MISCELÁNEA MINDONIENSE


Andrés García Doural
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UN DESCARRIADO ORGANISTA
Se llamaba D. Nicolás Coronas y Lacasa. La primera noticia que localizamos de D. Nicolás como Beneficiado organista de la catedral de Mondoñedo data del año 1862.
A comienzos de 1862 la Reina se había dignado nombrar Beneficiado para la catedral de Mondoñedo a D. Nicolás, lo que iba unido al oficio de sochantre, vacante por promoción de D. Gabriel Baltierra y atendiendo a la petición del Prelado (1). El 18 de marzo de 1862, D. Nicolás es admitido como socio eventual del Casino de Mondoñedo. En el mes de julio es admitido por unanimidad como socio de número. Como tal socio de número, no tenía por costumbre asistir a las sesiones del Casino. En noviembre de 1862, en atención a las circunstancias que mediaron y al fin de evitar controversias con el mismo, y por otras causas y motivos, se acuerda darlo por eliminado de la Sociedad (2).
A comienzos del mes de diciembre de 1863, reunidos los capitulares en la Sacristía, se abrió un oficio del Sr. Obispo de la Diócesis (Ponciano de Arciniega), en el que comunica la dolorosa e imprescindible necesidad de que se había visto de reducir por un tiempo indeterminado en la cárcel al Beneficiado organista D. Nicolás Coronas y Lacasa: “en atención a la vida licenciosa en que vivía, causando escándalo a los fieles de todas condiciones y sexos y ver, si por este medio se lograba y con la Gracia de Dios, traerlo al buen camino”.
El sábado 23 de diciembre de 1863, reunidos en la Sacristía varios capitulares, bajo la presidencia del Deán, se abrieron dos oficios, uno del Sr. Obispo de la Diócesis, en el que comunicaba que ordenó que el Beneficiado y organista de la catedral, D. Nicolás Coronas y Lacasa, pueda salir todos los días de la cárcel para asistir al coro y pueda desempeñar sus obligaciones en el órgano, volviendo a comer a dicha reclusión y a recogerse antes de las seis de la tarde, excepto la noche de Navidad (3).
En marzo de 1864 es admitido de nuevo como socio de número del Casino mindoniense; en esta ocasión por unanimidad.
En junio de 1865, continuaban los incidentes con el Beneficiado organista. El día 30, el Presidente, habiendo observado que el Beneficiado organista entraba en el coro con botas, con pantalones y sin la corona abierta (cabeza), le había avisado en varias ocasiones. Hasta la fecha no había podido conseguir enmendarlo, lo que ponía en conocimiento de la Corporación. El cabildo acordó que por medio del Secretario se notifique al organista que si en el primer día no cumple con lo ordenado por el Presidente, se le descontará la 3ª parte de su salario; al segundo día, la mitad y al tercero, toda su asignación (4).
En septiembre de 1865, D. Nicolás ya debía 504,68 reales al Casino de Mondoñedo. Otro importante deudor era D. Francisco de Paula Buón, con 407,70 reales. Por los libros de actas de la Sociedad, vemos que la morosidad estaba arraigada entre sus miembros, aunque estos dos casos, son los más escandalosos.
El 20 de noviembre de 1865, reunidos en la Sacristía varios capitulares, el Deán informó de las continuadas faltas del beneficiado organista de la catedral, D. Nicolás Coronas, especialmente en las funciones que se celebraban a cuatro, pues a pesar de que el niño de coro José Ramón García Rojo lo suplía en el órgano, quedaba el papel de contralto sin desempeñar, por consiguiente, sin solemnizarse las vísperas y demás horas, en que aquel se necesita.
La Corporación, en vista de lo referido y después de oir el parecer de todos los presentes, acordó que se prevenga al niño José Ramón de que se abstenga de tocar el órgano en las funciones que debe cantar en el papel de contralto y respecto al organista, se le descuente diez reales por cada falta de las que cometa a no ser que ponga a otro, que le supla y si esto no fuese suficiente se pondrá en conocimiento del Sr. Obispo, para que tome las medidas oportunas.
A comienzos del mes de diciembre de 1865, D. Nicolás volvía a tener una deuda muy considerable con el Casino. Su importe ascendía a 442,87 reales y manifestaba a la Junta Directiva la imposibilidad de abonarlos en el plazo que se le señaló y pide que se le divida la deuda en cinco mensualidades iguales, a razón de 60 reales cada una, después de entregar ciento cuarenta y dos reales y ochenta y siete céntimos, por cuenta de la primera paga que se le abone de Beneficiado (5).
En febrero de 1866, se leyó un oficio del Sr. Obispo en el que comunica al cabildo: “Qué por efecto del buen comportamiento de esta Santa Iglesia, D. Nicolás Coronas y Lacasa, clérigo, S.Y. se había dignado levantarle la suspensión del uso y ejercicio de su orden, que con dolor le había impuesto” (6).
A comienzos del mes de abril, el socio del Casino, D. Nicolás Coronas vuelve a contraer una elevadísima deuda con la Sociedad. En esta ocasión, su importe se eleva a 530,82 reales. A pesar de las numerosas comunicaciones enviadas, el Sr. Coronas alegaba que no podía satisfacer tal cantidad de dinero. Se le ofrecieron varias soluciones, pero todas resultaron inútiles. Incluso, la Junta Directiva lo amenazó con reclamársela judicialmente. A los morosos, que había alguno más, se les prohibía participar en ninguna clase de juego, mientras no satisfagan sus deudas, tomar café u otras clases de bebidas, sin pagar al contado. Después de varios comunicados, el Sr. Coronas se compromete a pagar la deuda en mensualidades de 20 reales, en vez de los sesenta que le ofrecía la Sociedad, para eliminar su elevada deuda. Después de una prolongada deliberación, la Junta Directiva propone la cantidad de cuarenta reales mensuales. El 5 de mayo de 1866 deja de ser socio del Casino.
El 9 de octubre de 1867, D. Nicolás solicita ser admitido de nuevo como socio de número del Casino, quedando admitido por mayoría. ¡Qué paciencia tenía la Directiva del Casino con algunos socios! ¡Con esos antecedentes, cómo lo admitían!
En marzo de 1868, D. Nicolás volvía a figurar en el listado de socios morosos del Casino. En esta ocasión la deuda ascendía a 442 reales y 87 céntimos. ¡Esto no tenía arreglo! Corta iba a ser la estancia de D. Nicolás entre nosotros, pero fructífera en incidentes.

(1)- Revista Católica, núm. 14, abril de 1862, pág.282.
(2)- Archivo del Casino de Mondoñedo, Sesión del 24 de noviembre de 1862.
(3)- Archivo Catedralicio de Mondoñedo, cabildo del 23 de diciembre de 1863.
(4)- Archivo Catedralicio de Mondoñedo, cabildo del viernes 30 de junio de 1865.
(5)-Archivo del Casino de Mondoñedo, Sesión del 7 de diciembre de 1865.
(6)- Archivo Catedralicio de Mondoñedo, cabildo ordinario del 27 de febrero de 1866.

Comentarios (0) - Categoría: Cronicón - Publicado o 28-07-2021 21:50
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