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Escuadra de Teatro Guiñol |
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No meu barrio de Santa Lucia chamabamos a os guiñoles "os rococos"
fotografia donada por José Manuel Casalderrey
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16 Comentario(s) |
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1 |
Esta és de 20 de mayo de 1956 y representa la "Escuadra de Teatro Guiñol" del Frente de Juventudes, donde estamos Aurélio Alvarez Rey(a la derecha)y yo (a la izquierda).
Quién no se acuerda del famoso Aurélio y su famoso mote "VIRUS PENETRÀBILIS", impuesto por el cura Don Joaquin, un dia en que estábamos todos reunidos en la Parroquial, cuando, de repente, en medio de la rueda de de los que asistíamos la palestra de D. Joaqin, surge Aurélio en el medio, curioso por saber lo que pasaba allí...
Don Joaquin no tuvo dudas al decirle que a partir de allí, su nombre seria VIRUS PENETRÁBILIS..., mote este que desde aquella fecha fué adoptado y usado en la Radio Arosa y después en Radio Cadena de Vigo, donde ejerció su carrera de locutor deportivo hasta hace pocos anõs cuando nos dejó...
Aurélio fué mi amigo inseparable hasta los 15 o 16 años.
Por tener muchas anécdotas con vividas con el, iré contándolas a medida que se vaya avivando mi mamória, quien sabe con la ayuda de los que comenten esta foto...
Los nombres de los otros trés me escapan de momento.
?El que está al lado de Aurélio seria Arines?.
Cuento con vuestra ayuda.
Volveré con alguna de las peripécias que hicimos "los inseparábles".
Saludos desde Brasil. |
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Comentario por José Manuel Casalderrey (02-09-2009 00:40) |
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En tiempo:
Mis neurónios adormecidos creo que empezaron a despertarse...El que está al lado de Aurélio, si no me engaño es Carlos Alvarez Puga. |
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Comentario por José Manuel Casalderrey (02-09-2009 01:13) |
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Yo hice mi primera comunión en el convento de Vista Alegre.Los monaguillos "oficiantes", fueron Manolo Suarez "Lassa" y Aurelio Alvarez Rey. |
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Comentario por luis (02-09-2009 12:59) |
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El que está en el medio es Melio, creo que primo de Aurelio. Tocaba la flauta travesera en la Banda de Música de Villagarcía. |
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Comentario por Paco Salgado (02-09-2009 17:09) |
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Enrique Melio está en el centro de la fila inferior de la foto titulada Anda la Tuna con su flauta en la mano. |
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Comentario por Paco Salgado (02-09-2009 19:46) |
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6 |
Como habia prometido tomé la liberdad de contar una de las muchas anécdotas que pasé con mi inseparable amigo Aurélio, mas o menos en la época de esa foto.
A esta le puse el título "AURELIO Y YO, LOS INVENTORES DE LA PÓLVORA"
Era el mes de junio, vísperas de los exámenes de fin de curso a que debería someterme en el Instituto de Pontevedra, ya que estudiaba el tercer año en el León XIII.
Era una tarde de sol de aquellas que teníamos que encontrar alguna forma de ganar unas pesetas para poder arreglar el neumático de la bicicleta y ver la última película de Gary Cooper en el Cervantes.
Estábamos en el campo de fútbol del Frente de Juventudes, cerca de la palmera que creo aún existe allí, cuando nos encontramos con algunos amigos del colegio, Jacobo Rey entre ellos. Me acuerdo porque fue él quién financió la experiencia explosiva?
Hablábamos sobre los prodigiosos efectos de una secreta fórmula de pólvora que estábamos fabricando, que se incendiaba apenas con el contacto del calor de un fósforo recién apagado. Bastaba apagarlo con un soplo y acercar a la pólvora el calor que aún restaba, para ver la maravillosa reacción explosiva...!!ERA LO MÁXIMO!!.
Hicimos una pequeña demostración con algunas muestras que teníamos y, al acabarse nuestro estoque sugerimos que, si alguien financiase el emprendimiento, seríamos capaces de explotar una bomba dentro de las raíces de la palmera usando un vidrio de penicilina que siempre llevábamos en los bolsillos.
