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Festival Primavera do Cine, 2014
O FAIADO DA MEMORIA
Arousán do Ano 2009
Apartado Cultura
A MEMORIA NOS TEMPOS DO VOLFRAM
1º Premio Certamen Etnográfico
Espiello, 2005
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ARQUIVO DA MEMORIA SOCIAL |
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La Prosperidad, un barrio de cine sin final feliz |
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 Na imaxen Mon Gomez e a sua dona Pilar Buhigas no dia feliz da sua voda, a fotografia é no barrio da Prosperidade, na casa dos Garcia Reboredo, a casa de Pilar na que veu o mundo e se criou
REPORTAJE O. BOUZA |COLABORA O FAIADO DA MEMORIA
Si algo tiene Vilagarcía que la hace diferente es su espontánea capacidad para mezclar antagónicos entornos y ambientes. Una cualidad que mantiene con el paso del tiempo y que en su momento se plasmó en uno de sus barrios más emblemáticos, el de ?la Prosperidad?. En la avenida que lleva a Carril se crió Pilar Buhigas que con los ojos de una niña describe el escenario donde conoció el amor rodeada de vizcondesas y mantidas.
Todo empezaba en una pequeña laguna a donde iban a lavar la ropa. ?Isabel Campos, Casilda, Nieves, la madre de Guillermo el de la notaría?, recuerda Buhigas, que señala que la primera casa era ?la de Cachúmbala, luego estaba la de Olimpio Pérez Blanco y luego la nuestra, que también era de señor Olimpio pero mi abuelo, Luis García Reboredo Isla, la compró y la reformó. Le puso la terraza que da a la carretera e hizo la galería de atrás?. Más adelante estaba la casa de ?la suegra de Poyán, que le llamaban Muñequita porque era muy guapa, y allí tiene venido de pequeña María Teresa Fernández de la Vega?. La vizcondesa de Llanteno, que ?se pintaba las piernas y tenía una hija actriz? y las mantidas, que se alojaban en la planta de arriba de la casa de Enrique Campos eran otros de los personajes de un barrio de cine donde Pilar paseaba a las cabras de su tío y conoció a su marido, Ramón Gómez, vecinos puerta con puerta. Muchas de aquellas casas fueron víctimas de la piqueta o de las llamas. O de ambas. No hubo final feliz para ?la Prosperidad?. |
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Adalbert Laffon: El pronazi que encontró refugio en Carril y dejó una huella de ostras |
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 Adalbert Laffon, con una característica vestimenta, muestra una ostra de su criadero
Reportaje de Olalla Bouza Diario de Arousa en colaboracion con el Faiado de la Memoria
Bikinis y ostras. Ese fue el legado que la familia Laffon dejó en Carril, lugar en el que se refugiaron tras huir de la Francia liberada. Adalbert Laffon era un pronazi que creció al amparo del régimen de Vichy y que abandonó su Bretaña natal sobre 1944 refugiándose en los paisajes que miran a la paradisiaca Cortegada.
Aunque su llegada no fue del todo bien recibida por unos carrilexos que temían una invasión francesa siglo y medio después de Napoleón Bonaparte. Y es que la llegada de Adalbert Laffon con su mujer Gracia y sus cuatro hijas, Solange, Rocío, Nadine y Cuqui, que destacaban por su belleza, no pasó inadvertida en el siempre suspicaz Carril, especialmente cuando comenzó a hacerse con una de sus riquezas más preciadas.
Poco después de llegar, Adalbert Laffon se hizo con cuatro viveros ubicados en la zona que hoy ocupa el bar Loliña (muy cerca de donde vivía esta familia francesa). La ?operación? mereció incluso que se hiciera sonar la campana, símbolo inequívoco de que las alarmas se habían disparado.
Finalmente no fue necesaria ninguna guerra de independencia. La compra de Laffon sirvió para introducir en las aguas arousanas un cultivo del que luego vivirían generaciones enteras de carrilexos: La ostra. ?Nos dio la vida?, recuerda Pilar Diz, cuñada de Juan Castromán, que fue contratado por el francés para llevar su barco, al que le puso de nombre como una de sus hijas, Rocío.
