
La precaria situación económica de Galicia convirtió a muchos esforzados agricultores en temporeros del campo de Castilla. Los segadores gallegos eran muy apreciados por su actitud. Aquel duro, pero digno trabajo, realizado con hoz y a mano, tostados sus rostros por el sol, les aportaban unos modestos ahorros conseguidos con enorme sufrimiento, con los que de regreso a sus hogares saldaban algunas deudas o se sufragaban otros “rotos” caseros.
Los sufrimientos y las explotaciones, hicieron que muchos no soportaran el esfuerzo y en aquellas lejanas tierras quedaran para siempre. Antiguamente hacían el viaje a pie, a caballo o en mulo, normalmente utilizando caminos muy antiguos, durmiendo al aire libre o bajo algún cobertizo.
A las siegas del año 1862 marchó una cuadrilla formada por varios vecinos de la parroquia mindoniense de Santa María de Vilamor. Entre ellos, figuraban los hermanos Francisco y Antonio García, vecinos del lugar de Cima de Vila. Era el Mayoral de la cuadrilla Francisco Otero, vecino del lugar de Vigo.
Cuando se daban por rematadas las tareas de la siega en la localidad de Sanchidrián (Ávila) y la cuadrilla mindoniense preparaba el regreso a sus domicilios, Antonio García enferma de extrema gravedad y se queda para asistirlo su hermano Francisco. Los compañeros de cuadrilla al llegar a sus domicilios informan a sus familiares de la enfermedad de Antonio, de las escasas esperanzas de vida y de que se había quedado su hermano, para asistirlo.
Antonio García, de estado casado, de unos 46 años de edad, falleció el 23 de agosto de 1862. Se hallaba casado con María Díaz González, natural del barrio del Monfadal, de la antigua Rilleira de Ambroz. De su matrimonio le quedaban ocho hijos, alguno de tierna edad.
Antonio era miembro de la cofradía del Santísimo y de Nuestra Señora de la parroquia de Vilamor. Además de la misa funeral en la parroquial, se le dijo una misa por su alma a Nuestra Señora de Guadalupe, en su ermita de Grove (1).
Cuando el cura párroco de Vilamor (D. José Benito Cupeiro) es informado por la familia del fallecimiento en las siegas de Castilla de su feligrés Antonio García y cuando recibe una nota de su defunción, extendida por el párroco de Sanchidrián, cita a su presencia al Mayoral, Francisco Otero, al hermano del difunto, Francisco y al componente de la cuadrilla, José Sanmartín, para recabar mayor información del suceso y practicar su anotación de defunción en los libros parroquiales de Vilamor.
“Xa fai anos cando todos os que iban a Castela as segas, iban da pé, porque canto podían aforrar non pasaba de vintecinco pesos e iso inda levando muchila pr´o camiño” (Daniel Pernas Nieto).
(1)- Archivo Diocesano de Mondoñedo, parroquia de Santa María de Vilamor, libro 5 de defunciones, folio 75, vuelto y 76.
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