 El 27 de noviembre de 1758, se reúnen de forma capitular, la Justicia y Regimiento de Mondoñedo, para tratar sobre el Real Despacho, en el que se trataba la reedificación del ?Puente Nuevo? o de la Recadeira de Viloalle.
En aquellos momentos, se litigaba un pleito entre los vecinos de Santa María de Viloalle con los de las feligresías de Coubeira y Figueiras, sobre los reparos y reedificación del citado puente. Los vecinos de la feligresía de San Martiño de Figueiras abastecían de leña a la mayor parte de los habitantes de la ciudad de Mondoñedo, la que conducían en carromatos.
Dicho puente era de tres palos, con sus lastras por encima y se halla en el trazado del Camino Real. Los carros y caballerías pasaban por el río y en tiempo de invierno y crecidas lluvias era intransitable y con bastante peligro para carros y caballerías, por cuyas razones era muy necesario construir de nuevo otro.
D. Alejo Arias, dice que el puente nuevo, llamado también de la Recadeira: ?Se halla situado a cuarto y medio de legua de esta ciudad, términos de la feligresía de Santa María de Viloalle, en Camino Real, que transita o pasa al Valle de Oro, San Ciprian, Villa de Vivero y otras partes, muy preciso para todos los caminantes, pasan por él, no solamente los racionales, sino las caballerías y más ganado, en tiempo de invierno, por llevar crecido caudal de agua el río, sobre el que está y a la desembocadura de este en el río grande que llaman de Tronceda?.
Con motivo de los numerosos y cuantiosos daños ocasionados por las aguas de la terrible tormenta del mes de septiembre de 1761, que arrancó y llevo varios puentes existentes sobre varios ríos de los alrededores de la ciudad, que algunas casas y molinos quedaron atollados y muchas tierras de cultivo inundadas, que los pisos de los caminos desechos, muchos descoronados, desperdiciados los frutos de la tierra y que enorme fatalidad en particulares con la pérdida de los haberes y caudales que tenían en sus casas muchas personas, se proyecta la construcción de un buen puente de cantería de un arco de ocho varas de diámetro y de tres de alto bajo la clave, con el ancho correspondiente a dos porciones de calzadas a sus extremos, que es muy necesario construir en lugar de ?un infeliz? de madera que hay en el paraje llamado Recadeira, sobre el río que llaman de los Molinos de Abajo.
Este puente debía de ser de un arco de ocho varas y cuatro de ancho. Las serelas de él no han de exceder del alto de un pié y del tres cuartas menos tres dedos, cuyo arco se ha de fabricar abajo del puente viejo, siete cuartas en donde estará más firme. En la parte de Viloalle han de hacerse veintidós varas de calzada en cuadro, rozarse algunas paredes para que el camino quede más ancho. Del lugar del Coto, otras treinta varas de calzada, una pared de cuatro cuartas de alto y un paredón por la de San Lázaro para que le atraviesen las aguas, todo de cal y canto, cantería dura y bien profundada, con arreglo al mapa del ingeniero y militar D. Martín Gabriel. Su importe definitivo sumó la cantidad de 6.700 reales.
Con el paso de los años y con el aumento del volumen de los vehículos a motor, fue necesario ampliar considerablemente el puente. Se le adosó otro, totalmente construido de hormigón, lo que facilita el tránsito de toda clase de vehículos y para comodidad de los vecinos.
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