 En la Plaza de la Catedral de Mondoñedo, al final de lo que quedó del tan recordado Cantón, en la planta baja de una esbelta edificación construida con grandes piedras de cantería, con una espléndida galería y unos bonitos soportales, se halla situada la conocida farmacia Martínez.
Comienza la saga de estos conocidos farmacéuticos de Mondoñedo con D. Domingo Martínez Martínez, nacido el 28 de diciembre de 1840 en Monforte de Lemos. Se casó en Mondoñedo con Aurora Alonso Alonso. D. Domingo obtuvo el título de farmacia el 21 de septiembre de 1871 en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Santiago de Compostela. En el año 1879 ya llevaba un tiempo ejerciendo su profesión en Mondoñedo. Su hijo D. Rafael Martínez Alonso, nacido el 25 de julio de 1874 en Mondoñedo, que falleció joven, también ejerció la profesión de su padre.
Su nieto D. Rafael Martínez Gómez, nacido en Mondoñedo en el año 1898, continuó con la tradición familiar. D. Rafael fue un gran estudiante y alcanzó la nota de sobresaliente en la licenciatura de farmacia, ?el único sobresaliente? del grupo de 40 licenciados que terminaron la carrera en Santiago de Compostela en el año 1919.
D. Rafael se unió en matrimonio con la también mindoniense Rosalía Sánchez Gacio, de cuyo matrimonio quedaron tres hijos. Fue su ejemplar empleado, durante muchos años, Francisco Méndez Rodríguez.
D. Rafael falleció en su domicilio el 18 de abril de 1990. Hasta esa fecha regentó la farmacia de su propiedad. Por lo avanzado de su edad, llegó a ser considerado como el farmacéutico en activo más antiguo de Galicia. Persona muy querida y destacada en Mondoñedo, con una mente fuera de lo común, gran observador de lo que acontecía, tanto en el ámbito local como en general.
A lo largo de su dilatada vida, fue teniente de alcalde durante la Dictadura de Primo de Rivera, Secretario de la Comisión pro-ferrocarril Lugo-Ribadeo en los años veinte, perteneció varios años a la comisión de fiestas de San Lucas, comentarista deportivo en la prensa local, en la que acostumbraba a firmar con los seudónimos de ?Gafas? o ?Baloncitos?, etc.
Hay que destacar las formulas preparadas meticulosamente en la rebotica por este gran profesional, que desgraciadamente se han olvidado. En este apartado voy a contar un detalle que me ocurrió a mí durante mi vida laboral. Yo comencé a trabajar en la empresa mindoniense Aglomerados Ecar el primero de febrero del año 1989. Cierto día cambiándole los espejos a la prensa del melaminado, me quemé con un latiguillo por el que circulaba agua a una temperatura de algo más de 180º en la parte interior de un brazo. Rápidamente fuí hacia la oficina que tenían en aquellos momentos los encargados de turno y me encontré con el operario de la prensa que llamábamos ?vieja? Justo Gómez ?O Extremeño?, le comenté lo que me ocurrió y me acercó al botiquín que estaba muy próximo. Allí había un recipiente de cristal con un líquido amarillento. Justo sacó una gasa y la mojó bien con el líquido y me la colocó sobre la quemadura del brazo. Mantuve la quemadura cubierta durante un tiempo. Con el paso de los días, me fué curando perfectamente y para sorpresa mía, no me quedó ni cicatriz. Después de transcurrido un tiempo le pregunté a mi amigo y compañero Justo donde se compraba ese liquido. Me respondió que llevaba ya mucho tiempo en la fábrica, que no se vendía, que lo tuviera que usar varias veces por su puesto de trabajo y que lo había preparado el farmacéutico D. Rafael Martínez.
A la muerte de D. Rafael Martínez, se hace cargo del establecimiento farmacéutico su hijo D. Javier Martínez Sánchez. Al llegarle a éste la edad reglamentaria de jubilación se hace cargo del establecimiento su hija Dª Celsa Martínez Rigueiro, quién lo regenta en la actualidad, siempre bien auxiliada de sus operarios: María, Fina y Manolo.
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