Hace muchos años los medios de comunicación se reducían a los llamados
caminos de herradura y los transportes se hacían a lomo.
En el año
1.773 se realiza la construcción de los que conocemos como
Caminos Reales, siendo
Rey de España Carlos III. Se aprovecha la mayor parte del trazado de primitivos caminos, pero en algunos casos se acorta el trayecto para salvar algunos obstáculos.
[fotografía: Montes de Sasdónigas]
Los carruajes montados sobre muelles o ballestas penetraban en el territorio del Ayuntamiento mindoniense por lo más alto de la parroquia de San Bartolomé de Cadavedo (Pastoriza), descendían a continuación por el costado del ?Campo de los Maragatos?, hasta llegar a lo más alto del barrio de Curros (Santa María Mayor). En la cima de los montes conocidos como ?Da Farrapa? existía una edificación de planta terrena, donde se hacía la ?posta? de las caballerías que tiraban de los carruajes. Ésta era propiedad a mediados del siglo XVIII de D. Baltasar Méndez, vecino de Ribadeo y lindaba por la derecha e izquierda con otras propiedades del mismo. A continuación transitaban por el territorio de la parroquia de Santiago de Lindín y descendían por el trazado de la primitiva calzada, atravesaban los barrios de Abidueiras y Couto de Outeiro, hasta llegar al barrio de los Molinos de Arriba de nuestra ciudad.
Posteriormente atravesaban todo el núcleo de población de Mondoñedo y se dirigían hacia el lugar de Pacios de Abajo, en el barrio de Cesuras, parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Allí existió hasta hace pocas fechas una edificación llamada
?O Corralón?, lugar donde se hacía de nuevo otra
?posta? de caballerías a los carruajes que transitaban por el citado Camino Real y mientras, los pasajeros podían descansar un rato, antes de dar comienzo el empinado y difícil camino de la Infesta, pasando por el lugar de ?A Revolada?. En este punto, por las circunstancias reseñadas anteriormente, siempre era necesario añadir al tiro de caballerías una pareja de bueyes, hasta coronar la cima de los montes de Cesuras.
Transitando uno de estos carruajes por el lugar de Rego de Cas, conocemos el
20 de abril del año 1.853 el fallecimiento repentino de nuestro vecino
Juan Montes, que en esos momentos era
soldado del 2º batallón de Marina, de guarnición en Ferrol, que venía a disfrutar de un permiso a su domicilio de Mondoñedo.
Por medio de un documento existente en el archivo del Ayuntamiento mindoniense sabemos que en el mes de agosto del año 1.864 se dedicaban permanentemente al transporte de personas y mercancías dentro del término municipal, un carruaje, dos hombres y una pareja de bueyes; durante las estaciones de la primavera y el verano, dicho servicio llegó a contar con seis carruajes, que daban empleo a doce hombres y trabajo a una docena de bueyes.(1)
El día
8 de agosto del año 1.831 es asaltado un carruaje en el tramo del Camino Real que transita por la parte más elevada del territorio de la parroquia de San Lorenzo de Sasdónigas, en el punto conocido como
?A Granda das Cortellas? y aparece al día siguiente el cuerpo sin vida de
D. Diego Fernández Carbajales. La víctima era vecino del núcleo de población de Vilavedelle, parroquia de Santa Cecilia de
Seares (Asturias).
Es reconocido su cadáver por el médico y cirujano de Mondoñedo, por mandato del Alcalde Mayor. Después de realizar una exploración ocular al cadáver, comprueban que su muerte había resultado no sólo de
un balazo de arma de fuego, sino que también había sufrido más de
cuatro puñaladas.
Recibe cristiana sepultura en el cementerio parroquial de San Lorenzo de Sasdónigas, que por esas fechas se encontraba situado a un costado de la iglesia parroquial.(2)
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(1)-Archivo del Ayuntamiento de Mondoñedo, transportes terrestres, carpeta 883.
(2)-Archivo Diocesano de Mondoñedo, parroquia de San Lorenzo de Sasdónigas, libro segundo de defunciones (1.784-1.852).