 Los montes que conocemos con el nombre de ?A Farrapa? se encuentran situados al Este de la población de Mondoñedo, entre las parroquias de Santiago de Lindín, San Pedro de Argomoso, San Vicente de Trigás, y Santa María Mayor; al Norte de la de San Bartolomé de Cadavedo (Pastoriza) y al Oeste de la de San Martín de Galgao (Abadín).
En la ladera de estos empinados montes, muy próxima a vertiente de aguas y en territorio de la parroquia de Santa María Mayor, se encontraba levantada una edificación, de planta terrena, que medía de frente ocho varas y de fondo diez. Esta edificación era propiedad a mediados del siglo XVIII de D. Baltasar Méndez, vecino de Ribadeo y lindaba por derecha e izquierda con otras propiedades del interesado y su alquiler regulaba doce reales de vellón al año. Por medio de documentos consultados, sabemos que el propietario de la edificación disponía de medio ferrado de hortaliza, de tercera calidad, de un ferrado de prado de regadío, de segunda calidad, de otro de tercera, de un ferrado de monte, de segunda calidad, todos ellos cerrados con muros de piedra.
En esta vivienda también existió una pequeña taberna y durante muchos años se realizó la ?Posta? de caballerías a las diligencias que transitaban por el antiguo Camino Real que pasaba por sus inmediaciones en dirección a Castilla.
El morador de esta inhóspita edificación, se dedicaba a las tareas del campo y a la cría de ganado vacuno, ovino y caprino y era conocido por los vecinos con el mote de ?O Farrapeiro?.
Los vecinos del barrio de Valiñadares, pertenecientes a la antigua Rilleira de Trigás, disponían de escasa superficie de monte para apacentar sus numerosos rebaños de ovejas y cabras, motivo por el cual ascendían con ellos hasta la cumbre del monte de ?A Farrapa?, causando algunos trastornos e importantes daños materiales en sus cosechas al ?Farrapeiro?. Los daños materiales y contratiempos iban en aumento y tenían difícil solución. ?O Farrapeiro? decide tomar medidas drásticas y oculta su cuerpo en numerosas ocasiones con plantas de hiedra, para no ser visto por los animales. Cuando una oveja o cabra, se acercaba a mordisquear en las verdes hiedras que ocultaban el cuerpo de ?O Farrapeiro?, éste la sujetaba con gran fuerza y la apartaba del rebaño; más tarde el animal era sacrificado y utilizado como alimento por parte de ?O Farrapeiro?. Podemos decir que cobraba los daños causados por el ganado, en especie.
Esta vivienda se hallaba deshabitada desde hacía ya muchos años y con motivo de la concentración parcelaria realizada en la parroquia en el año 1994 y el coincidir el trazado de una nueva pista, las palas excavadoras retiraron las ruinas de la mencionada vivienda para utilizarlas como relleno. De este modo desapareció para siempre esta curiosa vivienda, pero estas anécdotas todavía se comentan entre los vecinos de mayor edad de Argomoso.
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