 El lino es una planta herbácea, de hojas simples y de flores coloreadas, de cuyo tallo se extrae materia textil .Existen dos variedades de lino cultivado: una de flor blanca (lino de Sicilia, de América etc.) y otra de flor azul (lino de Riga, común etc.). El lino cultivado es planta anual de raíz pivotante, algunas veces ramificada en las buenas tierras, de tallo erguido, a veces también ramificado y cuya longitud oscila de los 0,60 y 1,20 metros.
Las tierras arcillosas fuertes rinden gran cosecha, pero dan fibra basta; las arenosas y calizas rinden poca cosecha y ésta es de fibra corta. Para su cultivo se requiere un terreno fértil y al mismo tiempo húmedo. Antes de realizar la siembra de la linaza se prepara muy bien el terreno, se estercola, labra, y rastrilla para que no queden piedras ni terrones en la superficie, a continuación se realiza la siembra, que se hace a voleo y se cubren las semillas con una grada, dejando la superficie plana. Cuando las plantas alcanzan cierto tamaño se hace un mondado a la superficie plantada, tarea que hacen por lo general las mujeres de la casa
Esta planta es muy apreciada por ser un material resistente al uso y al lavado, cómodo y fresco; muy apropiado para la confección de ropa interior, sabanas, manteles, encajes, tejidos para la decoración, toldos e incluso para la confección de otra tela más basta llamada ?estopa? etc. El cultivo de esta planta se conoce desde muy antiguo, dando incluso origen a una industria y a un comercio de cierta importancia.
En el archivo del Ayuntamiento de Mondoñedo existe una ordenanza del 28 de mayo del año 1536 que dice: ?que ninguno limpiase pan de póo en la plaza, ni calles, ni arrelear, ni mazar lino, so pena de diez días de cárcel?. En el mes de enero del año 1550 se hacen de nuevo otras ordenanzas relacionadas con el cultivo del lino; una de ellas dice: ?que ninguna persona de dicha ciudad mazase lino alguno en las calles ni en las casas de ella sopena de diez días de cárcel y de perder el lino que mazare y tuviere en la citada su casa para ello, excepto si fuese en el corral o en (sic) guerta?.
El lino se semienta en el mes de junio y se arrancan las plantas a finales del de julio y de un modo totalmente manual. Después se ?ripan? las plantas; es decir, se quitan las cápsulas globosas en donde se encuentran las semillas y estas se exponen un tiempo al sol, para obtener unas nuevas semillas.
Posteriormente se ?encorgan? las plantas durante 21 días en un pozo, dentro del cauce de cualquier corriente de agua y se sujetan con grandes piedras para no ser arrastradas por la corriente. Cuando son retiradas las plantas del pozo de agua, se lavan con detenimiento, se esparcen y se exponen al sol en el campo por espacio de un mes.
A continuación se ?enlotaba?y se introducía dentro de un horno de cocer el pan, aprovechando sus altas temperaturas, por un espacio de dos días .Más tarde se ?amazotaba?; es decir, se sacaba la corteza a todos los tallos. Por último se pasa a hilar; tarea que por lo general era realizada durante las noches de los meses de septiembre y octubre en el interior de pequeñas edificaciones del medio rural (fiadeiros) y por las mujeres de la casa.
Creemos que una de las últimas personas que cultivaron plantas de lino en tierras de Mondoñedo fue Adelino García García ?de Barbas? habitante del lugar de Pausalido (Pª de Santiago) que dedicaba cada año a su cultivo una pequeña parcela de terreno situada en la parte posterior de su vivienda.
Todos los años tenía asegurada la venta de su cosecha, pues un grupo de música tradicional de La Coruña, se desplazaba hasta su domicilio para comprársela integra.
Por medio de un artículo de D Eduardo Lence sabemos que en el año1787 la cosecha de lino en la provincia mindoniense es de 1763 arrobas (20274,5 kilogramos aprox.) y la importación es de 11088 arrobas de lino de Holanda y 690 de Castilla.
En una relación de fábricas e industrias establecidas en el distrito municipal de Mondoñedo del año 1875 nos encontramos con los siguientes telares de lienzos del país, cuyas propietarias eran: María Villalba de Cesuras, Josefa Fernández del Couto de Otero, Francisca Fernández de la calle de Las Angustias y Josefa Polo de Seivane, quienes trabajaban durante todo el año.(1)
Con el fallecimiento de nuestro vecino Adelino, posiblemente desaparece para siempre el cultivo del lino en las fértiles tierras mindonienses.
(1)-Archivo Municipal de Mondoñedo, estadística fabril e industrial, carpeta 883.
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 Revisando una parte importante de la documentación depositada en dependencias del Ayuntamiento de Mondoñedo de la Sociedad de Obreros Católicos de Mondoñedo, nos llamó poderosamente la atención, la existencia de nueve gruesos y bien cuidados tomos, relacionados con la Historia de las Guerras Civiles del siglo XIX, que comprende hasta el fallecimiento del Rey Alfonso XII. El autor de esta importante obra es D. Antonio Pirala.
En esos momentos se hallaba trabajando como archivero municipal nuestro amigo Antonio Muñoz, quien catalogó la documentación existente de la citada Sociedad; ya desaparecida hace unos años. Repasando el amplio contenido de la citada obra, nos parecieron muy interesantes sus excelentes grabados y algunos planos de acciones bélicas del siglo XIX. Algunos de ellos los fotografiamos con la intención de más tarde darlos a conocer.
Lo que también desconocíamos es que esta importante obra fuera donada por D. Enrique Costas Márquez, socio protector de la Sociedad de Obreros Católicos de Mondoñedo, en el año 1925, para la biblioteca de la citada Sociedad(1). Es ésta una obra que tanto por la perfección con que está editada como por su mérito literario e instructivo, aumenta el valor de dicha biblioteca. ?Tanto más grande sea la cultura de nuestros trabajadores, tanto mayor será la riqueza de los pueblos?(2).
(1)- D. Enrique Costas nació en Magadanes, Tuy, en el año 1861. Fundó los periódicos mindonienses ?La Defensa y ?El Cruzado?. En 1905 fue nombrado Arcipreste de la catedral de Mondoñedo, más tarde fue canónigo archivero y Deán. Explicó en el Seminario Santa Catalina las cátedras de S. Teología y Derecho canónico. Falleció en Santiago de Compostela en el año 1925, a donde había ido con motivo de sufrir una operación quirúrgica.
(2)- Semanario Justicia, 25 de julio de 1925, número 206.
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