Fueron precisamente las cuatro jóvenes hijas del matrimonio las que causaron una segunda revolución en toda Vilagarcía, aunque esta no fue de tipo económico sino más bien en el ámbito de la moda. Y es que el bikini llegó a la Compostela de la mano de Rocío, Nadine, Solange y Cuqui.
La belleza de estas cuatro mujeres traspasó las fronteras arousanas. Y es que la familia Laffon no se afincó definitivamente en Carril y las crónicas de la época los sitúan en un paraíso bien distinto, Ibiza, allá por los años sesenta. Así lo cuenta en un diario local el escritor Fernando Guillén de Castro, quien asegura que Solange Laffon (?joven, cenceña, siempre sin maquillaje alguno?) fue el gran amor de uno de los hombres más influyentes de la literatura española del siglo XX, Juan Benet. No fue la única musa de la familia. Rocío Laffon protagonizó una trágica historia de amor con el autor de ?Tiempo de Silencio?, Luis Martín Santos. Se casaron en 1953 y tuvieron cuatro hijos. Una década después, ella moriría en un escape de gas. Al año siguiente, él siguió sus pasos al no lograr superar las graves secuelas que le dejó un accidente de tráfico. |
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Pirotecnia Valladares y su último combate fatal |
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REPORTAJE O. BOUZA | DIARIO DE AROUSA
Colaboracion O FAIADO DA MEMORIA
Una profecía situó el fin del mundo el 14 de junio de 1960. Por ello cuando en la tarde del 17 los vilagarcianos escucharon un fuerte estruendo no fueron pocos los que pensaron que todo se acababa. Las imágenes que se vieron a continuación no despejaron estos presagios. Eran las seis menos diez de la tarde. Isabel Garrido estaba leyendo una novela en su casa en Carril. ?Salí a la calle y todo el mundo corría hacía Vilagarcía?, recuerda en el blog de O Faiado. La explosión se produjo a kilómetros, en el barrio de As Carolinas. Pirotecnia Valladares libraba su último combate y en él fallecían siete miembros de la familia que hizo soñar a generaciones enteras de vilagarcianos en las noches de verano. ?Los muertos son Ramón Emilio Valladares Monteagudo, de 70 años, su esposa, Jesusa Carballido, de 75, un nieto de este matrimonio, Rogelio Presas Valladares, de 19, la hermana de éste, María del Carmen Presas Valladares, de 16; Dolores Emilio y Alicia Valladares Carballido, hijos del matrimonio, y un cuerpo sin identificar que se supone corresponde a un operario de taller conocido por el Sordo?. Así lo contaba el ABC, que destacaba el valor del guardia Roque López y de Juan Lorenzo, que fueron los primeros en entrar a ayudar. Pudieron rescatar a Eduardo Valladares. Su sobrina, Alicia Presas, se encontraba al lado, en casa de otra familiar. Cándido Castro estaba en San Roque. Ambos se cruzaron con un isocarro (un remolque tirado por una moto) del que sobresalían unas piernas chamuscadas. Un recuerdo grabado a fuego en sus retinas. |
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Cuando el carnaval desafiaba al franquismo |
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 Charanga do Carril con Ricardo Crespo Juanin Catachus entre outros.
Artigo de Olalla Bouza no Diario de Arousa, colabora O Faiado da Memoria
Eran unas fiestas prohíbidas (aunque toleradas) por la dictadura y fue precisamente durante esos años cuando el ?entroido? mantuvo su espíritu más libre, espontáneo y crítico. El pueblo era dueño de estas fiestas que se celebraban a bombo y platillo por las calles de Vilagarcía desde primera hora de la tarde del martes del carnaval, oficialmente ?fiestas de primavera?, hasta el alba del día siguiente. Los premios y la elegancia se dejaba para el interior de las sociedades recreativas, donde las familias y grupos de amigos se las apañaban con presupuesto ?low cost?, como se diría ahora, para hacerse con los afamados galardones y al mismo tiempo pasar un buen rato y mantener una tradición muy arrragaida en la villa.
