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OBRAS EN MONDOÑEDO-1865- |
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El Sr. Diputado a Cortes por este Distrito, con fecha del 10 de enero de 1865 comunica a la corporación mindoniense que la Dirección General de obras públicas ha dado las órdenes oportunas al Ingeniero provincial para hacer los estudios de la carretera Vivero-Meira a su paso por Mondoñedo, para que realizase el proyecto y presupuesto para proceder a la ejecución de las obras. En vista de tan satisfactoria comunicación, se acuerda que el Alcalde en nombre de toda la corporación de las más expresivas gracias al Sr. Diputado, D. Tomás Rodríguez Rubí por los grandes servicios que acaba de dispensar.
En vista del estado lastimoso en que se encuentran algunas calles de la ciudad y la necesidad imperiosa que hay de atender a sus reparaciones, se acuerda que se construya por de pronto de nuevo La Nova y de La Princesa (actual Progreso), desde el empalme de la primera con La Travesía (actual Guevara) de la carretera hasta la casa Consistorial (actual Biblioteca y Oficina de Turismo) tomando en consideración la obra proyectada en esta y el tránsito de La Plaza (Plaza Catedral y Cantón Grande), desde la esquina de la casa que habita D. Francisco Alonso Pérez (sastre), siguiendo a la Fuente Vieja. Por esta calle hasta el puente pequeño que da entrada al barrio de Los Molinos de Arriba (1).
Tanto las dos primeras, con el transito que sale del fondal de La Plaza y la calle de la Fuente Vieja, hasta la casa de D. Juan Rodríguez Soto (2), de frente al Santo Cristo de la misma calle, se construirán de cantería en su totalidad y desde este último punto hasta la entrada a Los Molinos, con aceras también de cantería donde lo permita el ancho de la calle y el resto de morrillo.
(1)-AHMM, Carpeta 967, acta municipal del 16 de enero de 1865.
(2)- En esta edificación residían en 1856 seis personas. 1-D. Juan Rodríguez Soto, natural de Santa María de Magazos (Vivero), teniente del Ejército, retirado con sueldo y casado con Dª Josefa Soto Fernández. Hijos del matrimonio: D. Francisco, Dª Felipa y D. José María.
D. José María estaba casado con Dª Cirila Gómez, natural de Soncillo (Burgos). De este último matrimonio quedaron: Ángel (1854), Manuela, Pascual y Pedro, todos menores de edad.
D. Juan falleció en Mondoñedo el 30 de julio de 1876, a la edad de 85 años, en estado de viudedad (3).
2-Su hijo, D. Francisco Rodríguez Soto, ejerció la profesión de carpintero.
3-Su otro hijo, D. José María Rodríguez Soto, ejerció las profesiones de carpintero y músico de la catedral. D. José fue violonchelista de la capilla de música de la catedral de Mondoñedo entre 1855/1858. Violón en 1856. Falleció muy joven.
En 1863 a esta familia se le ocupa alguna superficie de sus propiedades al construirse el primer trozo del camino vecinal de primer orden de Mondoñedo a Meira.
Los últimos habitantes de esta buena edificación, señalada con el número 43 de la actual calle Álvaro Cunqueiro, fueron nuestros vecinos Ramón López y Celina Reges. Desde hace unos años, se ha convertido en unas melancólicas ruinas.
(3)-AHDMF, parroquia de Santiago de Mondoñedo, libro 21 de defunciones (186671877), folio 484.
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PROPIEDADES DE LA PIEDRA CULEBRA |
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Mi amigo Ricardo Fernández “Gacio” me facilitó la lectura de una hoja impresa (algo deteriorada), motivo por el que colocamos puntos suspensivos en el texto, sobre las propiedades de la piedra culebra. Nunca habíamos escuchado hablar de tal piedra ni de sus propiedades curativas. Dice la citada hoja, más o menos, así:
“En muchas provincias de las Indias Orientales y principalmente en Quansi, nacen ciertas serpientes muy venenosas, con pelo en la cabeza, y se llaman serpientes peludas, y se halla en su cabeza una piedra de grandes virtudes.
Su color viene a ser negro con algunas manchas cenicientas. La dicha piedra, para conocerla si es buena o falsa, arrimándosela a los labios, debe agarrarse fuertemente. Aplicando dicha piedra sobre la mordedura, picadura de cualesquiera animal venenoso, luego se pega, y chupa todo el veneno, y después cae por sí misma, dexando a la persona ofendida, sana y libre. Despegada la piedra, se mete en un poco de vino o agua, y se dexa un poco de tiempo; larga todo el veneno, y después lavándola muy bien se conserva para otra ocasión.
Si después de caída la piedra de la parte ofendida continuare el dolor, después de haberla lavado se aplicará otra vez, y si continua de esta manera, hasta que se limpie enteramente…
La dicha piedra hecha polvos bebida con vino o agua, echa fuera qualesquier veneno por mordedura de animal venenoso, aunque se haya introducido en la parte interior. Con felicísimos sucesos está aprobada de muchos para curarse ulceras, llagas, y otros bultos exteriores. Principalmente, con dicha piedra se sana de toda hinchazón, causada de espina, o clavadura de astilla, o de herida, o quemadura, u de otro humor acancerado, y de humor sumamente maligno, o despolvoreada encima de llagas, o heridas, es total remedio.
Nuevamente aplicada para jaspes, u otro humor de la tarántula, u otro extravagante maligno, despolvoreada es especial y benigna, como para dolor de cabeza, y ocupación de estómago.
Adviértase: después de despegada la piedra, tener cuidado de ponerla en leche tibia, vino, o agua tibia, y dexada tres o cuatro horas, según la cantidad de veneno, para para que la pueda vomitar; y que si acaso alguno la bebiera pudiera matarlo, o causarle alguna grave enfermedad.
Infinita es la virtud de esta piedra; los sujetos que han escrito sobre la virtud de ella son estos: el P. Athanasio Kiquier, el P. Miguel Boim, el P. Valentín Stané, Joseph Petrusi, y otros grandes autores y se han hecho infinitas experiencias, como en Asia, América, y Europa, y otras diversas partes del Mundo”.
También son conocidas como piedras negras. Fueron utilizadas en la medicina tradicional. No se puede confiar en la eficacia de una piedra negra, lo más acertado es buscar inmediatamente ayuda médica.
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