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UNAS PIEDRAS DE MOLINO HARINERO |
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Los molinos de mano se emplearon durante largo tiempo, desde que el grano se incorporó a la alimentación del ser humano.
Los hidráulicos fueron apareciendo cuando el agua fue utilizada como fuente de energía a aplicar para la elaboración de la harina. Según algunos autores, las primeras referencias del molino hidráulico vienen reflejadas en texto del escritor clásico Antipates de Salónica, hacia el año 85 antes de Cristo. Vitrubio en el año 27 antes de Cristo describe la existencia de ruedas verticales movidas por fuerza hidráulica. En el siglo V, Gregorio de Tours menciona estos artefactos.
En la edad media, los molinos de mano, aumentan de tamaño y pasan a ser movidos por la fuerza motriz del agua, comenzando a poblarse de estas construcciones la mayoría de los cursos de agua. Cualquier corriente de agua era aprovechada por nuestros antepasados para la construcción de un molino harinero. Podían ser de un particular, aunque por lo general eran varios sus usuarios (quendeiros), los cuales se encargaban de su mantenimiento.
Durante cientos de años, muchas piedras de los molinos harineros de Mondoñedo y sus alrededores procedían de la cantera de A Gramela , situada en la parroquia de Santa María de Viloalle. Lo mismo ocurría con los grandes y gruesos listones de cantería que cubrían los alcantarillados de nuestras calles y el piso de las aceras de algunas de ellas. De esta cantera también fue extraído el material necesario para esculpir algunos de los cruceros erigidos en Mondoñedo.
En los años setenta del siglo XIX y aprovechando la expansión del ferrocarril, van apareciendo en el mercado unas nuevas piedras de moler, con intención de obtener una perfecta molienda, provistas de mayor dureza y con un diseño diferente, llamadas de La Ferté (1) y popularmente conocidas como piedras francesas . En Mondoñedo podemos encontrar piedras de 100, 110, 120 ó 130 centímetros de diámetro.
Estas ruedas de moler, dotadas de mayor dureza, formadas por varias piezas, que son unidas por un cemento especial, sujetas por unos aros metálicos, pero que esportillan fácilmente, producen una harina más blanca que las piedras de la comarca. Por su elevada dureza el picador debe de proteger los ojos con unas gafas, usar guantes y utilizar herramientas de vidrio. Por supuesto, su mantenimiento resulta más barato, al no ser necesario picarlas con tanta frecuencia. Piedras que fueron premiadas en varias exposiciones.
En 1884, A. Faugueux y Compañía era uno de los primeros y más importantes fabricantes de piedras de moler, procedentes de la cantera La Ferté-Sous-Jounrre (Francia) (2). Durante unos treinta años, el comerciante e industrial de Mondoñedo, D. Dámaso Salaverri Otero (3) daba instrucciones para picarlas correctamente y para conservarlas.
La imagen que acompaña al texto fue captada junto al molino de nuestro vecino Edelmiro, en la que se puede observar la diferencia de una piedra típica de la zona de Mondoñedo y una de La Ferté.
Mientras el molino realizaba su tarea, el interior de la edificación era utilizado como lugar de reunión y de ocio por parte de los vecinos del lugar que a la luz del farol o del candil contaban historias de todo tipo: tristes, alegres, de noviazgos y desamores, de ladrones y bandoleros etc. Parecía que el tiempo no transcurría para los contertulios. Más de uno, cuando regresaba con la molienda hacia su domicilio, a lomos de una caballería, o al suyo propio, cantaba alguna copla, las cuales llegaron a ser muy populares.
Muchos molinos harineros han desaparecido, otros se encuentran en estado ruinoso y un número muy escaso, continúa moliendo.
(1)- Localidad francesa situada a la orilla del río Marne. Declarada -capital mundial de la piedra de moler-. De las antiguas canteras solo quedan unas excavaciones inundadas e invadidas por la vegetación.
(2)-(Lau-Buru), núm. 603, del 23 de enero de 1884, pág.1.
(3)- D. Dámaso Salaverri Otero nació en Mondoñedo en 1842. Era hijo de Luís Salaverri y de Josefa Otero. Se casó con Dolores Calaza Illade. Regentó un buen comercio e incluso unas fábricas de chocolate y jabón en Mondoñedo. D. Dámaso falleció el 10 de noviembre de 1908 en la calle Pacheco de Mondoñedo. De su matrimonio le quedaban cuatro hijos: Josefa, Ramón, Dámaso y Asunción, todos solteros y el 2º y 3º, ausentes.
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OTRA FOTOGRAFÍA |
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Desde el día 12, hasta el 21 de octubre de 1927, compañías de los regimientos de Zamora, Murcia, Zaragoza e Isabel La Católica y secciones de Caballería, Intendencia y Sanidad, pertenecientes a la 15ª División, realizaron escuelas prácticas (maniobras) en la comarca de Mondoñedo.
En viaje de inspección a la par para corresponder a la atenta invitación de las autoridades municipales de Mondoñedo, el día 16, los generales, D. Manuel Sánchez Ocaña, Capitán General de la Región y Pérez Herrera, general jefe de Estado Mayor de la misma, se desplazan a Mondoñedo.
El Capitán General revistó a las tropas en el Campo de los Remedios. Posteriormente se celebró una misa de campaña, y a su terminación, después de un vibrante discurso del Alcalde Sr. González Redondo, desfilaron las tropas ante el Capitán General.
Seguidamente se trasladaron las autoridades militares y corporación municipal hasta la casa consistorial de Alcántara, donde se obsequió con pastas, licores y cigarros a los soldados licenciados de África, a quienes dirigió sentidas palabras el Alcalde y el Sr. Gobernador Civil, D. Rogelio Tenorio Casal, quien pidió a todos, guardar un minuto de silencio, durante el cual, de cada pecho se elevó una oración al cielo por los fallecidos en campaña. Les contestó el general, Pérez Herrera.
Después de la comida oficial a que fueron invitados por el Ayuntamiento, las autoridades regionales y provinciales se reunieron con todos los jefes y oficiales y corporación municipal en la casa consistorial, donde fueron obsequiados con café, pastas, licores y habanos.
El día 17 tuvo lugar en las cercanías de la ría de Foz un ejercicio de fuego real. Se realizó en los montes de A Cazolga y Corneria, previamente, colocadas siluetas, banderolas y demás elementos de señalización (1).
En el Gobierno Militar y por una comisión de jefes y oficiales del Regimiento de Zamora, que presidió el coronel D. Ignacio García Zabarte, en representación de todos los jefes y oficiales que concurrieron a las escuelas prácticas de la 15ª División realizadas en el año 1927 en Mondoñedo, fue entregada al teniente coronel Jefe de Estado Mayor de la División, D. Toribio Martínez Cabrera, un artístico pergamino, que aquellos le dedican como homenaje de respeto y cariño en recuerdo de los agradables días transcurridos en la comarca de Mondoñedo. El artístico pergamino era obra del artista lucense D. Marcelo Regueiro, teniente de infantería (2).
(1)- Diario “El Ideal Gallego”, núm. 3040, miércoles 2 de noviembre de 1927, pág.1.
(2)- Diario “El Progreso”, núm.6344, del 10 de abril de 1928, pág. 1.
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