Enrique, Avelino y Ricucho Campos, Pepe y Dito los ?pitilleros?, Marina Casabella, Lola la de los churros, Batalla, Paxarín, Juan Morenza, Ricardo ?el del Puerto?; los choqueiros de peñas como Sulfato, de Vilaxoán, o la Charanga, de Carril, forman parte de la memoria de generaciones enteras de vilagarcianos que vivieron de forma espontánea el carnaval, sin gobierno que los organizase. Precisamente hoy, cuando los martes se trasladan a domingo por lluvia, no está de más recordar a los que salían a la calle contra viento, marea... y dictaduras. |
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Carril, tierra de reputados abridores de ostras |
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 REPORTAJE O, BOUZA en colaboracion co Faiado da Memoria.
Trescientas ostras a la hora. De existir youtube en el año 1956 la fama de Argibay sería de índole internacional. Más conocido como ?Caoba? compartía honor, junto a Ricardo Baltar, ?Panela? de apodo, de ser el más reputado abridor de ostras de la zona. Así se constata en la memoria popular de vilagarcianos y carrilexos, pero también en la prensa de la época .
Así, en el año 1956 Blanca Espinar relataba su viaje por la capital arousana para la revista ?El Español?, de Madrid. Y en su crónica no podíoa faltar la obligada visita al ?anejo Santiago de Carril, porque dicen que estando en Villagarcía hay que ir a Carril a ver a Argibay, que es el abridor oficial de ostras?, relata la periodista que señala que ?desde luego a mí no se me ocurrió preguntar quién le daba ese pomposo título de abridor oficial, pero el caso es que nadie más que él puede abrirlas?.
La cronista describe al protagonista del artículo como un fornido marinero. ?Es un tipo fuerte que aunque haga frío siemrpe va en mangas de camisa y se cubre con una boina diminuta?. El hombre, que hace gala de su apodo ?Caoba?, llega a asegurar que en los criaderos de Carril se producen ?doce millones de ostras? de las cuales él es capaz de abrir ?trescientas por minuto?. A la hora de vender, cobraba sesenta céntimos por cada molusco y en una ocasión encontró una perla en su interior. ?La regalé?, respondía a la periodista, a la que también le cuenta cómo los turistas que le piden que les abra ostras suelen tener temores de indigestión. ?En cuanto toman unas pocas les da miedo de que les haga daño. Los villagarcianos sí que somos buenos comedores de ostras?, asegura Argibay. Porque antes de los Guinnes ya se batían récords en Carril. ?Que el campeón se come mil y se queda tan tranquilo?, aseguraba ?Caoba?. ?Y el campeón quién es??, preguntaba la periodista. ?Pues Ramiro el herrero?, respondía sin dudar.
Pero ?Caoba? no fue el único experto en el arte de abrir ostras que pasó a la historia en Carril. Quizás más recordado todavía sea Ricardo Baltar, ?Panela?, en cuyo honor se le puso nombre a un local hostelero en plena Praza da Liberdade.
?Era un fenómeno?, asegura el usuario Xanote en el blog de O Faiado da Memoria. Sobre el origen de su apodo hay tantas versiones como su fama merece. ?Yo lo recuerdo siempre con una panela o un cesto de mimbre debajo del brazo. ¿Procederá de ahí el mote??, se pregunta Daniel Garrido. ?Tío Ricardo era muy castizo hablando y usaba mucho la expresión: ¡Tes unha panela!, cuyo sentido exacto captaba el interlocutor por el tono con el que la soltaba?, explica Ramón Baltar también en la web.
Sea como fuere, lo cierto es que ?Caoba? y ?Panela? formaron parte de aquel Carril que se alimentaba de un fértil mar que ya luchaba contra la industrialización. ?Sería la muerte del marisco?, advertía Argibay. |
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Paco Diz o la ?aventura? de un vilaxoanés que se marchó a descubrir mundo sin contrato |
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 Artigo de Olalla Bouza no Diario de Arousa
Colabora O Faiado da Memoria
Varias décadas antes de que una mujer llamada Marina del Corral definiese como ?aventureros? a los jóvenes españoles que se ven obligados a buscarse las habichuelas en otro país, un veinteañero vilaxoanés, Paco Diz, partía rumbo al París del amor en busca no de romance, sino de algo que le llenase un estómago harto de pasar hambre a base de pescado y tortilla de patatas.
Aunque Diz llevaba desde niño buscándose la vida, primero en el mar, luego entre ruedas. Salió a pescar con su padre por primera vez a los doce años. A veces tenían que levantarse a las dos de la mañana.
