 Nuestra intención no es hacer una pequeña biografía de D. Antonio de Castro y Neira, ni de su ya conocida obra poética, sino aportar algunos datos personales y de la última anotación de bautismo que realizó como párroco de Argomoso.
D. Antonio nació en Mondoñedo, a las cinco de la mañana del 6 de octubre de 1771. Era hijo legítimo de D. Luía Antonio de Castro y Neira, Notario y de Dª Antonia de Goyos Araujo. A D. Antonio de Castro y Neira, lo describen en algunos documentos, de la siguiente manera: ?de pelo castaño, ojos azules y con un lunarcito abaxo de la mexilla del lado izquierdo?.
Siguió la carrera eclesiástica en el Seminario Conciliar de Santa Catalina de Mondoñedo. El Viernes y Sábado Santos de 1809 confirió órdenes de diacono en el Monasterio de Villanueva de Lorenzana, donde se hallaba refugiado el obispo de Santander D. Rafael Tomás Menéndez de Luarca, ?a causa de la persecución napoleónica?.
En 1810 es nombrado cura párroco de San Pedro de Argomoso y de su anejo Santiago de Lindín. En las órdenes conferidas por el Sr. Menéndez de Luarca en Mugardos, los días 21 y 22 de septiembre, fue ordenado de Misa.(1)
El 20 de octubre de 1820 comunica al Presidente del Ayuntamiento de Mondoñedo que le envía una copia de los diseños topográficos de las parroquias de Argomoso, Lindín y de Santa María Mayor, que por encargo del Sr. Juez había realizado.
Fue Castro y Neira un inspirado poeta, tanto en gallego como en castellano: poesías, villancicos, himnos y tonadillas, arias, odas. Todas las composiciones religiosas se cantaron en la Catedral de Mondoñedo, con música del Maestro Pacheco. Según la tradición oral, también pertenece a Castro y Neira la Novena de Nuestra Señora de los Remedios.
El 20 de septiembre de 1821 fallece su viudo padre en la Rectoral de San Pedro de Argomoso, siendo enterrado junto al Altar Mayor. D. Antonio María de Castro y Neira falleció, de repente, el 10 de octubre de 1826 en Mondoñedo. Fue sepultado el día 12 en el cementerio contiguo a la catedral.
La última anotación de bautismo que realizó D. Antonio de Castro y Neira en Argomoso fue la de la niña Josefa Bernardina Leitón Rivas (2), hija de Pedro Leitón y de Manuela Rivas, vecinos del barrio de la Cuba, [tatarabuela materna mía].
(1)- Datos extraídos de una publicación de D. Eduardo Lence Santar, Cronista de la ciudad de Mondoñedo el 25 de diciembre de 1943.
(2)- Josefa Bernardina Leitón Rivas, [tatarabuela materna mía], se casó con Ramón García González, natural del lugar de As Airas, del barrio de Maariz, pero vecino del barrio de O Pacio y de estado viudo. De su matrimonio le quedaron los hijos siguientes: Josefa, casada en Xastoso; José, casado en La Coruña; Francisca, casada en Maariz; Domingo, casado en O Pacio; Vicenta, casada en A Valiña y María Josefa, soltera, emigrada a la República Argentina. Josefa Bernardina falleció, viuda, en su domicilio de O Pacio el 24 de mayo de 1907.
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 Al objeto de poder ejercerse la censura postal, el comandante de la guardia de la cárcel no permitirá salga de aquel edificio, carta ni periódico alguno; para ello, hará presente al encargado de la cárcel, así como también a la demandadera o sirvienta que hace los recados, la obligación que tienen de depositar en el cuerpo de guardia toda clase de correspondencia dirigida al exterior y una vez reunida, será enviada a esta comandancia al mismo tiempo que se envía el parte diario de relevo.
El artículo 35 de las Ordenanzas dice: ?todo centinela hará respetar su persona, y si cualquiera quisiera atropellarla, le prevendrá que se contenga; si no le obedeciese llamará a su cabo para dar parte a su comandante; pero si en desprecio de esta advertencia, prosiguiese la persona apercibida a forzar el centinela o atropellarle en cualquier forma, usará de su arma?. Este artículo se refiere a individuos que se encuentren en libertad, pues tratándose de individuos detenidos aunque sea maltratado de palabra, no puede hacer uso del arma, sino que llamará a su cabo, al que dará cuenta de lo ocurrido, y entonces, acompañado del carcelero se va a la celda de donde hayan partido los insultos y se le encierra en una celda de castigo y se dan los partes consiguientes, por insulto a centinela.
Mondoñedo, 15 de marzo de 1937
El comandante militar
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