
Una húmeda mañana del mes de octubre, con todo Mondoñedo cubierto de un espeso manto de niebla, nos reunimos en las inmediaciones del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, Elena Candia, José Otero, Alfonso Cancela, Abel Vigo y Andrés García, con intención de visitar los manantiales del siglo XVIII, que durante tantos años surtieron de agua potable las diversas fuente publicas de Mondoñedo, del convento de Alcántara, del convento de monjas concepcionistas, del palacio episcopal, de los mazelos (mataderos) e incluso de algunas propiedades particulares.
Provistos de botas, de botas de goma, linternas y de unas hoces, transitamos por el campo de la feria, viviendas de Carroceira y tomamos un camino que por entre verdes campos y exuberante vegetación nos conduce al manantial de ?Os Pedregás?. Un poco antes de llegar a su arqueta, descendemos unos metros por una parcela de monte y nos introducimos por una de las puertas del espectacular canal, por el que desciende el agua en dirección a la población. Todos quedamos sorprendidos de la buena obra, del arenero, de sus paredes y de su robusto techo.
Posteriormente, nos introducimos en la bóveda de la arqueta de ?Os Pedregás?. Los que no habían estado nunca allí, quedaron sorprendidos de la edificación, de la masa rocosa donde brota el agua, de su suelo, todo cubierto de grandes piedras calizas de la Trinidad, de la esbelta bóveda, etc. En su interior, se realizan varias fotografías e incluso se grava un video. A continuación ascendemos por entre castaños, arces, robles, abedules, laureles y alisos, hasta el manantial del ?Codesal?. El suelo comienza a estar cubierto por las numerosas hojas caídas de los árboles y de unas buenísimas castañas. Ascendemos con precaución por el empinado sendero hasta la entrada de la bóveda del ?Codesal?. Nos vamos introduciendo en su interior y con la luz de las linternas, contemplamos la robustez de sus paredes, que soportan las grandes piedras que cubren su techo. Obra civil, totalmente diferente a la anterior, de la que brota escasa cantidad de agua.
Posteriormente, transitamos por un sendero que discurre por una zona de densa vegetación, atravesamos el cauce del Río de Sixto y ascendemos hacia el manantial del ?Espiño?. Una vez allí, penetramos en la edificación, dentro de la cual, nos topamos de frente con una gran masa rocosa, y encendemos las linternas para contemplar con detenimiento los puntos por donde brota su cristalina agua y realizamos de nuevo varias fotografías.
A la salida de la edificación abovedada, nuestro compañero de caminata, Alfonso Cancela, suelta de su espalda la mochila que cargó durante el recorrido y nos sorprende a todos con bebidas, frutas y unos bocadillos. Una vez repuestas fuerzas, descendemos de nuevo por el sendero y nos dirigimos al ?Ollo da Fonte?, donde brota un abundante manantial, que durante muchos años regó verdes prados de los vecinos de Gontariz y de Barbeitas.
A continuación transitamos por un viejo camino de carro que nos conduce al lugar de ?A Picheira? de Barbeitas y ascendemos por una empinada parcela de boscoso monte para contemplar una vieja calicata minera, que una vez más, sorprendió a los caminantes. Posteriormente descendemos por el viejo camino de carro, que en algunos tramos se halla calzado para que las aguas pluviales y las ruedas de los carros no deterioraran su piso, el cual es conocido entre los vecinos como ?camino de Folgueirarrasa?.
Una vez, en las inmediaciones de las viviendas del Río de Sixto, giramos a nuestra izquierda y ascendemos hasta el aparcamiento e iglesia de Alcántara, donde observamos con detenimiento el pilón y registro del viejo convento. Por último, descendemos hacia la fuente de S. Juan y Rúa do Sabelo, comentando algunas anécdotas de nuestra caminata y nos despedimos unos de otros. Pese a lo avanzado de la mañana, la densa niebla continuaba cubriendo las laderas de los montes que circundan Mondoñedo. Se acercaba la hora de la comida.
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