
Los molinos de mano se emplearon durante largo tiempo, desde que el grano se incorporó a la alimentación del ser humano. Los molinos hidráulicos fueron apareciendo cuando el agua fue utilizada como fuente de energía a aplicar para la elaboración de la harina.
Según algunos autores, las primeras referencias del molino hidráulico vienen reflejadas en texto del escritor clásico Antiprates de Salónica, hacia el año 85 antes de Cristo. Vitrubio en el año 27 antes de Cristo describe la existencia de ruedas verticales movidas por fuerza hidráulica. En el siglo V, Gregorio de Tours también menciona estos artefactos.
En la edad media, los molinos de mano aumentan de tamaño y pasan a ser movidos por la fuerza motriz del agua, comenzando a poblarse de estas construcciones la mayoría de los cursos de agua.
Cualquier corriente de agua era aprovechada por nuestros antepasados para la construcción de un molino harinero. Podía ser de un particular, aunque por lo general eran varios sus usuarios (quendeiros), los cuales se encargaban de su mantenimiento.
Muchos molinos harineros desaparecieron, otros se encuentran en estado ruinoso y un número muy escaso continúa moliendo. Uno de los que han dejado de moler hace ya mucho tiempo y se encuentra en estado ruinoso, es el ubicado en el lugar conocido como “A Faxina” o por “Caxigueira” y que movía su piedra con agua del Rego do Vedral.
En el Expediente de comprobación de bienes, rentas y cargas de la feligresía de Santa María Magdalena de Couboeira de Mondoñedo, efectuado el 10 de marzo de 1763, a la pregunta 17, respondieron los vecinos: “que hay en el territorio de la parroquia de Santa María Magdalena de Couboeira un molino harinero al sitio de A Caxigueira y que son sus dueños Alonso do Casal (1), Gregorio Carreiras (2) y Benito Maseda, de San Esteban de Oirán, que solamente molía tres meses en invierno”. Muchos vecinos de la parroquia, incluso desconocen su existencia. Como podemos comprobar, en esta lejana fecha sólo existía un molino harinero en todo el territorio de la parroquia de Santa María Magdalena de Couboeira.
Gracias a mi antiguo compañero de instituto y buen amigo, Aladino Montero, que me enseñó la ubicación de sus ruinas e incluso me orientó en la localización de algunos curiosos nombres qué con el paso del tiempo, amenazan con su desaparición.
Lo mismo ocurre con otros dos molinos harineros existentes en las inmediaciones del “Pontigo del Naseiro”, muy próximos al lugar de Campo de Arco, que están en estado ruinoso y cubiertos de espesa vegetación. El existente en las inmediaciones del lugar de Follente, construido con unas grandes piedras de cantería, dotado de una considerable altura, se encuentra sin actividad y sin tejado. En el arroyo conocido como Rego da Fraga, que desciende desde la ladera del monte del Pombeiro existe otro molino harinero, también de considerable tamaño, construido con grandes cachotes de cantería, con una artística presa, pero sin tejado y devorado por la vegetación. En el territorio de la parroquia de Santa María Magdalena de Couboeira no queda ningún molino harinero con actividad. Dentro de unos años; ni ruinas.
Mientras el molino realizaba su tarea, el interior de la edificación era utilizado en muchas ocasiones como lugar de tertulia y de ocio por parte de los vecinos qué a la luz del farol de aceite, o del candil, contaban historias de todo tipo: tristes, alegres, de noviazgos y desamores, de ladrones y bandoleros.
Opinamos que las principales causas del abandono de los molinos harineros son que el campo se abandona a pasos agigantados, que casi desaparece el cultivo de cereales, que aparecen los molinos eléctricos y que prácticamente nadie amasa pan ni cuece en casa.
(1)-En 1763, Alonso do Casal había fallecido y recayó su herencia en Agustín do Casal, casado, de unos 40 años, y que tenía tres hijos menores de los 18 años.
(2)-Gregorio Carreiras tenía una casa al sitio de Coto, terrena, de frente seis varas y de fondo ocho.
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En el lugar conocido antiguamente como “Calzadas”, en las inmediaciones de las viviendas del barrio del Coto de la Recadeira, a escasos metros del piso de la carretera que comunica Mondoñedo con el Valle de Oro, apareció muerto en marzo de 1915 el vecino de Masma, José Polo Muiño. Para recordar el trágico suceso fue colocada una esbelta cruz de hierro sobre una gran piedra de granito.
Entre los vecinos, esta cruz es conocida como “A Cruz de Bastián”, al encontrarse colocada en la cabecera de una parcela de terreno propiedad de los herederos de Manuel Polo Muiño “Bastián”, del Coto de la Recadeira”. Es de las pocas cruces de hierro del Ayuntamiento de Mondoñedo que se conservan en un estado aceptable. José había nacido en 1879, estaba casado en el barrio de A Seara de Masma con Concepción Barro Polo y de su matrimonio le quedaban dos hijos de corta edad.
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