 Además de las tareas del campo, muchas yuntas de bueyes de Mondoñedo eran utilizadas en otras tareas. Se usaban con mucha frecuencia en el transporte de madera, de piedra y maderas para las obras, de leña para vender en los domicilios o en la plaza del Seminario, transporte de pizarra, piedra para cargar las caleiras etc. Debemos tener en cuenta que no existían todavía en la comarca tractores y muy escasos camiones o camionetas. Muchas familias del mundo rural e incluso de algún barrio de Mondoñedo, por su fuerza y por su resistencia, disponían de algunas yuntas de bueyes con las que hacían el acarreo de mercancías: ?Bastián? del Coto de la Recadeira, ?O Lindego? del Coto de la Recadeira, José Otero, de la Casería, ?O Cura? de Cesuras, ?Barbas? de Pausalido, Atilano ?O Serrador?, de S. Vicente, ?O Músico? de S. Lázaro?, ?O Xan Pardo? de Cornide, ?O Leirón? de Maariz, ?Cosme? de S. Vicente; entre otros muchos. ¡Qué espectáculo escuchar aquellas fuertes voces con que los carreteros dirigían con maestría la yunta de bueyes y con la ?aguillada? al hombro!.
Con el transcurso de los años, a estos carreteros les ocurrió algún trágico percance, como el que relatamos a continuación: A las cuatro de la tarde del veinticinco de septiembre de 1914 en la carretera que por Villamar y Celeiro de Mariñaos se dirige al lugar conocido como ?a cruz do lobo?, del ayuntamiento de San Cosme de Barreiros fue hallado el cadáver de Andrés García Caselas, de 46 años de edad y vecino del Coto de la Recadeira de Mondoñedo. Muy cerca se hallaba un carro, de los que llamaban de volquete, cargado de piedras de sillería, que arrastraba una yunta de bueyes.
En el lugar del suceso se personó el juzgado y el médico municipal, que practicaron un minucioso reconocimiento al cadáver de Andrés y apreciaron un severo magullamiento de su cuerpo, producido por una rueda del carro. Sobre el carro fue encontrado un saquito de tela que contenía 99´20 pesetas. Se sospechaba que Andrés se quedó dormido y se cayó del carro, con tan mala fortuna que una de sus ruedas magulló su cuerpo de tal forma que le ocasionó la muerte instantánea. El carretero se dirigía con su yunta de bueyes cargado de piedra a la población de Rinlo (Ribadeo).
Andrés García Caselas era hijo de Santiago García, natural de Mondoñedo y de Francisca Caselas, natural del Coto de la Recadeira. En el momento de su defunción se hallaba casado en segundas nupcias con Andrea Ares Fernández, de cuyo matrimonio le quedaba un hijo menor de edad y llamado Manuel (1).
(1)- Registro Civil de Barreiros, Tomo 23 de defunciones, folio 186.
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