El ara de Bandua de Eiras es una pieza con un epígrafe en letras latinas en el que se alude a una divinidad prerromana. Esta deidad se llamaba Bandua y sabemos que su culto estuvo bastante extendido en el occidente de la Península Ibérica. Se alude también a un dedicante llamado Emilio Reburrino y al
territorio en el que la divinidad ejerce su tutela, Lámbrica. Se trata de una maltratada pieza cuyos orígenes son todavía un misterio.
La pieza no ha sido accesible a muchos de los investigadores que hablaron sobre ella. En el Museo de Orense existía un vaciado de yeso del epígrafe, que LORENZO FERNÁNDEZ, D'ORS y BOUZA BREY reproducen en su publicación de 1968,
Inscripciones romanas de Galicia IV. Provincia de Ourense. En la página 92 de dicha publicación se da una primera lectura: BANDV/ A IANOE/ LICA FAE/ NIRVSAE/ ARAM V(otum) S(olvit). Mantienen dudas entre "
una O y una S" y manifiestan que el ara estaba inédita.
Las medidas del epígrafe, según ellos, son las siguientes: "
Alto, 0'44; ancho, 0'28; letras, 0,06". La descripción continúa en la página 93:
"
Esta ara de granito se encuentra sirviendo de soporte a una mesa de piedra en la finca de don Avelino Tizón, en el lugar de Eiras (...)"
"
Tiene la parte baja enterrada, por lo que no puede medirse su altura total."
"
Apareció hace ya tiempo en aquellas inmediaciones, en las que es de advertir que se encuentran los castros de San Cibrán y de Eiras, ambos muy romanizados; en esta última localidad [Eiras]
se hallan con frecuencia tejas, pondus y otros restos que demuestran la existencia de habitaciones romanas."
Ese maltratado epígrafe sufrirá en años siguientes
nuevos intentos de lectura y correcciones de las anteriores, hasta llegar a 2007, cuando se realizan
fotografías al ara.
En algunas publicaciones se sugiere que López Cuevillas
encontró el ara de Bandua en el recinto del castro de Las y la
regaló a los propietarios del pazo en el que el estudioso se hospedaba durante unas excavaciones arqueológicas en Las. Algunos, como X. AYÁN y M. GAGO lo dicen con toda claridad (pág. 205): "
Ara romana adicada a Bandua Lansbrigae, atopada por Florentino López Cuevillas en San Cibrán de Lás, quen llela regalou a uns amigos fidalgos. Dende aquela está no belvedere do pazo de Eiras, preto do xacemento arqueolóxico" [castro de San Cibrán das Las].
Hay que hacer notar que el prólogo de
Inscripciones romanas de Galicia IV es de F. LÓPEZ CUEVILLAS, fallecido diez años antes. En su libro
Prosas Galegas, publicado también póstumamente en 1962, hay un relato de 1958 titulado
Mitoloxía e Historia da paisaxe de Trasalba. Es en este relato donde el el propio Cuevillas habla del ara de Bandua que "
se conservaba non hai moito tempo a un cuarto de legua do monte [Monte do Santrocado]
sostendo unha mesa de pedra na horta do pazo de Eiras.". Es, por tanto, anterior a la publicación de LORENZO FERNÁNDEZ en 1968.
LÓPEZ CUEVILLAS realiza excavaciones sistemáticas en el castro de San Cibrán das Las, Lámbrica, entre los años 1922 y 1925. Según CALO LOURIDO (tomo I, pág. 435) "
Póñense ó descuberto máis de 20 casas, predominantemente cadrangulares, e unha fonte alxibe con escaleiras; Entre o espolio exhumado, amais da abondosa cerámica estampillada e algo de ánfora, sigillata e tégula, hai que salientar dúas espadas de antenas de ferro (unha delas, de tipoloxía diferente á habitual está desaparecida) dentro dun oco no interior dunha casa cadrada, dúas fíbulas en omega, unha anular e o apéndice caudal doutra tipo Sabroso, un alfinete en bronce, unha pedra de anel de cornalina con cadrúpedo gravado, 9 contas de pasta vítrea (oculadas e lisas), un gran bronce de Emérita de Augusto, un denario republicano cecais do 136 a. C. e un medio bronce de Cascantum de Tiberio." Continúa diciendo CALO LOURIDO que en piedra, además de molinos, se encontró una roseta de seis puntas circundada por una moldura lisa, desaparecida.
Hay que decir que debemos a Cuevillas buena parte de las publicaciones sobre el castro de San Cibrán de Las, la mayoría en el
Boletín de la Real Academia Gallega. Es indudable que conocía la existencia del ara -que intenta vincular, en
Prosas Galegas, con el monte de San Trocado, no con el castro de Las- y no consta en ningún lugar que se haya realizado un robo de tal envergadura.
LORENZO FERNÁNDEZ, amigo de CUEVILLAS, tampoco dice nada sobre el lugar de aparición del ara. Simplemente afirma que "
apareció hace ya tiempo en aquellas inmediaciones, en las que (...) se encuentran los castros de San Cibrán y de Eiras (...)". Estamos hablando de un área de menos de 4 kilómetros cuadrados, por lo que es innegable que toda la zona estuvo sometida al castro o citania de Lámbrica, pero no por ello podemos decir que estaba en "
el recinto del castro".
Las afirmaciones gratuitas, sin contrastar, de que un estudioso de la categoría de CUEVILLAS fuese capaz de encontrar nada menos que un ara de Bandua en sus excavaciones y regalarla a una familia son alucinantes. ¿De verdad creen que Cuevillas sería capaz de tal latrocinio? ¿Es posible que Cuevillas, con su demostrado interés por la arqueología, se
olvidara de un ara tan importante, que podría llenar muchas páginas de sus artículos, sólo por satisfacer a unos particulares? Y, finalmente ¿cómo es posible que entre los descendientes de los trabajadores de las excavaciones no exista constancia oral de un robo de tal magnitud?
A todo esto, el ara sigue abandonada en el posible
lugar de su aparición. En cuanto al epígrafe, compárense las dos fotografías que hay al inicio de este artículo. La de la izquierda es la publicada en 1968 por LORENZO FERNÁNDEZ, la de la derecha es mía, de 2007. ¿Pueden ver la
M de Lambrica?