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Dedicado a o Brasil |
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Mirade o noso artista Casalderrey como rachaba...
fotografía donada por Paco Salgado
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19 Comentario(s) |
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1 |
Aun que me quedan al menos un par de días mas de "castigo" sin poder usár el ordenador,y contando que este pequeño comentario pase desapercibido,no tengo más remedio que destacar en todas estas actividades,la travesia a nado de la dársena.
Pensarlo bién, a golpe de siete de marzo , a las 12,30 horas.
Mi madriña, que frio.
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Comentario por luis (29-09-2009 11:50) |
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Tienes razon ¿Seria que estabamos mas acostumbrados a todo tipo de "penurias"? En las casas no habia calefaccion, habia unos sabañones finos, y para las noches en la cama botellas de agua caliente envueltas en algo.¡Curtidos estabamos¡
CUIDATE |
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Comentario por margarita (29-09-2009 11:57) |
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En el Teatro Cine Cervantes...!!!Que Saudades!!!...
Y que simpático homenaje do Faiado en el título de la foto del Programa de las Fiestas de Santo Tomás de Aquino en el León XIII.
Más una vez grácias ao Faiado por traerme de vuelta a mis tiempos de infancia y juventud feliz que viví en Villagarcía antes de emigrar para Brasil.
Sigo acompañando diariamente los comentarios del blog, al mismo tiempo que, siguiendo el impulso que me habeis dado al comentar las anécdotas que os conté con mi amigo Aurelio, decidí contar más episódios con él y tambien con otros amigos y hermanos para, sin otras pretensiones que no sean de que se las puedan disfrutar más personas de nuestra época.
No sé si dará un libro, pero lo tentaré, por lo menos colocando en los relatos, en el lugar de la falta de técnica literaria que no tendría para ofrecer, lo máximo de emoción que me estais haciendo sentir al recordarme con este blog, tan vivamente de aquellos tiempos felices.
Desde Brasil un enorme abrazo a todos los antiguos y nuevos amigos de este inspiradísimo blog.
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Comentario por José Manuel Casalderrey (29-09-2009 16:22) |
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Al ver este programa no pude por menos que emocionarme, recordando aquellas fiestas de Santo Tomás de Aquino.
Os recuerdo a todos actuándo en el Teatro Cervantes.
Los partidos de fútbol en el campo de La Lomba, León XIII - Instituo Laboral.
Los de baloncesto, Franciscanas ( mi querido colegio) y Felipenses,que reñidos erán.... y que bien lo pasabamos, erán otros tiempos. |
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Comentario por piluca villaverde (30-09-2009 01:59) |
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Piluquita ,si tú te emocionas ¡imagínate yo¡,disfruto como una enana me encantan las historis de José Manuel y aunq dice q no tienes aptitudes literarias yo opino lo contrario,redacta genial,cómo iba a ser de otro modo siendo exalumno de LEÓN XIII,"faltaría plus" q siga así q yo no sé de dónde voy a sacar el tiempo para leer tantos recuerdos y ver tantas fotos,lo sacaré de la manga,como la tele la odio,pues invierto mis horas de ocio en este placer. Un abrazo a todos. |
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Comentario por Isabel Garrido Castromán (30-09-2009 02:08) |
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6 |
Gracias, Isabel, por tus amables palabras de incentivo.
Como decía, estoy escribiendo otras aventuras de mi infancia para llevarlas para ahí y ver si a alguna editora le interesaría publicarlas.
A ver si te sacas entonces un tiempo para leer esta, que no tuvo, de esta vez, la participación de mi amigo Aurelio.
Espero que os guste...
?Un día de cacería en el Río del Con?
Era la noche de Reyes y, por lo que todo indicaba, la escopeta de aire comprimido que les había pedido aquel año, sería substituida por el par de zapatos que mi madre sugiriera como alternativa, ante el estado en que se encontraban los míos, víctimas constantes de las partidas de fútbol en los campos encharcados de lama y gloriosas escaladas a los muros de la huerta del cura.