Después comenzó a trabajar en Vilagarcía y conoció el castellano. ?En Vilaxoán solo falaba galego?. Fue su primera ?emigración? aunque nada comparable con lo que le esperaba al bajar de aquel tren en París.
?Aquelo era outro mundo?, relata todavía con los ojos de un joven que ni siquiera había visto en la gran pantalla la Francia de Godard o De Sica. Fue su antiguo jefe, Ramón Moral Riestra, el que le sugirió el viaje y le ofreció quedarse durante un tiempo en casa de su cuñado. Luego se mudaría a una pensión con otros amigos de Vilaxoán, como Felix, que se casó allí, o Moncho.
Pronto se acostumbró a las buenas costumbres francesas. Sació el apetito (?cos tickets da empresa dábanme un polo enteiro para min?) pero también otras cosas. ?Aquí botabas nove meses para ir a un reservado e alí nun baile na primeira noite xa estaba feito?, señala. Pero nunca se olvidó de Vilaxoán. Ayudaba a los suyos. ?A miña nai mercou unha casa con horta por 150.000 pesetas?. Y regresaba todos los agostos para las fiestas. |
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Cuando ?el Niño? vino con un pan bajo el brazo |
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 El número 72246 se hizo con el primer premio de la lotería de Reyes en 1976 y dejó 900 millones en Vilagarcía
El número 72246 se hizo con el primer premio de la lotería de Reyes en 1976 y dejó 900 millones en Vilagarcía
Era el primer sorteo de Reyes que se celebraba desde la muerte del dictador Francisco Franco y Vilagarcía tuvo mucho que celebrar. La capital arousana inauguró el ranking de ciudades gallegas agraciadas por ?el Niño? de la que todavía hoy solo hay cuatro municipios más: Vigo, A Coruña, Ferrol y Mondoñedo.
El encargado de repartir entre los vilagarcianos más de 900 millones de pesetas fue el número 72246. El ?Niño? vino aquel año con un pan debajo del brazo y los agraciados con la fortuna no dudaron en ir a celebrarlo a los puntos donde se vendieron los billetes: El Quiosco Central, el de María Leal y en el bar Xesteira.
Margarita, la mujer de Mingos Cores, recuerda aquel día con ilusión aunque lamenta no haber repartido más suerte. ?Siempre traíamos el completo y participaciones y las llevaba todo el mundo. Pero ese año Luis, el que nos traía la lotería, nos dio unos billetes. Me dijo: Tienes ahí el seis, que se lo cogí a María?.
Ella y su marido fueron dos de los afortunados. ?De aquella cuatro millones de pesetas aún era dinero. Hoy no es nada. Pero algún capricho sí que nos pudimos dar. Compramos un coche y pagamos la hipoteca. Piso ya teníamos. Nos dio para vivir mejor?, recuerda. Otro de los agraciados fue Luis Enrique ?Ricucho? Campos, que aprovechó el premio para cumplir una promesa: Hacer un busto a Alexander Fleming, el descubridor de la penicilina que salvó su pierna tras un grave accidente.
Son algunas de las historias de un premio que repartió alegría por todas las esquinas.
E un artigo de Olalla Bouza no Diario de Arousa ca colaboura do Faiado da Memoria
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El turismo, un talón de Aquiles desde hace siglos |
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 REPORTAJE O. BOUZA COLABORACION DO FAIADO DA MEMORIA NO DIARIO DE AROUSA
Como decíamos ayer. Con esa frase inició el religioso Fray Luis de León su primera clase tras cinco años en prisión por traducir libros ?mal vistos?. La mismas palabras podrían aplicarse a uno de los talones de Aquiles de una ciudad que ha basado su desarrollo económico en un espejismo al que se quiere volver sobre muchos cimientos hechos cenizas. El turismo era ya una preocupación en la ?perla de Arousa? allá por 1899, cuando José Luis Castillejo escribía en el Heraldo de Madrid que ?los madrileños huyen al Cantábrico, sin acordarse de que en Galicia hay playas hermosas, paisajes como los de Suíza, ambiente fresco y gradables remedios para el cuerpo y alegrías para el espíritu?.