Jacobo, que era el más abastado de los presentes, le preguntó a Aurelio cuanto necesitábamos para adquirir los componentes y, con el presupuesto que le presentó: 3 pesetas de ácido pícrico, 1 peseta de azufre y 1 peseta de carbón , quitó un duro del bolsillo y se lo entregó a Aurelio, que rápidamente se fue a buscar en casa la pólvora que habíamos preparado el día anterior y que no queríamos usar para otras demostraciones porque nos saliera un poco ªgranuladaª.
Aurelio volvió corriendo con un paquete de papel de estraza en la mano con la pólvora granulada, que ya se había calentado bastante por el camino con la fricción de la carrera.
A mí me tocó coger el frasco de penicilina en la mano en cuanto Aurelio hacia resbalar para dentro los gránulos de ª pólvora verdeª, que era el nombre que le dábamos al extraordinario explosivo.
Yo me acuerdo de haber visto, cuando empezaron a caer dentro del frasco las piedrecillas de pólvora, una pequeñísima chispa dentro del frasco, seguida de un verdadero soplete de fuego que nos cogió en medio de la cara a los dos, dejándonos negros como chamizos en un segundo.
Pasado el susto del primer momento, al ver todos en vuelta bastante asustados, nuestra reacción al mirarnos fue de reír uno del otro.
Con las caras negras como el carbón, sin cejas ni pestañas y el pelo de las ?perreras? totalmente chamuscado, parecíamos limpiadores de chimeneas participando do ?entroido?. Estábamos simplemente hilaros.
De repente me di cuenta : ¡Los exámenes!. ¿Cómo iba a presentarme así ?...
¿Sería posible mejorar el aspecto al lavarse la cara?.
Sugerí que fuésemos hasta el chafariz del Jardín de Ravella para lavarnos cuando fuimos impedidos por Villalonga, nuestro profesor en el Frente de Juventudes, que, inmediatamente nos llevó hasta mi casa diciendo que si mojásemos la cara quedaríamos marcados para el resto de la vida.
¡ Que suerte tuvimos al encontrar este hombre allí, en aquel momento ¡
Poco a poco, empezamos a sentir un calor insoportable en la cara, como si tuviéramos una plancha caliente a centímetros de distancia. Nos abanicábamos sin cesar con todo lo que nos venia a mano. El ardor ya estaba insoportable cuando llegamos a la puerta de mi casa, en el tercer piso del 19 de Ravella.
Abrió mi madre que, cuando vio el cuadro casi desmayó.
Salimos corriendo para el consultorio del doctor Manuel Vázquez Leis, médico de gran valor tanto como profesional competentísimo, como también por su abnegada dedicación a los necesitados, merecedor de homenajes en la historia de Villagarcia y Villajuán, que, en minutos, nos aplicó en toda la cara una pomada cuyo nombre y color jamás olvidaré.
El nombre era ?Avril?, con uve mismo, y, el color?, bueno, el color era?! ?verde llegué?!..!.Aquel verde, casi fluorescente, que se te notaba a 500 metros de distancia¡.
Y lo peor era que tendríamos que usarla día y noche durante uno o dos meses, hasta recuperar la piel completamente.
Llamaba tanto la atención aquel ? verde rabioso? en nuestras caras, que nos era imposible andar hasta la esquina sin que fuésemos obligados a parar, para explicar a las personas que nos rodeaban, la historia completa de nuestro infortunio.
¡ Tanta era la audiencia, que hubo un momento en que llegamos a pensar en cobrar ingresos por las informaciones?!. Pena que no lo hicimos?
En el colegio, entonces, ni se diga el cachondeo que sufríamos? : ?Los Inventores de la Pòlvora ? , nos llamaban?, No había piedad con nosotros ni en la Iglesia?Éramos más conocidos que el guardia ?El Torero ? ( nuestro ?predador natural? en los jardines de Ravella ).
Y, por hablar del Torero, fue penoso verlo llegando hasta el banco del jardín en que estábamos sentados, con aquel aire de superioridad, riéndose de nuestras caras.