Por más que le metiera betún a las botas, ya no estaban pasando en la rigurosa fiscalización de Don Nicolás, a las 9 de la mañana, en la fila del colegio León XIII.
Era una hora de castigo en el estudio nocturno, a cada vez que no reluciesen como un espejo, lo que ya era imposible pedir a aquellas punteras que no había día en que no fuesen premiadas con un nuevo raspón en su sufrida epidermis.
Claro que, como mis padres aún se creían que yo no sabía quién eran los Reyes Magos, esas discusiones con mi madre no pasaban de ?conjeturas?, y ella, por más que lo intentase, no conseguría convencerme a mudar mi pedido a ?los reyes??
Hecha también aquel día la ?revista de rutina? en todos los armarios sospechosos, tampoco conseguí descubrir ningún paquete o bulto que indicase pudiera contener el ansiado regalo que, por sus dimensiones, sería difícil de esconder?
Eso ya empezaba a olerme mal?
Y cuanto más mi madre trataba de convencerme de que los reyes aquel año estaban pobres, con muchos niños para atender, etc., etc.,? peor me olía la cosa?
Desperté cuando aún era noche, con mi hermano Quique, que dormía a mi lado, avisándome, con visible pesar, que los reyes habían dejado aquella caja de zapatos que palpara en el suelo, a su lado de la cama, entre otras cosas que no conseguía ver a obscuras.
Inmediatamente estiré el brazo para el suelo, tocando de cara, en? ¡otra indeseada caja de zapatos!...
Y ya íbamos haciendo nuestras cuentas de lo que haríamos para vengarnos de aquella injusticia de los Reyes Magos, prometiendo no estudiar más las lecciones, ser desobedientes, continuar las peleas en el jardín, etc., etc.?, cuando, resignado, resolví darle una palpada a los malavenidos zapatos.
Al pasar la mano por la caja, sentí que tropezara en algo al arrastrarla?
Estiré el brazo por debajo de la cama y?!que alegría!, ¡allí estaba mi linda escopeta de perdigones que durante semanas admirara en los escaparates de las tiendas!...
Eran las cinco y pico de la mañana de un día muy frío, pero eso no importaba?
Salimos muy despacito de la cama y, desde la azotea, aún en pijamas, disparamos algunos tiros para lo alto, calculando cuanto alcanzaba la escopeta, por el tiempo que tardaban los balines al caer de vuelta sobre las hojas de los árboles del jardín?
En aquel silencio de la noche, el ruido de vuelta parecía durar una eternidad, demostrando que tenía un buen alcance.
Volvimos para la habitación y, cuando estaba clareando el día, para entrenar la puntería, coloqué la cajita con balines encima de un estante acribillándola con tiros certeros.
Tan certeros que, solamente al retirarla pude ver el enorme agujero que habían hecho los balines en la pared recientemente pintada?
Para esconder aquella ?cratera?, mudamos unos libros de lugar, solucionando el problema, por lo menos momentáneamente, con el Don Quijote colocado en el punto exacto?
Al llegar al Jardín, nos encontramos con la pandilla, que luego se apuntó para salir con nosotros de cacería, siguiendo río arriba por la orilla del Río del Con.
Llevábamos nuestro perro, el ?Ney?, un pointer irrequieto que, por su instinto cazador, corría de un lado a otro buscando pistas con su apurado olfato.
A pesar de saber que al perro no le gustaba, Manolito, conocido por su mote como ?Pelele?, insistía en llevarlo preso por una cuerda, a pesar de los frecuentes tirones del robusto animal arrastrando la frágil figura de su verdugo por el camino.
Pelele estrenaba aquel día la ropa nueva que le trajeron los Reyes y unas alpargatas de aquellas de tejido marrón que tenían el solado hecho de cuerda de cáñamo.
Estaba feliz con su ropa nueva, y tenía que tomar mucho cuidado para no ensuciarla, pues su tía no sería nada comprensiva con tal descuido, como le había advertido al salir de casa?
