 Medio centenar de vehículos de época participaron en el séptimo Rallye Ciudad de Lugo de coches históricos. Entre ellos figuraban un Seat 850, un Seat 124 o un Renault Gordini. El más antiguo de todos ellos fue un Jaguar del año 1955.
Los participantes salieron de Lugo a media mañana, pasaron por Castro Riberas de Lea, donde repusieron energías y llegaron a Vivero a las dos de la tarde, donde realizaron la comida de medio día, servida por el Hostal Louzao. Después pasaron por Ferreira del Valle de Oro y a partir de las seis de la tarde entraron en Mondoñedo por la calle Pardo de Cela. Poco a poco fueron llegando los participantes a la Plaza de la Catedral mindoniense, donde recibió cada uno de ellos una bolsa de embutidos donada por la industria cárnica local ?Pacio y Fraiz? y una botella de vino donada por el propietario del ?Bar Mini?.
Los participantes regresaron a la capital de la provincia por la carretera local que asciende a través de la parroquia de Argomoso al alto del Cristo del Fiouco y posteriormente descendieron por la parroquia de San Bartolomé de Cadavedo (Pastoriza) en dirección a Lugo. El recorrido total ascendió a unos 300 kilómetros. Por ultimo, los participantes dieron cuenta de una buena cena en el restaurante ?A Palloza?.
En el Rallye participaron los mindonienses Albino Nogueira Rodríguez (piloto) y Ángel J. Marful Castañal (copiloto), sobre un Seat 124 de color blanco.
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 A las doce de la mañana del 2 de febrero de 1908, se divisó desde el ?Campo da Cabana? de Foz algo parecido a un barco con la quilla vuelta hacia arriba. Inmediatamente salieron para la mar dos lanchas patroneadas por Tristán López Val y Alfredo Navarro y barra afuera observaron una enorme mole parecida a una ballena, que estaba muerta y venía hacia el interior de la ría.
Cuando les fue posible, sujetaron un cabo a una de las aletas del animal y dándole una vuelta por el vientre, consiguieron traerla hasta el punto denominado ?Peña del Carbón?, en donde se varó y amarró fuertemente.
El acontecimiento atrajo a Foz gran número de curiosos, llegados desde Mondoñedo, Barreiros, San Miguel, Fazouro, Ribadeo, Burela y Vivero. Al presentar el cadáver del animal señales de descomposición, tuvieron que hacerlo tapándose la nariz, del olor nauseabundo que desprendía. A los pocos días se efectuó el vaciado del animal ?empleándose en esta operación 20 hombres y siendo necesario que la corriente de la marea alta arrastrase la enorme masa intestinal?. Se comprobó que el animal no había sido muerto por arpón y si por asfixia.
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