No había semana en que no hubiéramos hecho alguna ? faena ? para el Torero, que, como ya dije, pasara a ser nuestro predador natural en el jardín de Ravella.
Éramos ?enemigos íntimos??
Y, como no había más remedio, allí estábamos, con las caras pintadas de un verde de espantar fantasmas, oyendo los sermones de nuestro enemigo mortal, sin poder abrir la boca, tan evidente nuestra experiencia mal sucedida?
Fue entonces, cuando ya no veíamos la hora de salir de aquella humillante derrota, que pasó a explicarnos por que tenía los dientes incisivos superiores destrozados?
Pasamos a prestarle más atención a medida que nos iba contando como los había perdido.
Cándidamente nos contó que, en su tiempo, hacían unas bombas que consistían en una lata con carburo y lama dentro, en la que hacían un pequeño orificio por donde salía el gas inflamable, al cual se le acercaba un fósforo para provocar la explosión haciendo subir la lata a gran altura ?
Él, al acercar su fósforo a la lata, viendo que no había explotado nada, se puso a soplar por el agujero y?! Plafff ¡
¡ Nos meamos de la risa viendo el resultado en su cara ¡¡.
Otras pase con Aurelio que iré contándolas , futuramente, .con el mote ? Aurelio y yo ?
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Comentario por José Manuel Casalderrey (05-09-2009 08:43) |
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¡Ay Jose Manuel¡¡E boisimo¡Que sigas contando |
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Comentario por margarita (05-09-2009 09:08) |
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El que está al lado de Casalderrey me parece Juanma.
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Comentario por Carlos (05-09-2009 11:55) |
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Bueno Margarita, ya que te gustó, ahí vá otra.
Creo que seria oportuno abrir uma sección para anécdotas como esa e incluir aquella idea de un espacio para las de alumnos y profesores del León XIII.
Espero que te guste la que vá ahora:
Aurelio y yo.? Más de los guardias del Jardín?
¡Otra vez! .Acabáramos de escapar, por poco, de ser agarrados en la esquina de ?Balbino Costa? por el guardia municipal más temido en el jardín de Ravella: El Torero.
Todo porque a él no le gustaba que le llamaran por el mote?
Pues muy bien. ¡Ese día no habíamos pronunciado la palabra ?torero? una única vez!...
Lo único que hiciéramos era decir ¡Oléééé!... a cada coche que pasaba por él, cuando se empeñaba en demostrar sus dotes, con vistosos ademanes, dirigiendo el tránsito en el Obelisco?
¡Para que!. Casi dos horas después, no fuese el reflejo de la luna del escaparate que estábamos viendo en aquel momento, nos tendría agarrado allí mismo?
¡Era dura nuestra vida de chavales!...
No que fuésemos angelitos los niños de aquel tiempo, siempre haciendo travesuras de toda especie, como tocar los timbres de las casas sin necesidad, embarcar en los botes de los pescadores sin permiso, subir al ?Pino Gordo? del jardín de Ravella (que pena ya no exista), para esconderse, imitando los buenos y los malos, haciendo emboscadas?, ¡Como en las películas?!
Había también los que rompían las bombillas de los postes de luz, apostando la puntería entre sí con los ?tiratacos? , los que cazábamos grillos en los macizos del jardín, meándoles en el agujero cuando no salían con las cosquillas que les hacíamos con una pajita?
Por eso, estábamos siempre alerta, vigilando la presencia de los guardias, que, a cada día, recrudecían sus tácticas de ataques sorpresa?
Con las reformas que había promovido el nuevo alcalde, Don Jacobo Rey Daviña, tenían órdenes severas para impedir que fuesen los jardines invadidos?,
¿Como íbamos a escondernos sin entrar en los macizos?.
Además, ¡escapar de los guardias era la mejor parte de nuestra diversión!.
¡El resto no tenia gracia sin la emoción de las fugas en masa!... ¡Eran excitantes!.
Recuerdo una noche en que Antonio, el de la Librería Celta, en una de esas fugas, se había escondido subiendo al Pino Gordo cuando avistáramos el guardia Sr. Novas llegando del Ayuntamiento.
