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UN CASO DE MONOMANIA ERÓTICA |
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En el mes de agosto de 1887 apareció en Mondoñedo una mujer, que según pudo averiguarse se llamaba Antonia López, natural de la parroquia de Santa María de Bretoña (Pastoriza). Antonia daba fuertes gritos por las calles, pronunciaba palabras groseras e indecentes, insultaba a los viandantes e incluso apedreó el comercio de la viuda del Sr. Folgueira. En poco tiempo, cometió multitud de excesos, lo que revelaba su estado de demencia, por cuya causa el Alcalde (1) ordenó que fuera recogida y llevada a la cárcel, al no existir en la localidad asilo de dementes ni ser admitida en el Hospital de S. Pablo.
El 24 de septiembre es conducida por una pareja de la guardia civil y puesta a disposición del alcalde de Pastoriza, con un oficio en el que se encargaba su entrega a familiares, o bien, rogándole al alcalde, para que instruyera el oportuno expediente de demencia. El día 25, el alcalde de Patoriza manifiesta que Antonia López, si bien es natural de aquel ayuntamiento, ni estaba avecindada ni tenía en él parientes, afirmando que había unos 16 años que venía residiendo en Mondoñedo y que se había dedicado al servicio domestico.
A los pocos días, Antonia reaparece en Mondoñedo, cometiendo ?nuevos desmanes y alborotando furiosamente, dando mal ejemplo a la juventud con sus expresiones groseras y escandalosas? y es ingresada de nuevo en la cárcel pública. El Alcalde solicita a los facultativos titulares de la ciudad, D. Francisco Lamas García (2) y D. Ramón Mon Rebellon un informe del estado de salud de la Antonia.
Ellos informan que vienen visitando por orden de la alcaldía a la mujer detenida en la cárcel pública, llamada Antonia, para comprobar su estado de locura. En un principio, ambos facultativos, de perfecto acuerdo creen que ?en una casa de reclusión, más imponiéndole temor y castigo acomodado a la prudencia más noble, podría moderar sus hábitos y llegar a alcanzar la moralidad que la sociedad exige?. Cómo no se observaba mejoría alguna, la alcaldía de Mondoñedo dispuso la instrucción del expediente de alienación y ordenó que la presunta demente continuara en observación.
El médico titular Lic. D. Ramón Mon Rebellón, quién después de haberla observado durante unos dos meses, requirió el auxilio del Subdelegado de Medicina, D. Francisco Lamas García, para poder diagnosticar con más precisión la enfermedad de Antonia López. Ambos facultativos manifiestan que han obtenido el convencimiento pleno de que aquella padece una ?monomanía erótica? expresada por las palabras más torpes que pueden salir de la ?boca más corrompida y del alma más relajada?.
El facultativo, Sr. Lamas, añade que ya la tuvo a su cargo por tres veces en el Hospital de S. Pablo, de donde hubo que despedirla por ser ?incompatible con la moralidad y orden en un asilo de enfermos?.
En virtud de todo, y creyendo suficientemente acreditado el estado de demencia y practicadas por la alcaldía las diligencias preliminares, que le encomienda el Real decreto de 19 de mayo de 1885, en providencia de 3 de abril, el alcalde acordó, una vez que Antonia López carece de familiares y de parientes conocidos, se le instruya el expediente oportuno para ingresar en un manicomio, por cuenta de los fondos provinciales.
En comunicación del 24 de septiembre de 1888, Antonia López ha sido remitida el siguiente día, a disposición del Sr. Gobernador civil de la provincia para ser conducida al manicomio de San Baudilio de Llobrregat. No conocemos el final de la desdichada Antonia López (3).
(1)- Era Alcalde de Mondoñedo D. Pedro Mon.
(2)- D. Francisco Lamas García, médico cirujano de Mondoñedo, obtuvo el título el 27 de diciembre de 1839. Título concedido por el Ministerio de la Gobernación.
(3)- Archivo Municipal de Mondoñedo, carpeta 881, médicos.
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PLACAS |
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A mediados de los años noventa la Corporación mindoniense acuerda cambiar los nombres a algunas calles y plazas del casco urbano. Se confeccionaron unas nuevas placas, grabadas en piedra de grano fino y en esta ocasión, de mayor tamaño.
Han transcurrido ya muchos años, han pasado varios alcaldes por el Ayuntamiento y hoy en día podemos asegurar que todavía existen varias calles sin su letrero correspondiente: Entre Rúas, San Roque, Moscas, Puente, Fernández de Castro o Álvaro Cunqueiro. No hace mucho tiempo, la calle Congruas tampoco disponía de su letrero, pero ante la queja formulada por un vecino de la citada calle ante la autoridad municipal, se le colocó.
¡Yo no me quejo!, pero si hago esta observación a quien corresponda, para que este detalle se vaya corrigiendo poco a poco. ¡Son detalles! Pero en nuestro Mondoñedo existen demasiados. Solamente hay que darse una vuelta por nuestras calles y ya no digamos, por los alrededores.
Yo me he preguntado en muchas ocasiones ¿Cómo la calle Álvaro Cunqueiro permanece sin sus letreros?. En sus inicios se encuentra la edificación donde nació. El Colegio Público, la Casa Museo, la plaza de Fuente Vieja, llevan su nombre y la calle ¡sin letreros!.
Por primera vez, a comienzos del siglo XIX, el Alcalde Mayor de Mondoñedo D. Enrique Ramón Posada Pardo, ordena rotular las calles con su nombre y numerar las viviendas.
Siendo Alcalde de Mondoñedo el Sr. Cayón y concejal el Sr. Martínez González de Insua, la Casa Pickman y Cia de Sevilla se ofreció para confeccionar unas placas de loza para rotular las calles de Mondoñedo y lo mismo, numerar las viviendas. Como podemos observar en fotografías antiguas y por comentarios de nuestros mayores, no se llegó a aceptar la oferta.
La colocación de nuevas placas metálicas, numerando todas las edificaciones (color azul) del Ayuntamiento, fue realizada a mediados de los años sesenta, durante la alcaldía de D. Francisco Mayán Fernández. Las calles ya estaban rotuladas en piedras de blanco mármol. Aunque en las edificaciones había un gran desorden.
Anteriormente, los números de las edificaciones estaban pintados sobre el dintel de la puerta de entrada, aunque existían muchas que no lo tenían, principalmente, en el medio rural.
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