Como ya eran horas de comer, en un descampado al lado de un regato, improvisamos una hoguera para asar el producto de la cacería, usando unas horquillas de ramas apoyadas en algunas piedras que juntamos, consiguiendo un buen fuego de leña enseguida.
Pelele, en cuanto eso, seguía agarrado al pobre Ney, que hacía de todo para librarse de aquella cuerda en el pescuezo.
-¡Déjalo en paz Pelele!, le decía?
-¡Solo voy a llevarlo para el otro lado!, respondió, mostrando unas tablas que servían de paso para atravesar el lodoso arroyo...
Y estaba empujando el perro para que subiese en las tablas, cuando el animal, que no tenía mucha vocación para tal número circense, viéndose cercado, dio un salto para el otro lado y?
!Plashhh!,.. Caído de planchazo, de bruces en medio del río, allí estaba Pelele, agarrado a la cuerda del Ney, que le miraba sorprendido, talvez por no entender a que se debía ese inesperado baño en aguas tan frías, en pleno invierno?
Ensopado de lama de pies a cabeza y visiblemente contrariado al vernos rodando por la grama, riendo a carcajadas de la escena hilara que él mismo provocara, venia Pelele en nuestra dirección, tiritando de frío, para acercarse a la hoguera donde aún asaban los mirlos.
Aún por encima, el perro, finalmente suelto y talvez contagiado con la nuestra, demostraba su alegría saltando y dando vueltas alrededor de Pelele, como si estuviese burlándose de su pretenso y desastrado domador.
Las ropas quedaran mojadas y sucias de barro.
Ya a las alpargatas, aunque encharcadas, no se le notaba tanto el barro por ser de color marrón, pero la cuerda de su suela empezara a deshilarse por las bordas?
Alguien tuvo la idea de lavar las ropas en el río y ponerlas a secar en la hoguera, improvisando un tendal usando la cuerda del Ney.
Así, el jersey, los pantalones, la camisa y los calzoncillos de Pelele, en poco tiempo, ya sufridamente lavados, flaneaban al viento, colgados entre dos palos, en la cuerda estirada por encima de la hoguera?
¡Que visión!...
-¡Cuidado con el fuego!, gritaba Pelele cuando el viento avivaba las llamas peligrosamente?
Pues muy bien, eso lo resolveríamos echándole un poco de agua con un cacharro a la hoguera de vez en cuando?
Claro que esa solución tenía un pequeño ?efecto colateral? levantando aquella nube cenicienta de humo?
Pero las ropas ya estaban secando y eso era lo que nos importaba antes que anocheciese?
-¡Está oliendo a chamusco!,- gritó Pelele.
-¡Las zapatillas?Las zapatillas!,?decía corriendo para el otro lado de la hoguera?
Por estar bastante mojadas, solo a una le afectó más el calor de las brasas, cuando se cayeron de la improvisada ?percha? que le hiciéramos?
Por más que quisiéramos convencerlo de que aquello no se notaria tanto, la verdad era que más de la mitad de la pala y parte de la puntera estaban carbonizadas?
Ya a la otra, que solo se le quemara el esparto de la suela, calzada en el pié no se le notaba nada?
Pena que, al andar, la cuerda de la suela empezaba a deshacerse, dejando aparecer unos hilitos por aquí y otros por alli?
En fin, teniendo en cuenta que llegaríamos de noche, la tía de Pelele talvez no notase nada?
Pelele esperaba impaciente, vestido con una chaqueta y un jersey que le emprestáramos hasta que sus ropas secasen suficientemente para poder vestirlas.
Ya obscurecía cuando, al ponerse la camisa, notó el olor de ahumado que habían adquirido las ropas, con tantas ?rebajadas? del fuego traidor, hechas a base de innumeras cacharreadas de agua.
Aquella era la peor parte del mencionado ?efecto colateral?.
Quitando la parte característica del aroma de las carnes suinas, las ropas de Pelele se quedaron con aquel olor fuerte, como el de los chorizos?