Como sabia que Antonio estaba allí, el guardia se plantó debajo del inmenso árbol, desde las ocho de la noche, cuando llegara.
Todos nosotros, sentados en los bancos del chafariz, tentábamos convencerlo de que ya no había nadie en el Pino.
Pero Sr. Novas no arreaba el pie al lado del tronco, amenazando para arriba, decia que iría pasar la noche allí y, por lo tanto, no tenia prisa ninguna. Lo esperaría?
Y ya serían más de las once cuando el Sr. Novas tuvo la señal inequívoca de que Antonio aún estaba en el árbol?.
Es que, de repente, sintió el ruido de un chaparrón cayendo en las hojas del árbol.
Todos pensamos que tendríamos que cobijarnos al lado del guardia, debajo del Pino,, pues, por el ruido, venia lluvia fuerte por ahí...
Sin embargo, donde estábamos, en el chafariz, no cayera una sola gota de aquél inesperado?aguacero?.
¡Ni en el chafariz ni en cualquier otro lugar?!
No tardamos mucho para entender los alaridos de rabia del gendarme, al pasar la mano en su reluciente casco blanco y sentir que aquel olor no era de gotas de lluvia? ¡Eran de Antonio, que no aguantara más para aliviarse y soltó una meada de aquellas encima del pobre guardia!...
El regocijo total, con algunos tronchándose de la risa, nos hizo desbandar a todos, ante la investida de Sr. Novas, ahora contra nosotros..
Momento que Antonio aprovechó para saltar de las ramas al suelo y desaparecer entre los jardines floridos, conquistando la admiración y respeto de todos nosotros por haber salido ileso de tan arriesgado desafio?
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Comentario por José Manuel Casalderrey (06-09-2009 01:56) |
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¿Donde estabas hasta ahora? Si no existieras habria que inventarte. |
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Comentario por margarita (06-09-2009 06:54) |
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La historia de la "cara verde" ya la conociamos. Koki la contó hace algunos días en casa. La que no conociamos era "la meada de Antonio".
Nos has hecho pasar un buen rato.
Sigue con tus recuerdos y recibe un fuerte abrazo |
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Comentario por Koki Petinal y Paco Salgado (06-09-2009 20:17) |
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Menuda alegría al ver esta foto. Tengo que darle las gracias a Casalderrey por enviarla al faiado. Soy el segundo de la derecha y me reconozco porque no sé como me arreglaba para tener casi siempre el pantalón con manchas. |
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Comentario por Carlos Álvarez (13-09-2009 23:56) |
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! Por fin Puga ! , disculpame por no haber confundido tu nombre en el primer comentario. En seguida lo corrigi pués siempre te llamabamos "Puga" ...
! Que alegria reencontrar los amigos de aquellos tiempos !
Lo de las manchas en los pantalones nunca fué un privilegio tuyo... Todos viviamos dandole trabajo a nuestras madres diariamente con las ropas sucias después de un dia de subirse a los muros, jugar a la pelota o andar con los bolsillos llenos de "regaliz",
?te acuerdas como manchaba el regaliz ?
Un fuerte abrazo desde Brasil de tu amigo José Manuel. |
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Comentario por José Manuel Casalderrey (14-09-2009 03:52) |
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me he tronchado de risa con las dos sobre todo con la de antonio de la celta erais mortales de necesidad |
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Comentario por conchi abal (12-10-2009 19:56) |
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Gracias Conchi. Puedes creer que no hubo nada de fantasia en los relatos.
Fué exactamente lo que ocurrió.
Viéndolo bién, no sé ni como estamos vivos aún...
Nuestros padres si que sufrian a cada día que les hacíamos una travesura de esas...
Saludos. |
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Comentario por José Manuel Casalderrey (17-10-2009 23:16) |
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yo pregunto ¿ estos muñecos de guiñol son los que tenia moncho arines ? que tantas tardes lo pasabamos tambien con su hijo alberto algunos creo recordar
que bueno lo de virus penetrabilis |
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Comentario por conchi abal (19-10-2009 21:27) |
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