
En el apartado octavo del testamento de D. Eugenio de Silva Villaronte (1) dice: “es su voluntad que su esposa Dª Dominica Posada Villapol (2) lleve en usufructo durante su viudez la huerta con el plantel del Rosal de Alcántara, así como los bosques de las afueras de esta ciudad, que están bajo un cercado, desde el Campo de San Cayetano, a la cuesta de Barbeitas, sin comprender las huertas o terrenos arrendados, para que disfrute de ambas fincas con los hijos que vivieran en su compañía, recomendándole mucho su conservación y cuidado y el sostenimiento y fomento del arbolado”.
El conocido como “Bosque de Silva”, todo cercado de muro de piedra, se encuentra en las proximidades del casco urbano de Mondoñedo. Por la parte inferior, linda con las viviendas y cauce del Río de Sixto y camino de carro que asciende a Barbeitas. Por la parte superior, con las viviendas de San Cayetano y camino de carro que comunica Barbeitas y Gontariz.
En el año 1967, esta propiedad boscosa fue talada en su totalidad e incluso muchas piezas de castaño, que destacaban por su verticalidad, fueron adquiridas por la empresa eléctrica B.E.G.A.S.A como postes de su tendido. Posteriormente, esta propiedad fue vendiéndose a trozos a diversos vecinos de Mondoñedo. Desde esas fechas, los nuevos propietarios han hecho algunas talas e incluso la zona, ha padecido un pequeño incendio por su cabecera a finales de los años ochenta.
“Pues ese bosque vecino mío lo están ahora talando. Descubierta queda la corona de la colina castreña, y yacen en la ladera los troncos, que los leñadores han descortezado lentamente. Tengo la triste sensación de haber perdido un gran amigo, un compañero de ocios. Y como le imaginaba al bosque mío todos los misterios que son propios de las selvas, aprendidos en mil relatos, ¡oh, Broceñandia de Arturo y de Merlín!, he perdido también la estampa que me servía para poner el fondo en las historias que más amé, y amo todavía. Para mí el bosque de Silva lo era todo, y especialmente Sangri-La, es decir, la espesura que en su corazón ocultaba un claro con una fuente, el jardín de la Edad de Oro”. (3).
Zona boscosa que cubre una colina inmediata a la población de Mondoñedo. Bosque en el que podemos encontrar arces, álamos, chopos, laureles, abedules, alisos, castaños o robles. Al pié de la colina, discurre el río Sixto que bordea el casco urbano hasta juntarse con el que desciende desde Valiñadares.
Álvaro al abrir las hojas de una de las ventanas de su habitación y elevar un poco la vista, se topaba de frente con la masa arbórea. La tala que el menciona en su artículo del Faro de Vigo, que por cierto duró varios días, yo la contemplé desde una de las ventanas del aula de la antigua escuela de Alcántara. El maestro, D. Mauricio Lado de Pomiano, nos regañaba con frecuencia porque era motivo de distracción entre el alumnado, cuando veíamos caer los árboles al suelo o arrastrar sus troncos una caballería.
El deseo de D. Eugenio de Silva de conservarlo, cuidarlo y sostenerlo dejó de cumplirse en los años sesenta.
1)-D. Eugenio de Silva Villaronte, fue escritor, Alcalde de Mondoñedo en 1865, Diputado provincial, propietario, etc. D. Eugenio de Silva falleció en Mondoñedo en 1884. El 26 de abril del citado año se le celebró una función fúnebre en la iglesia de la V.O.T. de Mondoñedo.
2)-Dª Dominica Posada Villapol era hija de D. Ramón Posada y de Dª Fermina Bermúdez Villapol, residentes en la calle Santo Domingo de Mondoñedo. Era nieta paterna de D. Enrique Posada y de Dª Juana Olano. Nieta materna de D. José Bermúdez Villapol y de Dª Cipriana Rodríguez.
Su hija, Dª Asunción de Silva Posada (1861/1939) es la última descendiente de esta importante familia en Mondoñedo. Dª Asunción residía en la calle Obispo Sarmiento de Mondoñedo y falleció en estado de soltería.
(3)- Álvaro Cunqueiro, en la muerte de un bosque, Faro de Vigo, 12 de febrero de 1967.
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En alguna ocasión habíamos escuchado hablar a personas mayores de este pequeño negocio de la calle Rigueira de Mondoñedo. Me resultaba totalmente desconocido. Gracias a la amabilidad de D. Andrés Pérez Balsa, persona muy desprendida, que me regaló un interesantísimo programa de Las San Lucas del año 1930, por medio del que obtuve alguna información de la tonelería e incluso el nombre de su propietario. Después consulté la hemeroteca “Galiciana” y algunos censos municipales de población con intención de aumentar el mayor número de datos posibles para poder darlo a conocer.
En 1925, D. José Manuel Andia Expósito llevaba por arriendo un horno de cocer pan en el barrio de Los Molinos de Mondoñedo y se le produjo un conato de incendio. Por fortuna, con la pronta ayuda de varios vecinos no resultaron muy cuantiosos los daños.
En la planta baja de la edificación señalada con el número 11 de la calle Rigueira de Mondoñedo, actual número 12, a finales de los años veinte y comienzos de los treinta del siglo pasado regentaba un taller de confección de toneles.
En 1932 se le extiende autorización para conducir vehículos a motor. Le corresponde el número 2610.
En este taller se confeccionaban sellas, macetas, azucareros, con aros de metal amarillo y blanco y otros trabajos relacionados con el oficio y que el cliente podía apreciar en dicha CASA. Se anunciaba: “precios convencionales y económicos, prontitud y esmero en los pedidos”.
En los primeros días del mes de enero de 1940 se anunciaba en la prensa local la venta de la edificación señalada con el número 11 de la calle Rigueira de Mondoñedo y de un ferrado de tierra en el barrio del Río de Sixto por parte de D. José Manuel Andia. Sospechamos, qué por razón de edad, el Señor Andia cesaba en su negocio e incluso deseaba cambiar de domicilio.
Pocas fechas más tarde, ya había desaparecido el taller y residían en la edificación el matrimonio formado por Jaime Vázquez y María Sanjurjo, quienes residieron en el lugar unos cincuenta años.
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