¡Por donde andaba iba dejando un rastro que se sentía a leguas de distancia!
A la vuelta le sugerimos que no calzase la zapatilla mas afectada hasta llegar a su casa, para no ir perdiendo buena parte del esparto del solado por el camino?
Pero no había manera de hacerle ver que aquello no era nada?, que casi no se notaba?, que ya era de noche?
Solo hablaba de la paliza que iba a llevar así que su tía viese el estado en que estaban sus ropas y alpargatas nuevas, estrenadas aquel día?
Al llegar al jardín de Ravella, en el chafariz, le dimos los últimos ?retoques? tanto al cuello aun húmedo de la camisa, como al agujero de la alpargata que aparecía por debajo del chamusco y que fue convenientemente mimetizado con el auxilio de una hoja seca, de color casi igual, metida por dentro del pié de la alpargata...
Tras las inyecciones de ánimo para enfrentar a su tía lo dejamos en el portal de su casa y, con la Señal de la Cruz y un Padre Nuestro, escondidos en las escaleras, esperamos para ver si aquello había ?pasado??
Dos minutos después se oyó aquel grito aterrorizado de la tía de Pelele quitándonos la duda.
¡Definitivamente!: ¡Toda aquella estrategia no había dado buen resultado?!.
¡Pelele se jorobara!...
Llevó una paliza de campeonato y, cumpliendo el castigo de su tía, no apareció durante un mes por el jardín,? ¡para alegría del Ney!
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Comentario por José Manuel Casalderrey (30-09-2009 17:37) |
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Luis te olvidas que en esos tiempos los bañadores eran de "felpa",así que el frio se notaba menos.Me alegro que te incorpores a la labor de todos los dias |
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Comentario por Rodrigo Ves Buceta (30-09-2009 19:24) |
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Casalderrey ¿Cuando vienes? |
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Comentario por faiado (30-09-2009 20:10) |
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Por favor Jose Manuel,sigue contándonos mas relatos.Cree me hacia mucho tiempo que no me reía tanto,GRACIAS. |
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Comentario por Margarita Coello Nuñez (30-09-2009 20:24) |
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Rodrigo, en aquellos tiempos, lo unico que habia de felpa, eran las "batas de casa" y las zapatillas "Wamba" de Pirelli,que no creo que ayudasen a mantenér la temperatura corporál al estar sumergido en el agua.
Pero si tu lo dices, dicho está.Me imagino que lo dirás por experiencia.
Hoy en día, si alguién se mete en el agua ,a golpe de mes de Marzo, lo mas probable es que lo saquén tieso como una "mojama".
Si quieres puedes intentarlo.Ya ves que te sigo la "coña", en este caso sí "marinera". |
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Comentario por luis (01-10-2009 17:52) |
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¿Donde estará la escopeta de balines de Casalderrey?.
En mi casa está, desde hace muchos años, la que por aquella época le habian traido los Reyes a alguno de mi cuñados. Un día la trajo Mingos a mi casa para demostrar su puntería.
Con esta escopeta, hace más de 25 años, mi hijo el mayor salió de cacería por los alrededores de nuestra casa.
Al cabo de un rato llegó con cara triste y me dice:
"He matado a un pájaro. Me dió mucha pena el verlo muerto. Pero creo que he hecho una cosa buena, se lo he dado a un gato que estaba por allí y el gato se ha puesto muy contento. No volveré a dispararle a animales, solo dispararé a dianas".
Conclusión: No tengo hijo cazador |
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Comentario por Paco Salgado (02-10-2009 16:07) |
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Comentario 8 :Estoy agilizando las cosas por aquí para dar una vuelta lo más brevemente posíble por Villagarcía, talvez hasta el fin del mes ya pueda fijar alguna fecha.
Comentario 9 :Gracias Margarita. Estoy compilando mis recuerdos para talvez juntarlos en un libro, conforme ya informé a Margarita do Faiado y, algunas, las iré mandando para el blog así que estén prontas.