El cronista Castillejo se confesaba como ?uno de los pocos veraneantes? en la capital arousana donde hacía pocos años que se había inaugurado un edificio que daría mucho que hablar: El antiguo Balneario.
?La Concha de Arosa es sin duda uno de los mejores balnearios de Galicia?, asegura el cronista del Heraldo de Madrid, que ensalza los ?elegantes pabellones? de un edificio del que dice ?tiene fonda, baños de tina fríos y calientes, salón de baile, y sobre todo la comodidad de que para chapuzarse en el mar no tiene más que salir a la galería desde su habitación y descender en un instante al agua por una escalerita?.
Pero de entre todas las cualidades del emblemático edificio a pie de playa, capítulo aparte merece una vida social que se intensificaba los domingos, cuando acudían al salón de baile ?las señoritas más guapas de Villagarcía: Elena, Ángela y María Duaso, María y Luisa Albarrán, Hermina y Ángela Cortés, Carmen, Celsa y Josefa Gómez, Isabel y Fernanda Quiñones, Aurora Salgado, Amparo de la Riva, Carmen Carreto, Edelmira Barral, Restina Carús, Cruz Membies, Carmiña Wals, Lucita y Dolores Montalvo, Tula Múgica, María García Gorordo y muchas más?, aseguraba el cronista.
Aunque las actividades no se quedaban allí. Las rutas etnoturísticas por la comarca, que hoy se venden como una iniciativa innovadora, ya formaban parte de la programación estival hace 114 años. Las excursiones a Caldas, ?donde se admira un magnífico salto de agua, se visita un establecimiento de aguas termales y se ve crecer por días ela primera fábrica de azúcar de remolacha que se propone implantar en Galicia el rico capitalista Señor Salgado? o al Balneario de A Toxa, ?de renombre universal?.
sin alta velocidad
Pero era el año 1899 y venir a Vilagarcía tenía sus dificultades.. ?Bien es verdad que el viaje no tiene nada de cómodo, son veinticuatro horas de tren con cuatro cambios de coche?, asegura Castillejo que añade que los retrasos suelen ser de una hora. Aun así, el sacrificio merece la pena para este hombre que fue asiduo a los veranos vilagarcianos y a las fiestas en el Balneario.
Ultimo artigo do 2013, aproveitamos para agradecer a colaboracion do Diario de Arousa "O Noso", o traballo de Olalla Bouza e desexarvos un feliz 2014
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Confitería Beiras, el pasado siempre fue más dulce |
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 Artigo de Olalla Bouza no Diario de Arousa
Dice un popular anuncio que si algo es dulce no necesita azúcar. Pero los Beiras son más de la onda de Celia Cruz. No es algo de ahora aunque sí se mantiene. Itocha, Kika y Sofía, la tercera generación de una familia de emprendedores, confiesan sin temor que todas las sobremesas las endulzan con un postre. No con fruta, que eso es para otros momentos. Es una lección que aprendieron desde muy pequeñas. Su abuelo, Ramón Beiras, fundador de la confitería que llevó su emblemático apellido, le echaba azúcar al cocido, ?y mi padre siempre empezaba a comer por el postre, porque era lo que más le gustaba?, recuerda una de las tres hermanas.
Esta dulce historia comenzó en 1924, cuando el abuelo puso a andar un pequeño horno. Dos años después ampliaría el negocio asentándose en el conocido como ?Chalet de la Alameda?, donde se estableció la Confitería que haría las delicias de generaciones enteras de vilagarcianos a los que todavía hoy se les hace la boca agua. ?Aún hay gente que pregunta por los merengues de fresa?, señalan las hermanas Beiras, que todavía pueden recordar las recetas. Como el ponche ruso, un bizcocho de crema borracho que llevaba por encima merengue, los hojaldres, las cañas (?que eran famosas?) o los higos de novia. ?Mi padre los cortaba en pico y los rellenaba de coco o de yema y los cubría de caramelo?, relata Kika Beiras.
Aunque los fogones eran más bien cosa de hombres. Fueron las generaciones masculinas de los Beiras los autores de los pasteles preferidos por el público, tal y como recogen los anuncios de la época. Hasta tal punto que de las tres hijas de Antonio Beiras, el que aprendió el negocio fue su yerno, Martín Brianes, al que de tanto pretender a Kika esperándola en la pastelería los clientes le decían que iba a acabar leyendo el periódico al revés.
