 En 1808 las tropas Napoleónicas comienzan a invadir el territorio español. Llegan a la capital de la antigua provincia de Mondoñedo el 25 de enero del año 1809. Se instalan en el edificio del Seminario Santa Catalina, que en estos momentos sólo disponía de una altura. Al ser éstas tan numerosas, surgen dificultades para su alojamiento y manutención.
Los soldados heridos en combate y los enfermos son alojados en las instalaciones del Hospital de S. Pablo, al cual no aportaban las autoridades militares francesas dinero alguno para sus cuidados sanitarios ni para su manutención.
Cuando las tropas invasoras son obligadas a huir de manera precipitada de la ciudad y sus arrabales por la proximidad de tropas españolas que procedían del Principado de Asturias, al mando del comandante D. Ignacio Pintado, abandonan a algunos de estos soldados a su suerte. En un principio los mandos militares españoles se proponían llevarlos como rehenes, pero no se lo aconsejan otros, debido a sus estados y no disponer de los medios necesarios para su cuidado y manutención.
Desconocemos el futuro más inmediato de la mayoría de estos soldados, aunque conocemos el de algunos de ellos, que se quedaron a residir en Mondoñedo y sus términos y que con el paso de cierto tiempo unieron sus vidas con jóvenes mindonienses mediante el sacramento del matrimonio.
El primer caso que conocemos data del 21 de marzo del año 1814, cuando Juan Gardet, soltero, hijo de Gilberto Gardet y de su mujer María Dumant, difuntos, y vecinos que fueron de la parroquia de S. Quintín, Obispado de Guillermón, en el Reino de Francia y el susodicho residente en esta ciudad. Y Rosa do Rego, hija natural de Agustina do Rego, difunta, vecina del lugar de Seivane. Fueron testigos del enlace matrimonial: Manuel Serat, natural de la cuidad de Cumí, en el Reino de Italia y residente en esta ciudad y José Lozano y otros vecinos de ella.
El segundo caso data del 20 de diciembre del año 1814, cuando Juan Baptista Quantín, soltero, hijo legítimo de Matheo y su mujer Juana Reinat vecinos del departamento de León, Reino de Francia y Rosa Villanueva, hija de Bernardo Iglesias y de Josefa Villanueva, difuntos, vecinos que han sido de S. Esteban de Piantón, Principado de Asturias.
El tercero data del 29 de abril del año 1817, cuando Juan Ambrosio Jaurinere, soltero, soldado que fue de la tropa ligera del ejército francés, hasta que habiendo caído prisionero por las tropas españolas en la ciudad de Astorga, se quedó y radica su residencia en esta ciudad.
Juan Ambrosio era hijo de Antonio Jaurinere y su mujer Margarita Bunney, vecinos de la ciudad de Durnia, Obispado de Albi, en el Reino de Francia y de la otra Manuela Rodríguez, soltera, hija legítima de Rosendo das Rivas y de Josefa Rodríguez, difunta, vecina del lugar del Reguengo. Fueron testigos del enlace matrimonial: Francisco Domínguez, Pedro López y José Pérez Lozano (1).
En alguna ocasión habíamos escuchado hablar a personas mayores de Mondoñedo de estos soldados franceses que por unas circunstancias tremendas se quedaron entre nosotros, aunque no nos podían aportar ningún documento.
Una vez más, gracias a las facilidades prestadas en su momento por el archivero diocesano D. José María Fernández hemos podido buscar sus enlaces matrimoniales y hoy aprovechamos para darlos a conocer. Estos franceses unieron sus vidas con vecinas nuestras y alguno de ellos, incluso descansó en ella para siempre (Juan Gardet falleció en la calle de la Rúa del Pumar). Pese a los datos localizados, no podemos asegurar que no existiera alguno más.
La imagen que acompaña el texto la capté en la Semana Santa 2019 de Astorga y el soldado que desfila en la fila central es mi amigo ?Chus? Sobrino, gran animador de algunos actos culturales en la ciudad maragata.
(1)- Archivo Diocesano de Mondoñedo, parroquia de Santiago, libro 6 de casados, folios 22 vuelto, 63 vuelto y 234.
|
 -Años cincuenta-Una cancela de madera fue noticia: Una cancela de madera, de considerables dimensiones, apodada entre los vecinos de los lugares más próximos con el peculiar nombre de ?Benita?, cerraba al tránsito de carros y animales un viejo camino de carro por el que se comunicaban los barrios de O Pacio y Xastoso de la parroquia de Santiago de Mondoñedo y los de A Pradela y A Valiña de la de S. Vicente de Mondoñedo y daba servicio a numerosas tierras de cultivo y prados de regadío. La negativa al tránsito por este trozo de camino y la cancela de madera que no lo permitía, fue motivo de un reñido litigio entre unos vecinos y el propietario de varios caseríos.
El abogado que participaba en el litigio y defendía a los vecinos, recomendó a estos retirarla sigilosamente del lugar en que se hallaba colocada. Un joven Germán García García ?de Barbas?, vecino del barrio de Pausalido (P. Santiago), dotado de elevada estatura y de gran fortaleza física, soltó la gran cancela de madera de sus soportes, la izó a sus espaldas y la trasportó hasta el lugar conocido como ?Pena Lostregueira?, situado en la parte inferior de la ?Fraga de Pausalido?, donde las aguas del río Valiñadares forman un amplio y profundo remanso. Una vez en este lugar, a Germán, todavía le quedaban fuerzas para elevar la gran cancela por encima de su cabeza con sus largos y nervudos brazos, arrojándola al profundo pozo que formaban las torrenciales y frescas aguas del río Valiñadares.
Curiosamente, sabemos que los vecinos ganaron el litigio, pero no sabemos el tiempo que la cancela de madera permaneció en la profundidad de las aguas del Valiñadares.
Artillero
|