiempos de la lucha contra la dictadura, la solidaridad con el pueblo vasco y el apoyo al derecho a la autodeterminación. Es verdad que el comunicado de ayer significa quitarse esa losa de encima y es natural sentirse aliviado, como saliendo de una grave enfermedad. Pero habrá que levantar muchas otras losas antes de que llegue una paz que merezca ese nombre y esas no las ha puesto ETA; se están colocando con el relato de la "Victoria". Y el relato alternativo no es el del comunicado de ETA, que parece desconocer no sólo su derrota, sino las bases para reconstruir condiciones necesarias de vida en común de la ciudadanía vasca. Una vida en común que estará inmersa en conflictos sociales y políticos muy duros, propios de la crisis capitalista, bajo la violencia del mercado. Será muy difícil que se pueda construir en ellos una izquierda antagonista con la fuerza social y política necesaria para derrotar al capitalismo. Hoy es muy difícil. Con ETA era imposible. A partir de aquí se puede, o quizás podemos juntos, escribir otro relato.
Publicado por GZ-Israel
www.galiza-israel.org--------------- "É o momento da verdade. O meu pobo está a esperar escoitar a resposta. Somos o último pobo en estar ocupado no mundo. Permitirá o mundo a Israel estar por encima da lei? É isto aceptábel?". Mahmud Abbás (Abu Mazen)Presidente da ANP durante a súa intervención no plenario da Asemblea Xeral de Nacións Unidas (23.09.2011)
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Onte, durante a súa agardada intervención, após meses de elaboración meticulosa do texto, o presidente da Autoridade Palestina, Mahmud Abbas, dixo alto e moi claro a frase, recollida con grandes aplausos desde as bancadas e desde a tribuna de convidados, que encabeza este post. Non hai desculpa posíbel na improvisación ou na urxencia. Non é o caso. Este texto, co seu rascuño previo correspondente, foi redactado, pulido e medido en cada parágrafo, en cada liña, en cada coma en Ramallah, París e Nova York. Mais o incríbel non é tanto a lóxica central da literatura palestiniana. O "palestinocentrismo", embigo do mundo, non é ilóxico desde a óptica palestina, o realmente incríbel é o silencio absoluto - quen cala outorga - con que a inmensa maioría dos movementos de liberación nacional recolleron esta senteza. Con certeza nos campos de Tinduf o eco - e as previsíbeis consecuencias - desta frase provocaron e provocarán calafríos, como en Lhasa, no Tibet ocupado ou nas montañas do Kurdistán...
Aquí, no Estado español, esta frase monumental e lapidaria do presidente Abbas non pasou desapercibida por ninguén na esquerda e no nacionalismo basco, catalán, galego ou canario. Mais con certeza ninguén dirá nada. Os nenos mimados da progresía internacional teñen bula para dicir, inventar e fabular a literatura que consideren precisa e necesaria en aras da deslexitimación do perverso inimigo sionista. Contra Israel todo argumento vale. Tanto ten que este sexa certo ou falso. Aínda que teñan que nadar na contradición e na falsedade. O verdadeiramente importante para moitos é que contra Israel todos viven mellor.
Pero desde a Asociación Galega de Amizade con Israel queremos reflexionar en voz alta sobre a moi curiosa maneira de entender o apoio a Gilad Shalit por parte de Amnistía Internacional
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Aministía Internacional na súa campaña resalta a situación dos terroristas palestinos presos, ocultando a súa condición de presos en tanto que autores de infinidade de atentados, mortes, e violencia terrorista contra civis. Mesmo xustificando no texto da campaña de AI o secuestro de Gilad, coma se fose unha lexítima represalia por un suposto "secuestro" por parte do Estado de Israel de "inocentes" palestinos.
Na súa campaña piden só que se lle permita comunicarse coa súa família, non o sometan a malos tratos, que non o utilicen como refén e que autoricen que a Cruz Vermella o visite. En ningún momento se pide a súa liberación. Evitase en todo momento a palabra "secuestro" ou "secuestrado". Fálase de que está "recluído". Todas as reivindicacións que se recollen, establécense en virtude do dereito internacional dos prisioneiros de guerra. Estase recoñecendo un status de "prisioneiro de guerra", como se Hamas tivese dereito a telo retido. De feito AI só pide no seu texto que o traten de xeito humanitario, non que o liberen. En conclusión, esta suposta campaña a prol de Gilad Shalit é unha completa perversión.
