 Desde tiempo inmemorial se vendía pan al público en la Plaza de Mondoñedo (actual de la catedral). En el año 1854, al haberse hecho una nueva plazuela frente al Seminario Conciliar Santa Catalina, en el sitio que antes ocupaba el cementerio del cabildo e inmediación de los macelos, la Corporación mindoniense decide trasladar a la citada plazuela a las vendedoras de pan.
El 24 de octubre de 1854 Josefa Corujo, María Fernández, Rosa Fernández y Josefa Ramos, en nombre de las panaderas de Mondoñedo dirigen un escrito al Ayuntamiento mindoniense en el que alegan entre otras circunstancias, que los macelos despedían hedores intolerables, la intensa humedad existente del lugar, posible y fácil contagio a los vecinos, que incluso quedaba más a desmano del consumidor y en último caso, pedían que se les dejara venderlo en el soportal del Consistorio. También recordaban al Ayuntamiento que cuando se había visto comprometido a presentar instantáneamente numerosas raciones de pan a las tropas del general Espartero, como del general carlista Gómez, había acudido a ellas (1). Escuchadas sus alegaciones pero no admitida su petición, las autoridades municipales deciden autorizar a las panaderas mindonienses vender el pan en los soportales de la vivienda de la familia Villaamil del Cantón.
En el mes de septiembre de 1861 la Corporación mindoniense acordó tomar, entre otras disposiciones, que las panaderas de hogaza, que vendían el pan hasta esa fecha debajo de los soportales de la vivienda de D. José Villaamil Albareda, lo hagan en los días lluviosos en los soportales del fondal de la Plaza (2).
(1)- Archivo del Ayuntamiento de Mondoñedo,
carpeta 1008.
(2)- D. Eduardo Lence Santar, Del Obispado, Tomo III, 1915, pág. 135.
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