 El miércoles, 17 de julio de 1907, entre las catorce y quince horas se ahogó en el cauce del río Masma el niño José Antonio Seijo Palacios, de unos diez años de edad, natural y vecino de la parroquia de S. Andrés de Masma. El desafortunado niño pretendía ir a coger sanguijuelas al río y como en casa no le hubiesen dado permiso para ello, ocultó a sus padres tal decisión. Le acompañaron una hermana de unos cuatro años y otro niño de la misma edad que su hermana.
José Antonio se colocó sobre una peña que tiene una meseta plana, como de unos dos metros de ancho, en la que el agua no alcanza la altura de unos treinta centímetros, pero al terminar la meseta rocosa con un corte vertical hacia el río, el agua alcanza la profundidad de unos dos metros. Probablemente el niño resbaló y al no saber nadar, no se defendió ni tuvo la oportunidad de poder gritar pidiendo socorro.
En las proximidades del lugar del accidente había varios hombres segando y la casualidad quiso que uno de ellos, vecino del barrio de Marquide, se acercara al río para recoger un jarro de agua para saciar la sed y de este modo descubrió la desgracia ocurrida. Ante sus fuertes voces, avisando de que se había encontrado un niño ahogado, inmediatamente concurrieron varios compañeros de faena y en una chalana que se hallaba muy próxima y era propiedad del presbítero Sr. Novo, se colocó éste y otros sobre ella y utilizando un instrumento de labranza, lograron sacar del agua para la orilla el cadáver del desafortunado niño que yacía tendido en el fondo del río. José Antonio ya había fallecido a consecuencia de asfixia por inmersión.
El niño trágicamente fallecido era hijo se Ángel Seijo Irimia y de María Josefa Palacios López, naturales y domiciliados en el barrio de S. Andrés de la parroquia de Masma (2).
(1)- ?El Regional?, núm. 8185, del 23 de julio de 1907, pág. 2.
(2)- Registro Civil de Mondoñedo, tomo 27 de defunciones, folio 25.
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