Porque la confitería de los Beiras era mucho más que un negocio. El dulce aroma embriagaba las diarias tertulias que tenían lugar en el ?chalet?, y que diferenciaban su temática según la franja horaria. Al mediodía se solía hablar de fútbol y los debates eran de lo más encendido. Moncho García, Álvaro Ricoy, Antón ?el de la Vizcaína?, Severino ?el de la Celta? o Laureano Santos eran algunos de los contertulios.
La Confitería Beiras cerró en el año 1984, al mismo tiempo que otro negocio de la familia, la primera cafetería en tener máquina de discos (cinco pesetas, una canción) y tras más de seis décadas de una historia en la que incluso plasmó su huella la monarquía, cuando en un viaje de Alfonso XIII a Vilagarcía fue Ramón Beiras el encargado de servirle la ?tarta real?. La receta quedó en herencia. ?Era como un tocinillo con almendras y tostada por encima?, recuerda Kika Beiras, que lamenta que ?hoy el paladar está quemado con tanto donuts?. Quizás por eso, estas tres hermanas endulzan hoy botones y medias con colores de todos los sabores.
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Las llamas que hicieron cenizas el taller de sueños |
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Las llamas que hicieron cenizas el taller de sueños
Reportaxe de Olalla Bouza no Diario de Arousa
Una mujer que se siente sola porque su marido dedica más tiempo al trabajo que a ella. Se trata de un argumento que ni siquiera en 1934 era novedoso. Sin embargo el halo de misterio que rodeaba a la actriz protagonista, Greta Garbo, empujado por la ambientación en la China milenaria, convirtieron a ?El velo pintado? en un clásico del que todavía se siguen haciendo versiones casi un siglo después. Lo que no se ha escrito de esta película es que marcó un antes y un después en la historia de Vilagarcía de Arousa. Fue un domingo, 3 de noviembre de 1935. La bandera de la República ondeaba y los ecos de guerra todavía no se escuchaban. La localidad arousana vivía una de sus épocas más esplendorosas urbanística y culturalmente hablando. Y estos son precisamente los dos ámbitos que dominaba a la perfección el salón teatro que se inauguró con la proyección del filme dirigido por Richard Boleslawski. El Cervantes, nombre por el que se le conocería a partir de entonces, fue el taller de sueños de generaciones enteras de vilagarcianos.
una vida en un salón
El empresario Alfonso Bouzó fue el encargado de poner en marcha este salón, aunque fallecería poco después de su inauguración pasando el Cervantes a manos de su mujer, de nombre Lola. Diseñado por el arquitecto Robustiano Fernández Cochón. ?Ocupa una superficie de 800 metros cuadrados y alcanza los doce metros lineales. Obra de lo más moderno que causa la admiración de todos cuanto la visitan?, relata El Pueblo Gallego en su edición del 12 de octubre de 1935, en la que también destaca ?dos soberbias escaleras que conducen al piso superior? así como la iluminación, que corrió a cargo del intelectual Camilo Díaz Baliño, que sería fusilado pocos meses después por sus ideas galleguistas y republicanas.
El número de personas que podría acoger aquel salón es todavía un misterio más de treinta años después de que se cerrara para siempre. ?El teatro contaba con un amplio patio de 400 butacas, además de las de platea y general?, explica en el blog de O Faiado da Memoria Daniel Garrio Castromán, que también desvela una de las características más particulares del Cervantes. ?Contaba con una pequeña sala para lutos desde donde podían ver toda clase de espectáculos y películas, sin ser vistas, muchas personas a las que les había fallecido algún familiar recientemente y quería evitar las críticas del vecindario?. Pero no solo las penas se olvidaban en aquel edificio por el que pasaron artistas de la talla de Antonio Machín, Estrellita Castro o Lola Flores, y que en cada Carnaval desmontaba sus butacas para acoger los bailes del Liceo. Historias de amor y desengaño, grandes amistades y un sinfín de anécdotas se fraguaron en aquel taller de sueños que ardió misteriosamente una tarde otoñal de domingo de 1977 sin que las llamas pudiesen hacer cenizas los recuerdos.
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