Realmente está Amnistía Internacional interesada na liberación de Gilad Shalit?
Ou é máis unha vez unha campaña-excusa para poder acusar a Israel?
Lamentábel ocasión perdida por parte de Amnistía Internacional para que ainda que con 5 anos de retraso reclamar a liberdade dun cidadán israelí secuestrado mentres cumpría o seu servizo militar obrigatorio por un grupo terrorista así recoñecido pola comunidade internacional.
Desde a Asociación Galega de Amizade con Israel-AGAI demandamos de Amnistía Internacional a rectificación urxente da súa campaña e a intensificación da presión internacional a Hamas da posta en liberdade de Gilad Shalit. www.amizadeconisrael.org
s abaixo asinantes, cidadáns vascos, cataláns e galegos, que defendemos o dereito de autodeterminación dos nosos respectivos pobos, mediante este escrito, queremos amosar a nosa oposición á campaña que sob o nome BDS (Boicot, Desinversión e Sancións), promove accións de todo tipo contra produtos, actividades ou profesionais provintes de Israel en ámbitos económicos, académicos, culturais ou deportivos.
Consideramos que esta campaña, que pretende ser un instrumento de presión sobre o goberno israelí para que mude a súa política respecto dos territorios palestinos, non favorece en nada ao devandito fin, e pola contra cremos que por medio da mesma, estanse a cometer actos discriminatorios contra cidadáns israelís que reavivan o odio contra os xudeus en xeral.
Cremos que a creación dun Estado palestino viábel, (prevista na resolución das Nacións Unidas de 1947 dividindo a Palestina británica en dous estados un xudeu e outro árabe), pode ser a solución ao conflito se comporta o recoñecemento de Israel por parte dos estados árabes. Mais para iso consideramos que son o diálogo e a negociación os instrumentos que debemos promover entre as partes implicadas.
Parécennos lexítimas as críticas ás autoridades de Israel, pero non a invocación da súa destrución como ?solución final? ao conflito, e menos cando se obvia que é un estado democrático, para dar curso á infame equiparación co réxime de Apartheid da antiga Sudáfrica. Israel, a pesar dos defectos que se lle poidan reprochar, foi unha referencia para os pobos que aspiran á súa soberanía, especialmente así foi no caso catalán. O feito de que Pau Casals, o catalán máis universal sexa á vez cidadán de honra de Israel así o proba. Ou tamén o recente libro sobre Jordi Pujol e os xudeus. Por iso criticamos a quen en nome da liberdade dos nosos respectivos pobos solidarícense en exclusiva coa causa palestina e negan a Israel o dereito a unha existencia en paz como fogar nacional do pobo xudeu.
Así mesmo, parécenos unha irresponsabilidade que baixo o argumento da solidariedade se pretenda importar ás nosas sociedades un conflito externo e se interiorice a estigmatización dos cidadáns israelís e xudeus en xeral que conviven nas nosas sociedades. As accións de boicot á cultura e á economía israelí e a discriminación contra persoas desta orixe nacional, son condutas racistas e delitivas que estanse a tolerar impunemente nas nosas sociedades. Como cidadáns que aspiramos á soberanía das nosas respectivas nacións non podemos admitir o racismo antixudeu que subxace nestas campañas de boicot, e nin moito menos que contamine o futuro modelo de sociedade que desexamos para os nosos pobos onde deberemos poder vivir en liberdade todas as persoas sexa cal for a súa procedencia nacional.
Asinan este texto desde Euskal Herria, Catalunya e Galiza:
Jon Inarritu, xurista
Xabier Kintana Membro da Real Academia de la Lengua vasca
Jurgi Kintana, historiador
Mikel Itoiz, enxeñeiro
Iñaki Akerreta, periodista
Filipe Duluc, lingüista. Ex-presidente do PNV de Iparralde, actualmente en EA.