Comentario 11: Sin duda alguna, con la conciencia que hoy tendría sobre la caza, no sería usada a no ser para el tiro al blanco. ?Recibiste mi e-mail del día 1/10?.
Saludos a todos. |
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Comentario por José Manuel Casalderrey (03-10-2009 01:25) |
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Paco, la anécdota del pájaro al que le disparó tu hijo, aquel día de cacería, es muy entrañable. Y, sin duda, de una racional reflexión, considerando la edad que él tendría entonces. Por consiguiente, es muy razonable la conclusión que tu aseveras,
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Comentario por Roberto Núñez Porto (03-10-2009 20:49) |
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José Manuel, la aventura de cacería, que relatas tan brillantemente, podría haberla protagonizado Davy Crockett en los bosques de Tennessee. Un saludo. |
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Comentario por Roberto Núñez Porto (03-10-2009 21:18) |
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Jajajaja,sigo partiéndome de risa con tús anécdotas José Manuel,y me preguntaba cómo estaría el tal Pelele en xirolas esperando q secara su ropa,aclarado más abajo al leer q lo vestisteis de improviso con las vuestras.Lo de la revisión de los zapatos por D.Nicolás me recuerda q nos preguntábamos siempre cómo podría llegar al Colegios con ellos impecables los días de temporal y lluvia en q se inundaba totalmente la zona en la q él vivía.Lo de los Reyes me trae miles de recuerdos a la memoria d esa noche en mi casa ¿te lo imaginas?,los niños tenían siempre un balón q no duraba mucho porq jugábamos en la carretera , dónde ahora están las casas de HIERRO etc. había una huerta cerrada con muro de piedra ,cuyo dueño llamado por nosotros "PAPACHENTE",era nuestro terror,ya q devolvía las pelotas rajadas con una navaja,un día mis hermanos(no sé si Daniel)furibundos por ver su tesoro rajado tan vilmente,la rellenaron de pura "mierda(perdón ) y se la devolvieron a la huerta ,escuchamos los ahuyidos de dicho Señor dentro de la huerta jurando en Arameo.Tmbién recibían una armónica Daniel y Dito de SS MM,la tocaban muy bien y nunca llegaba al año siguiente,ya q no eran de muy buena calidad,dado el status económico del momento.Sigue sin entrar nuestra Hildita,q me mande el correo al menos para ponerme yo en contacto con ella,besiños a toda la familia. |
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Comentario por Isabel Garrido Castromán (10-10-2009 16:34) |
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No llegábamos a tanto, Roberto, pero lo pasábamos muy divertido...
Un fuerte abrazo. |
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Comentario por José Manuel Casalderrey (10-10-2009 22:33) |
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!Jajaja... digo yo! con lo del balón lleno de "mierda" (no hay nada que perdonar, "estamos quites"...).
A Hilda ya le dí el recado y entrará en contacto así que se libre de los exámenes de sus alumnos de Filosofía, que no le dejan un tiempo libre para meterse en el blog. Además, aun no está muy habituada con este tipo de coorreo vía internet...
Se lo volveré a pedir, pero ya sabeis que os quiere mucho.
Pídele a Margarita para que me mande tu e-mail que yo se lo enviaré a su hija Gabriela para que te contacten.
A ver si en diciembre estaré en ese homenaje a los años 60 do Faiado.
Saludos y besos a todos. |
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Comentario por José Manuel Casalderrey (10-10-2009 22:54) |
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Isabel, la mayor indignación por el incidente de la rajadura, creo recordar que fué porue el balón se lo había traído a Manolito Pérez Teijeiro(el primo de Margarita) su padre, que o se acababa de morir o estaba embarcado. No lo recuerdo muy bien. Seguro que Daniel sí se acuerda, habrá que preguntarle |
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Comentario por Gema Garrido (15-11-2009 12:19) |
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Si mi madre levantara la cabeza, hubiera mandado a Isabel repetir 20 veces la palabra "aullidos" |
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Comentario por Daniel Garrido Castromán (29-11-2010 19:20) |
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