A falta de otros datos, citaré textualmente un párrafo de ANTONIO RODRÍGUEZ COLMENERO (con datos de CHAMOSO LAMAS) que corrobora mis sospechas de villa romana en la aldea de Eiras, a dos kilómetros del castro de San Cibrao das Las y Ourantes (Lámbrica):
"Fuentes fidedignas han hecho llegar hasta nosotros la noticia de que el señor Cura Párroco de Eiras había encontrado ocasionalmente un mosaico en su viña, que se apresuró a recubrir de nuevo, así como abundante cerámica romana. En un castro cercano existen señales de romanización. Además, en el atrio de la Iglesia aparecen grandes tégulas; y cerámica indígena en una viña próxima a la huerta del cura".
No puedo precisar con exactitud la ubicación, pero la viña del cura está entre los pazos de Eiras, la iglesia y la
casa rectoral, separadas por menos de 50 metros (una carretera, un fragmento de la finca del párroco y el cementerio). También es importante señalar que RODRÍGUEZ COLMENERO sitúa a Eiras como perteneciente al ayuntamiento de Punxín. Este dato es incorrecto: Eiras pertenece al ayuntamiento de San Amaro. Estamos seguros de que el autor se refiere a esta parroquia, ya que no existe en el cercano Punxín ninguna que se llame Eiras.
Prospecciones serias podrían sacar a la luz vestigios romanos que confirmaran un "
establecimiento en llanura", según terminología utilizada por el propio RODRÍGUEZ COLMENERO. Por el norte, esta zona está resguardada por un pequeño castro, el de Eiras, dependiente del de Lámbrica, a juzgar por su pequeño tamaño y su cercanía al mismo.
En cuanto al origen del ara de
Bandua, situada en los jardines de los pazos, la presencia de un mosaico romano en la finca colindante da más fuerza a la idea de que el oferente citado en la inscripción,
Emilio Reburrino, fuese vecino de la aldea de Eiras, ubicada, a su vez, en el territorio de Lámbrica, ya que aparece el locativo LAMBRICAE (=de Lámbrica).
Es muy actual la reacción del párroco que vuelve a enterrar los restos del mosaico, seguramente para evitarse problemas, pero no exenta de irresponsabilidad y desinterés por el patrimonio arqueológico. Pone los pelos de punta pensar que este tipo de personajes administran el patrimonio histórico-artístico de la Iglesia.
Hace pocos años han sido retirados muros de contención en esta zona para ampliar la anchura de la carretera y construir nuevos accesos al atrio de la iglesia. No me consta que se haya tomado ningún tipo de precaución al tratarse de una zona arqueológica, por lo que la sensibilidad, el cariño y el interés por nuestra historia no parecen haber aumentado.
Y todo ello a menos de 2 kilómetros del castro de San Cibrao das Las y Ourantes, de su magnífico museo nunca acabado y no lejos del monte de
Santrocado, coronado por otro pequeño castro y en cuyas laderas meridionales CHAMOSO LAMAS describió lavaderos de oro y un posible templo, un edículo de 7,20 por 3,80 metros. RODRÍGUEZ COLMENERO prefiere hablar, en vez de lavaderos de oro,
"de un grandioso santuario de carácter indígena y de época prerromana o romana", coincidiendo con JOAQUÍN LORENZO. Es posible que se trate de ambas cosas a la vez. Lástima que los trabajos de apertura de pistas para la repoblación forestal, que se han efectuado en los últimos años,
"han destruido la casi totalidad del monumento, siéndonos imposible reconstruir su organización y estructura". Faltaban por llegar, cuando escribía esto RODRÍGUEZ COLMENERO, las obras de la Autovía A-52, que dieron la puntilla a la
riqueza arqueológica de la ladera sur del Monte de Santrocado en los años noventa del siglo XX.