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UN ATASCO EN MONDOÑEDO |
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El lunes, 25 de abril de 1966, un camión con remolque, matrícula M-273.650, transportaba en dirección a La Coruña unos coches utilitarios, marca Goggomóbil (1). El camión llevaba en su plataforma ocho de esos vehículos y al querer adentrarse por el casco urbano de Mondoñedo, se topa con la estrechez existente entre las calles Lodeiro Piñeiroa y Marqués de Rodil, lo qué debido a la longitud del camión y del remolque, no pudo el conductor realizar el viraje, produciendo un monumental atasco.
Pese a la pericia del conductor y pese a realizar múltiples maniobras, le resultaba imposible realizar la curva. ¡Faltaban unos centímetros! Para lograr liberar la interrupción del tráfico fue necesario desconectar el remolque de su unidad principal y moviéndolo a mano, tomar la dirección adecuada.
La altura y la longitud del vehículo imposibilitaban el tránsito de vehículos por las estrechas calles de Mondoñedo, produciéndose un verdadero tapón.
En esta ocasión no se le podía pedir responsabilidades al popular Luis Villares “Cazuña” de dirigir inadecuadamente el tráfico. Los autobuses de la Empresa Ribadeo que realizaban a diario el transporte de pasajeros, los que venían a Mondoñedo los días de mercado y los que realizaban el transporte diario de mercancías, pasaron durante muchos años numerosas dificultades para transitar por las estrechas calles de Mondoñedo. Gracias a la pericia de aquellos conductores, no se registraron muchos incidentes como el que acabamos de recordar.
(1)- El utilitario conocido como Goggomobil, con licencia alemana, era fabricado por Munguia Industrial. En su momento, era considerado un buen vehículo, dotado de un excelente motor, de pequeñas dimensiones, del que no se llegaron a producir un número muy elevado de ejemplares. Su precio ascendía a 39.000 pesetas. En 1967, la empresa tenía que cesar en su fabricación o fusionarse y desaparece del catálogo español de coches.
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SE QUEDÓ EN UN SUSTO |
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El Orfeón Pacheco de Mondoñedo, fundado en 1881 y formado por unas cincuenta voces, tomó su nombre de D. José Pacheco (1784-1865), Maestro de la capilla de música de la catedral durante unos sesenta años.
El día 1 de noviembre de 1883, festividad de Todos los Santos, bajo la batuta de D. Enrique F. de Parga, los componentes del Orfeón Pacheco de Mondoñedo se dirigen al cementerio municipal con intención de cantar ante el nicho del insigne músico. Cuando se hallaban cantando ante el nicho del célebre maestro y con motivo de haberse colocado una apilada multitud de espectadores en la parte superior de la hilera de nichos, se hundió la cubierta de uno de ellos, lo que ocasionó un gran susto y confusión entre los congregados (1).
Una vez recuperados del susto, los orfeonistas interpretaron diversas composiciones ante la tumba del fallecido director, D. Enrique Teijeiro Carranque. Afortunadamente, todo se quedó en un susto.
(1)- “El Eco de Tambo”, jueves 8 de noviembre de 1883, núm.231, pág.1.
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