 Estos impresionantes hornos de calcificación de piedra caliza se hallan situados en territorio de la parroquia de San Martín de Galgao (Abadín) y a la orilla del cauce del río que conocemos como Valiñadares. Fueron construidos a comienzos de los años cincuenta. El motivo de su construcción fue para el aprovechamiento de los numerosos bloques de piedra extraídos de la cantera que no eran útiles para serrar en la fábrica de mármol conocida con el nombre de "La Competidora Universal". Antes de dar comienzo las obras de construcción de los citados hornos, los vecinos de Mondoñedo Bernardino González García "O Chapurro" y Ramiro González García "O Penasco" visitaron unos hornos que ya estaban en pleno funcionamiento en la zona del Barco de Valdeorras (Orense). Su construcción corrió a cargo de la afamada cuadrilla de canteros de Aveledo (Abadín), conocidos como "Os Braulos". Se demoró bastante su erección, al ser un lugar muy accidentado, al ser una obra de gran envergadura y al ser diez el número de operarios.
La piedra para las cocciones era trasportada en bagonetas metálicas que circulaban sobre raíles, teniendo que desplazarlas cargadas los obreros por encima de un mediano puente, construido con grandes cachotes de piedra, para poder salvar un apreciable desnivel. Los hornos se cargaban por su parte superior y las cocciones se realizaban con carbón mineral. Al disponer de una gran capacidad de carga, las cocciones alcanzaban un gran volumen. La cocción resultante aparecía en forma de piedras, a las cuales se le echaba agua para abrirlas. La extracción se hacía por la parte inferior del horno, por medio de una manivela, que hacía girar unas piezas metálicas dentadas. Al ser una tarea manual, los operarios sufrían graves problemas con las elevadas temperaturas y con el polvillo que desprendían las piedras cocidas. Por estas fechas las medidas de seguridad y de prevención de riesgos laborales casi no existían y los operarios resistían poco tiempo en este duro puesto de trabajo. La producción de estos espectaculares hornos era consumida por los vecinos de las parroquias más cercanas y la utilizaban generalmente para blanqueo de fachadas, en la construcción de muros, como desinfectante de las cuadras del ganado o en las tierras de labor. Por estas fechas se utilizó gran cantidad de cal de estos hornos en la construcción de los nuevos pabellones del Seminario Santa Catalina de Mondoñedo y en la Colonia del Arneiro.
Estos hornos no gozaron de mucho éxito, ni tuvieron larga vida; al ser mezclada la piedra blanca (muy dura) con la de color rosa (dura) y con la de color azulado (blanda) el producto resultante adquiría una tonalidad oscura, era poco manejable y no reunía unas condiciones óptimas para encalar las paredes de las edificaciones. Uno de los hornos (el de la izquierda de la imagen) no llegó a funcionar. Las canteras, la machacadora, la excelente edificación donde se hallaban las oficinas, la nave dedicada a taller y los hornos están completamente abandonados, algunos ya caídos en el suelo y otros pasto de la abundante vegetación.
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