 Casi al remate del trazado del camino por el que podemos ascender al paraje del Salto del Coro de Mondoñedo, parte a nuestra derecha un empinado sendero, conocido como ?O camiño das sete voltas?. Así llamado, porque durante su trazado, hasta ascender a las viviendas y fincas de labor del barrio de O Barral de Argomoso, realiza siete curvas.
En su empinado trazado, aproximadamente de unos 700 metros de longitud, su piso está cubierto de numerosas hojas caídas de los robles, castaños y abedules que lo jalonan. Muy cerca de su remate, las plantas de eucalipto lo invaden todo.
Este sendero fue muy usado, durante multitud de años, como atajo para descender a Mondoñedo, por los habitantes de Lagoa y Cadavedo (Pastoriza), por los de As Invernegas (P. Santiago), O Castro, O Barral, Escourido y Pardiñas de Argomoso.
Al llegar a su remate, divisamos a lo lejos las viviendas de As Invernegas; la cumbre del monte del Fiouco, con su espectacular Cristo; las viviendas de O Castro, donde nació la abuela paterna del médico y poeta D. Manuel Leiras Pulpeiro; las viviendas del Barral, con su capilla de finales del siglo XVIII y dedicada a San Antonio; A Pena Moura, con su estrecha cavidad, en la que se escondió durante la guerra civil Benito Expósito; las viviendas de Escourido; las de Pardiñas, donde nació el sacerdote y poeta D. José Ramón Veiga Blanco y As Plazas, donde se halla la edificación de la antigua escuela, hoy dedicada a refugio y donde tristemente fue privado de la vida el vecino de Ribadeo D. José Antonio Díaz Álvarez.
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