
El Ilustre mindoniense D. Pascual Veiga Iglesias fue enterrado en Madrid el 12 de julio de 1906 sin hábito ni traje alguno. La caja era de cedro, con asas y abrazaderas de metal. De no retirarse los restos mortales del maestro en el tiempo reglamentario, dentro de dos años pasarían a la fosa común. Por feliz iniciativa de varias personalidades los restos mortales de Pascual Veiga son trasladados el 18 de septiembre de 1912 para siempre a la tierra que lo vio nacer. Acompañando sus restos, entre otras muchas personalidades, vino su primo hermano D. Jesús Martínez Veiga, capitán de infantería, destinado en el Regimiento Garellano.
La imagen corresponde a los miembros de una Comisión formada por destacados mindonienses para realizar las gestiones oportunas para el traslado de los restos mortales del maestro Pascual Veiga desde Madrid a su ciudad natal.
Figuran en la imagen, de izquierda a derecha, sentados: D. Dodolino Trigo Paz (perito agrimensor y director de un periódico mindoniense), D. Ángel Alejo Ferreiro Soilán, farmacéutico natural de S. Félix de Muja (Lugo), residente en Mondoñedo y D. Ramón Martínez González de Insua (habilitado del clero, tallista y pintor): De pié: el concejal D. Antonio Pardeiro Cabado (comerciante) y D. César González Seco (abogado, propietario y músico).
La fotografía fue realizada en el estudio de D. Santiago Pernas Salazar, habitante en la calle del Puente de Mondoñedo.
D. José María Salgueiro fue el iniciador en La Habana del gran homenaje tributado al maestro Pascual Veiga. A él se debe también el haber reunido algo más de siete mil pesetas para realizar el traslado desde Madrid a Mondoñedo de los restos mortales del autor de la Alborada.(1)
(1)- ?La Correspondencia Gallega?, núm. 6652, del 6 de mayo de 1912, pág. 2.
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El 10 de octubre de 1851, D. Felipe Fernández, alcaide de la cárcel pública de Mondoñedo se queja por escrito al Alcalde de Mondoñedo (D. Policarpo Carrera Aguiar) de que la puerta principal de la cárcel se halla tan deteriorada, que de vieja se le cae la madera, sin que puedan asegurarse las tablas y que por los grandes agujeros que ya tiene entra con tanta facilidad y abundancia el aire, agua y frio en el cuerpo de guardia que los soldados no pueden resistir. Se encuentra en peor estado la que da comunicación al patio por el segundo piso y parte trasera de dicha cárcel. También dice que en el interior del edificio no hay una habitación segura y decente para el alcaide y que la que se le ha concedido, única disponible, está a la vista y no tiene alcoba y que en algunas ocasiones sirve de estancia a los reos condenados a muerte durante permanecen en capilla y en otras, es ocupada por el juzgado y demás autoridades cuando concurren a actos de servicio.
El Alcalde de Mondoñedo, considerando que las reparaciones en la cárcel eran de necesidad y urgencia tomó la decisión de que procediera a la formación del correspondiente presupuesto del coste ellas, por medio de un perito. El Alcalde, acompañado del maestro de carpintería y mampostería Antonio Gallego, visitó el día 12 la edificación con objeto de presupuestar el coste de las obras.
La puerta principal que da a la calle pública tiene catorce cuartas de alto y diez y media de ancho y se compone de dos hojas; una de ellas fija y la otra dividida en dos mitades. Para dicha puerta, de grada y madera de castaño nueva, clavos y pintura encarnada, aprovechando el herraje existente y demás materiales, que sean útiles. Se presupuestan 316 reales.
Para una puerta doble de madera de castaño nueva que se comunica el patio por el segundo piso y parte trasera de la cárcel, de diez y media cuartas de alto y cinco de ancho, clavos y pintura encarnada, aprovechando igualmente el herraje de la que hay. Se presupuestan 68 reales.
Para otra puerta de madera de castaño nueva, de nueve cuartas y media de altura y una vara de ancho, sus barretas y marcos, dintel y guardapolvo, pintura, dos bisagras, picaporte, cerradura, llave, cuya puerta sirve de entrada a una alcoba para el alcaide, rompiendo al efecto la pared maestra que divide su actual habitación, del local inmediato a la cocina, se presupuestan 117 reales.
Para una alcoba nueva para el alcaide, cerrando el local inmediato a la cocina con un tabique de seis varas de largo y cuatro y tres cuartas de alto, con doce pontones y seis riestras de madera de álamo, cal y arena. Se presupuestan 165 reales.
Para abrir una ventana en la pared de dicha alcoba con jambas y dinteles de piedra de cantería, de una vara de altura y tres cuartas de ancho, una reja de hierro con dos barras de alto y cuatro a través, de una pulgada de grueso. Se presupuestan 156 reales.
Para una vidriera nueva de madera de castaño para la expresada ventana, con seis cristales, una fiallega y cuatro bisagras y perlos asentados en la piedra de cantería y sus puertas y ventanas de la misma madera por el interior, cuatro bisagras y una clavija. Se presupuestan 114 reales. El montante final de las obras proyectadas asciende a 936 reales.
El 14 de octubre se le remite el informe a S. Y. el Gobernador de la provincia para su aprobación.
Se fijaron edictos en los sitios más públicos, anunciando la subasta de las obras proyectas. Se presentan a la subasta Manuel Fernández Polo, Jerónimo Choren y Rosendo Novo. El 6 de noviembre de 1851, a las doce del día, en la Sala Consistorial se subastan las obras que han de ejecutarse en la cárcel pública de Mondoñedo. Será obligación del contratista repara, revocar y blanquear las dos habitaciones en que se ejecutaran las obras y dejar estas libres de toda clase de rebo y escombros. El rematante ha de dar concluidas las expresadas obras dentro del término de un mes, a contar desde el día que se le comunique la aprobación del remate.
Finalmente, se le adjudican las obras a Manuel Fernández Polo por el importe de 620 reales. Para la inspección y vigilancia de las obras se nombró a la sección de hacienda municipal del ramo.
El 28 de diciembre de 1851 las obras se hallan concluidas con arreglo al pliego de condiciones (1).
(1)-Archivo Municipal de Mondoñedo, carpeta 2411, documentación de la cárcel pública de Mondoñedo.
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