Iñaki Anasagasti, senador PNV
Toni Florido, President de ACAI,
Mila Miró, Secretaria de ACAI
Ignasi Carnicer, ex-deputado de PSC
Jordi Argelaguet, director do CEO
Jaume Renyer, profesor URV.
Alfons López Tena, deputado de Solidaritat
Jaume Nogueroles, vogal de ACAI
Pilar Rahola, periodista
Josep-Lluis Carod-Rovira, politico e escritor
Xoán Bernárdez Vilar, membro da Real Academia Galega
Carlos Penela. escritor
Natalia Costas Alonso, avogada
Constantino Lago sindicalista
Manuel Feáns. Profesor. Ex concelleiro do BNG
Paco Lores Santacecilia, sindicalista
Cesar Pazos, técnico de marketing. Padroado da Fundación Enclave
Pedro Gómez-Valadés, Presidente AGAI
¿Irak 2003? ¿Por qué no España 1936?
JAVIER VALENZUELA 22/03/2011
En las aguas de este río no nos habíamos bañado. La intervención militar en Libia no es, ni en el fondo ni en la forma, comparable a la invasión de Irak en 2003. Resulta penoso escuchar a progresistas de buena fe efectuar tal equiparación. Si son españoles, cabría incluso sugerirles que, aunque Heráclito tenía razón y uno nunca se baña dos veces en las mismas aguas, si de lo que se trata es de buscar antecedentes para ilustrar el debate, pensaran más bien en la España de 1936. Entonces, la política de no intervención adoptada por Francia y Reino Unido supuso que nuestras fuerzas democráticas combatieran en manifiesta situación de desigualdad militar con los franquistas y, en consecuencia, terminaran siendo vencidas.
Los españoles de izquierda que se oponen a la participación de nuestro país en la operación libia debieran haber encontrado una pista clarísima para forjar su criterio en el hecho de que el propio Gadafi se haya comparado con Franco.
Pero volvamos a Irak. De la forma ya se ha hablado: la invasión de 2003 no fue aprobada por el Consejo de Seguridad; en cambio, la operación libia sí lo ha sido. Más importante, sin embargo, es el fondo. Se intentó justificar lo de Irak con pretextos quiméricos -las inexistentes armas de destrucción masiva-, mientras que lo de Libia se basa en razones evidentes para cualquiera que vea los telediarios -los valientes que se alzaron contra Gadafi estaban siendo aplastados a sangre y fuego-. En 2003 Bush intentaba reafirmar el poderío del imperio estadounidense tras el 11-S; ahora se trata de impedir que un tirano aborte el movimiento democrático en su país y, por extensión, en el mundo árabe. La pasividad frente a Gadafi suponía lanzar este mensaje a los autócratas árabes: el fallo de Ben Ali y Mubarak fue no desencadenar una matanza.
Por lo demás, lo de Irak, una invasión descarada, solo podía ser contraproducente, solo podía terminar dando argumentos y reclutas a los yihadistas. Y, amén de sumir a ese país en un caos infernal, es lo que consiguió. Lo de Libia no es fácil, sin duda, pero, bien llevado, podría certificar el compromiso de los demócratas de todo el mundo con los pueblos árabes que se alzan por la libertad.
Hoy se escuchará en el Congreso de los Diputados algún comentario reprochándole a Zapatero el que, tras oponerse a la invasión de Irak, se sume a la operación en Libia. Pues bien, no hay contradicción entre una y otra actitud, sino, al contrario, continuidad. Los mismos principios y valores que sirvieron para oponerse a lo de Irak sirven hoy para apoyar lo de Libia: legalidad, justicia y necesidad. Puede que la confusión proceda del eslogan de 2003: "No a la guerra". Nunca me gustó: muchos estábamos contra aquella guerra, pero sabiendo que hay algunas que deben ser libradas. Por ejemplo, la guerra contra el golpe de Estado franquista o la guerra contra Hitler. Es más, en los noventa, deberíamos haber librado algunas y no lo hicimos: para detener antes el sufrimiento de Sarajevo y para impedir las matanzas en Ruanda. El pacifismo a ultranza no es progresista. Sin unas cuantas revoluciones y/o guerras justas la humanidad seguiría en los tiempos de Espartaco.